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Emigrar a España: cuál es la mayor dificultad de los argentinos que se van y por qué

Muchos consiguen trabajo, pero no tienen dónde vivir. Qué requisitos piden y alternativas para conseguir piso.

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Para conseguir un piso en España no sólo es cuestión de dinero: también pesa qué pasaporte se tiene. Foto Archivo
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Como si Buenos Aires y Madrid no tuviesen ya muchas cosas en común, el panorama inmobiliario se suma a la lista. Hay pocos “pisos” en alquiler para mucha gente. Y cada vez piden más euros por menos metros cuadrados. 

El desequilibrio entre oferta y demanda y las subas de la inflación (con su diferencia abismal) están en ambas capitales, pero los distinto es que mientras acá se desesperan por inquilinos extranjeros, para cobrarles en dólares cada mes, en España casi que prefieren “solo españoles”.

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Así, todo es un poco más complicado para los argentinos que emigran. En España es más difícil encontrar casa que trabajo.

Hay dos clásicos escenarios para alquilar siendo inmigrante: por inmobiliaria o particular. Nada extraño. Es entre los dos grandes tipos de aspirantes a inquilinos donde el panorama se complejiza.

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Quienes trabajan por “cuenta ajena” (en relación de dependencia), van a tener que presentar DNI (si se tiene la nacionalidad española o el NIE, que es el Número de Identificación de Extranjero), contrato de trabajo con una antigüedad mínima de un año, últimas nóminas (recibos de sueldo) y, si ya se alquiló antes, suma mucho mostrar facturas de servicios pagos a su nombre.

En cambio, quienes trabajan por cuenta propia (freelance, emprendedores), según dicen los argentinos que se quejan de esto por TikTok, tendrán que presentar “sangre de unicornio”. Eso es una exageración, claro. Pero es una buena imagen para hacerse a la idea de los requisitos.

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“Estoy acostumbrada a que me la hagan difícil aunque tenga la ciudadanía. Te piden DNI, alta de autónomo, estar al día con tus cuotas de seguridad social, última declaración de renta, declaraciones trimestrales (impuestos), movimientos bancarios. Esto es así si ya estás trabajando en España. Si acabás de llegar, son más exigentes. Como pagar dos meses por adelantado. Si vas por inmobiliaria, un mes + IVA”, detalla Daniela, que emigró hace cuatro años.

Ella considera que alquilar “es el mayor dolor de cabeza de vivir en España”.

Lo mejor, dice, es arreglar las condiciones directo con los propietarios, “no pagar nada de nada antes de ver el departamento” y asegurarse de que en ese piso “te vas a poder empadronar”. Esto es fundamental para el trámite de la residencia y se evitan complicaciones si los propietarios no siguen empadronados en esa vivienda.

En grandes ciudades como Madrid, los alquileres son prohibitivos para los inmigrantes. Foto EFE

“Estoy en Barcelona desde 2020 y me mudé cuatro veces. Nunca me ocupé yo del alquiler. Busqué por app algunos temporarios. No tengo ciudadanía europea y me avisaron que era lo primero que preguntan los caseros (propietarios) y que si no, ni me iban a responder los mails. Siempre elegí pisos donde ya esté todo eso resuelto y que no seamos más de cinco. Lo mejor es la compañía, gente que está en la misma que vos y se vuelve amiga”, cuenta Josefina (37). 

No hay que pensar en lo que acá llamamos “piso”. Así les dicen a los departamentos que tienen más de un ambiente. Los “mono” son allá minipisos.

Compartir piso o alquilar una habitación permite escapar de los 1.200 o 1.400 euros que se pueden pedir en Madrid, Barcelona, Málaga o Sevilla. Además, lejos del centro es hasta un 60% más económico. Pero no baja de 500 euros por persona. Más la”fianza” (un mes extra como garantía en caso de impago o para posibles reparaciones), que es legal pero no obligatoria.

En el plano de los euros -ya no de los papeles- es clave saber que, por ejemplo, en Sevilla el precio del alquiler baja un 30% si se está a 30 minutos del tren del centro de la capital andaluza. Todos estos datos están en los grupos de Facebook de compatriotas que ya están en suelo europeo. Pero hay expertos argentinos que asesoran a otros argentinos en este tema.

¿Cuánto más difícil es habitar que trabajar?

Entre las exigencias legales, están también las preferencias de los propietarios.

“Abstenerse gente que teletrabaje”, “Se requiere contrato indefinido con nómina de 2.100 euros”, “Es indispensable tener más de 35 años”, “Vida laboral activa demostrable durante los dos últimos años”, “Ingresos anuales de 25.000 euros”, “Señal en efectivo”, “Fianza, garantía, depósito, mes en curso y honorarios a la agencia más IVA”,​ publicó el diario español El País, para exhibir los restrictivos anuncios virtuales hasta para los españoles.

