El avance de la inflación comenzó a mostrar cierto efecto en los niveles de consumo, y tanto consultoras como empresas ya miran de reojo lo que pueda ocurrir con el consumo. Los últimos datos que difundió el Indec muestran que las ventas en los supermercados se estancaron y cayeron 0,1% en marzo, una situación que para los privados representa una tendencia.
“Lo que se comienza a ver ahora es un proceso hacia la baja. Hoy es difícil determinar a qué niveles se podría llegar, pero lo que se ve es una tendencia negativa tanto en el consumo como en la actividad“, sostuvo el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de Analytica.
Los empresarios, en tanto, tienen una visión muy similar. De hecho, entienden que el menor ritmo de consumo ya se hace sentir, aunque no se atreven a hacer previsiones respecto de las cifras que se podrían alcanzar a fin de año.
Dependiendo del grado de profundidad que se alcance en este sentido, se estima que los sectores que más podrían sentir el golpe son aquellos más ligados al esparcimiento, y los alimentos que no se encuentran entre los de primera necesidad.
Esto, desde ya, tendría también un impacto directo sobre el nivel de actividad, e incluso del caudal de toma de personal de las empresas.
Para Facundo Aragón, socio de la consultora Compass LA Business Analytics, el proceso de baja en el nivel del consumo tiene lógica. “Se venía de comparaciones contra períodos de actividad inferior a la actual a raíz de la pandemia, es decir con un piso bajo. Ahora lo que vemos es tal vez situaciones más ‘reales’, por lo que comienzan a aparecer otras cifras“, sostuvo el economista.
OTRA POSTURA
El Gobierno, al menos hacia afuera, tiene un discurso diferente. Entiende que el estancamiento del consumo que se registró en marzo no representa un peligro de cara al futuro, y que la prevista baja progresiva de la inflación colaborará con una reactivación del ritmo de actividad.
Consultoras y empresas no descartan que se pueda dar algún crecimiento en ciertos casos, aunque apuntan que esto tendrá que ver más con “situaciones puntuales” que con un avance consistente.
Por ejemplo, destacan que se podría llegar a ver ciertos repuntes en momento en los que se apliquen algunos aumentos salariales acordados en paritarias, e incluso cuando se gatillen las revisiones de sueldos acordadas por varios gremios, y que se irán sucediendo en el año.
Al respecto, sin embargo, Aragón destaca que “con los índices de inflación que se vienen dando será muy complejo que muchos trabajadores recuperen poder de consumo, ya que son pocos los gremios que, al menos, le habrán ganado a la inflación“.
La consultora Ecolatina va en el mismo sentido y advierte sobre la disparidad de velocidad que hay entre el crecimiento de la inflación y los salarios. “La marcada aceleración inflacionaria, que desde el segundo semestre de 2021 fue contrapesada en materia de ingresos por la reapertura de paritarias, posiblemente comience a hacer mella en el poder adquisitivo en adelante“, afirma.