El año que ya dejamos atrás, fue sin lugar a dudas marcado por la pandemia del coronavirus que afectó a todo el mundo, y en nuestro país obligó a cambiar las prioridades políticas. Tal es así que el presidente Alberto Fernández debió recurrir a la herramienta del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de manera casi cotidiana.
En total, se estima que en los doce meses del año pasado, el primer mandatario firmó un total de 76. Es importante destacar que este tipo de norma es una herramienta prevista en el artículo 99 inciso 3 de la Constitución nacional para casos excepcionales.
En el inciso número 3 del artículo 99 de la Constitución Nacional, se indica que el jefe de Estado está habilitado a dictar este tipo de decretos “solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos” por la Carta Magna para la sanción de las leyes.
La Constitución también establece que esto debe hacerlo “en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de Gabinete”. Sin embargo, el texto aclara que los DNU no pueden ser en temas que “regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos”.
A lo largo del 2020, Alberto Fernández tuvo que recurrir a esta herramienta para avanzar en cuestiones que fueron desde el establecimiento de la cuarentena (y sus renovaciones) hasta la prohibición de despidos, pasando por el congelamiento de hipotecas y alquileres.
En lo que se refiere a los números, en promedio, el presidente firmó un DNU cada casi cinco días: es decir, uno por semana. Su antecesor, Mauricio Macri, en los cuatro años de gestión de Cambiemos había firmado un total de 73 decretos de necesidad y urgencia.