Entonces, para los argentinos es un nivel arriba de restrictivo.

“Depende dónde te radiques. En Madrid o Barcelona alojarse es muy complicado. Es muy, muy difícil lograr alquilar un departamento para uno solo o en pareja. No solo por los precios, sino porque los propietarios prefieren no alquilar a un recién llegado, ni aunque ya haya conseguido trabajo”, explica Lucio Boggio, quien hace casi 20 años que emigró a Barcelona y brinda consejos gratis desde el blog del estudio www.mbtabogados.com.

Casi todos los inmigrantes, dice Boggio, resuelven esto al alquilar una habitación dentro de un departamento compartido. “Para eso ayudan mucho los contactos, pero también hay apps dedicadas exclusivamente al alquiler de habitaciones”, detalla. 

La parte positiva de las grandes ciudades es que es fácil conseguir trabajo. En pueblos o ciudades pequeñas de España la situación suele ser al revés.

Sobran viviendas, pero no hay trabajo. Y, por lo general, habrá que desplazarse varios kilómetros hasta una ciudad más grande donde se pueda trabajar”, puntúa Boggio.

Más allá de Booking.com o Airbnb, ArgentApp es una aplicación que busca facilitarles especialmente a los argentinos la estadía por motivos personales o laborales. Eliana Diehl es la porteña que la creó y dice que “por experiencia sabemos que de 10 familias que vienen a casa de conocidos o familiares, 9 se van antes del mes”.

Más que “sangre de unicornio”, la desarrolladora digital cree que residir allá en realidad requiere una planificación cuidadosa y mucha paciencia. Da un consejo clave: activar el modo buscar vivienda después de haber obtenido la visa o permiso de residencia. Es que hacerlo antes no conduce al estilo de vida por el que, en muchos casos, se decidió partir.

“La vivienda en España puede ser cara en Madrid o Barcelona, pero podés encontrar hasta casas grandes en las afueras. Hay que buscar en más zonas y antes de mudarse siempre asegurarse de que sea un lugar seguro y cómodo“.

Según Fotocasa, un sitio con 5.250 ofertas para alquilar en Madrid, los precios están es su máximo histórico. No sólo en el centro de las capitales. En Getafe, Leganés o Móstoles el promedio son 900 euros al mes. Idealista, que tiene 10.680 anuncios de casas en Madrid, hace hincapié en el fenómeno del alquiler exprés: “Pisos que desaparecen al poco de anunciarse”. En menos de 24 horas.

Permanecer sin papeles dificulta el acceso a los trabajos mejor remunerados. Pero incluso hasta para ser “lavacopas”, que arranca en la base de 800 a 1.000 euros por mes. Las multas para empleadores son muy altas y es por eso que evitan a estos postulantes.

Si se está en esa situación se consiguen “en cuestión de días” trabajos de limpieza en casas particulares o cuidando adultos mayores, niños o enfermos.

Para quienes no lleguen tan improvisados a España y luego no cobren el salario mínimo, tampoco es fácil alquilar.  Ahí aparecen más servicios de argentinos para argentinos.

“Acompañamos en el proceso de búsqueda del nuevo hogar. Analizamos las necesidades y comenzamos a hacer una búsqueda pormenorizada y ajustada al presupuesto del cliente”, cuentan Lorena Ribichini y Mariana Moreau, fundadoras de Argentinas en Madrid.  Eso se llama relocation.

Tras filtrar por precio, ubicación y exigencias, definen tres viviendas preseleccionadas. “Las podemos visitar en persona al estar en Madrid o a través de videollamada, para que al llegar a España puedan ingresar directo, sin necesidad de pasar previamente por un alquiler temporario”, explica Lorena.

“Vivo con una amiga y en alquiler gasto unos 400 euros. Valencia es un pueblo grande pero con vida de ciudad. Es la tranquilidad con un poquito de ruido cuando lo necesitás”, dice Melissa (27), que hasta hace un año vivía en Belgrano. Es psicóloga, cobra 1.800 euros por mes en una empresa sociosanitaria y consiguió trabajo “enseguida”.

Melissa (izquierda) y sus amigas en Valencia. Dice que pudo conseguir un piso bien ubicado por su ciudadanía italiana.

Gracias a su ciudadanía italiana no tuvo complicaciones para obtener el NIE (verde, definitivo), pero su amiga, también inmigrante argentina, resalta que “la gran ventaja” del pasaporte rojo fue conseguir un piso “tan lindo y a buen precio, donde acepten perro“.

Estar lejos de “la capital” en España no es lo mismo que en este país. Además de las unidades eléctricas y la conectividad plena de transportes, las tarifas se mueven en la banda baja en comparación con otros países europeos.

Barcelona no se plantea ofrecer transporte gratuito a sus ciudadanos, como lo hace Madrid en ciertos días, pero hace dos años que no sube el precio de los “billetes”.

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