Parecen tiempos de guerra. La batalla es silenciosa y el enemigo invisible. Todos se muestran alertas en un campo de enfrentamiento con calles y rutas desiertas, por momentos patrulladas por policías o por personal municipal. Con ciudades y pueblos en los que ya no se sale e ingresa fácilmente. Accesos bloqueados con montículos de arena, vehículos pesados y ramas de árboles. Hay gente que como soldados centinelas están firmes “para controlar el paso solo permitido -se explica- para quienes justifican la salida de sus casas”. O para detectar a quienes, pese a estar con algún síntoma compatible con los males que nos acechan, han salido a la vía pública.
En el interior tucumano casi todas las comunidades en estos últimos días han instrumentado controles sanitarios en el afán de evitar la propagación del covid-19. Se trata de puestos impulsados por las autoridades locales, y también por los propios vecinos, alarmados por los efectos de la enfermedad en otros países.
El autoaislamiento de poblaciones enteras se hizo común. “Esto es verdaderamente una batalla que no tiene un oponente que se lo pueda ver. Es un virus que va de persona a persona y hay que frenarlo. Además del coronavirus, enfrentamos al dengue. En nuestro municipio se controlan los accesos y se trata de hacer tomar conciencia a la gente sobre el peligro al que estamos expuestos y la necesidad de cuidarnos”, dijo la intendenta de Alberdi, Sandra Figueroa. Esa ciudad es una de las primeras en profundizar las medidas de control y prevención en los accesos con la utilización de termómetros digitales adquiridos por el municipio.
Los aparatos, que también fueron entregados al hospital local, permiten detectar a las personas con fiebre. Fueron muy útiles en los últimos días cuando comenzaron a llegar cientos de trabajadores golondrinas desde el sur del país. Según Figueroa, hasta ahora todos los que arribaron lo hicieron sin ningún síntoma. En todos los pueblos y municipios, los accesos se redujeron a menos de la mitad para hacer más efectivo los controles.
En Arcadia, de los cuatro principales que están por la ruta 38, sólo quedaron dos. En el resto se instalaron atravesando carros cañeros y troncos de árboles. Policías, voluntarios del pueblo y personal municipal controlan rigurosamente a las personas que ingresan o que salen con fines justificados. Al mismo tiempo los rodados en que se movilizan son rociados con desinfectantes. “Al margen de la gente que tiene residencia aquí, se permite el ingreso controlado de quienes vienen a dejar en los negocios locales mercaderías u otros productos. De las familias solo puede salir un miembro en caso necesario. Es una medida dura pero necesaria. Es que hay gente que aún no entiende que estamos en emergencia epidemiológica” advirtió Ricardo Bustamante, vecino y operario de la comuna local.
En Concepción
En La Perla del Sur la labor de bloqueo de los accesos no fue tan fácil instrumentar en razón de que por el municipio pasan dos rutas nacionales: la 38 por el este y la 65 por el oeste. A lo largo de estas carreteras son nueve los accesos y otras tantas las salidas. De lado de cada una de esas rutas quedaron solo un acceso. “La idea fue conformar una especie de cuello de botella en el lado este y sur que nos permita tener un control riguroso del tránsito en el marco de las reglamentaciones dispuestas por la crisis epidemiológica”, explicó el intendente Roberto Sánchez. “Es una medida que debimos adoptar a causa de que muchas personas aún no toman conciencia de la emergencia que vivimos. Y nos vemos obligados a profundizar los controles” advirtió. La mayoría de los accesos fueron bloqueados con montículos de áridos que impiden el paso de los rodados. En estas últimas jornadas, el jefe comunal también dispuso reducir de 8 a 16 la atención de los negocios dedicados a la venta de comestibles y otros productos. Los delivery podrán trabajar hasta las 22 y las farmacias durante todo el día.
En tanto, el pueblo de La Madrid, acobardado por los frecuentes castigos de la naturaleza, con inundaciones, desde hace casi dos semanas permanece aislado. Se trató de una decisión que aunque la instrumenta la comuna local, fue impulsada por los propios vecinos con el fin de evitar la propagación del coronavirus. Todos los accesos al lugar permanecen bloqueados y solo por uno se permite el ingreso a los proveedores de farmacias y de mercaderías a negocios. Estos previamente son revisados por personal de la salud desplegado en los controles. La medida, dispuesta por el comisionado comunal Héctor Soria Chanta, es puesta en práctica con personal de la comisaría local y del hospital Ramón Mazza. En la disposición comunal se establece que “ningún lugareño podrá salir excepto en casos de emergencia de salud”.
A contrapelo de lo que sucede en casi todos los pueblos y ciudades, los pobladores de Taco Ralo están preocupados porque en los accesos al lugar no se observa ningún control sanitario. “Por favor las autoridades comunales tomen los resguardos necesarios contra el coronavirus”, imploran los vecinos a través de publicaciones en las redes sociales.