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En lo que va del año, la canasta tucumana se encareció $ 28.600

Una familia tipo necesitó $ 97.278 para no caer en la pobreza. Subió más que la inflación

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CONSUMO LOCAL. Alimentos y bebidas son los artículos de mayor demanda en los supermercados. REUTERS
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La Canasta Básica Total (CBT) se encareció un 42% en los primeros cinco meses del año. Según los datos de la Dirección de Estadística de la Provincia, en mayo último, esa canasta que delimita el nivel de ingresos para que una familia no caiga en la pobreza llegó a los $ 97.278 para el caso de una familia tipo tucumana. Lo más llamativo es que, desde que arrancó este año, se incrementó en $ 28.600, un valor equivalente a la mitad de un salario mínimo vital y móvil en el país. La evolución del valor de la canasta pone una vara alta para la medición semestral de la pobreza. Como dato comparativo, si esa familia dependiera tan sólo de un salario registrado (estimado en unos $ 72.000), no le alcanzaría para cubrir las necesidades alimentarias y los gastos mínimos en servicios a ese grupo familiar promedio.

La suba de la Canasta Básica Total supera holgadamente al comportamiento de la inflación en los primeros cinco meses del año que, según los datos oficiales, acumula un 27,7% de reajuste. Pero, además, arrastra el peso de las actualizaciones tarifarias y de los gastos en indumentaria.

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En el caso de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que establece los ingresos mínimos para no caer en la indigencia, el área conducida por el economista Raúl García la ha calculado en $ 41.750 para un matrimonio con dos hijos pequeños, con un incremento de casi $ 10.518 desde que arrancó este 2022 (33,7% de variación en el período).

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El costo de la Canasta Básica Total y el Costo de la Canasta Básica Alimentaria, son medidas estadísticas que indican, no sólo el valor de una canasta de consumo promedio, la primera que además de alimentos incluye otros rubros, como salud, transporte, indumentaria, y la segunda que sólo mide el costo de alimentarse, sino también los umbrales de pobreza e indigencia respectivamente, explica el economista Eduardo Robinson. Es así, que una familia tipo dos adultos y dos menores, en promedio, necesitaron en mayo pasado casi $ 100.000 para no caer en la pobreza, desde el punto de vista estadístico. Mientras que, en el caso de la Canasta Básica Alimentaria, llegó a casi $ 45.000, como mínimo para no caer en la indigencia. Es decir, en no poder suplir los requerimientos mínimos de alimentación.

Hoy la economía se mueve por detrás de la inflación, apunta el consultor. El nivel general de precios lidera la carrera, y le siguen los salarios, el tipo de cambio, las tasas de interés, la demanda de dinero. “Es claro, que los salarios vienen corriendo detrás de los precios. Por ello, el temor del gobierno es que la carrera la gane por lejos la inflación y se termine enfriando el consumo”, puntualizó Robinson en diálogo con LA GACETA. De ahí los refuerzos tipo IFE de comienzos de año, la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y la readecuación de facturación a Monotributistas y Autónomos. Más inyección de efectivo destinado al consumo, que es un espejismo llamado ilusión monetaria. Más billetes, pero menos poder de compra.

La pregunta pertinente sería, ¿cómo se puede quebrar este círculo vicioso de precios-salarios? o ¿en qué contexto los salarios pueden ganarle a la inflación?, “Los salarios, en una economía no inflacionaria, se ajustan por productividad. Esto es, por lo que el trabajador agrega a la producción. Esto explica las diferencias salariales entre países. Los salarios europeos, son, en promedio, más elevados que los de países de América latina, porque la productividad es más alta”, apunta el especialista. Y esto es así porque hay mayor disponibilidad de capital por trabajador. De ahí la relevancia que tiene la inversión para mejorar la calidad de los salarios. Con bajo bajos niveles de inversión, el factor trabajo es menos productivo. En la economía argentina, caracterizada por una elevada inflación, los salarios no se rigen por la productividad, explica. Por ello, la forma en que se pueda recuperar el poder de compra del peso, es reduciendo la tasa de inflación e incrementando la inversión. De lo contrario, con empleos de baja productividad, los salarios serán bajos, por ende, bajo el nivel de ahorro y de inversión, finaliza Robinson.

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Las ventas totales a precios corrientes sumaron $ 177.148 millones, de las cuales 30% se hicieron en efectivo, mostrando un incremento del 61% respecto a igual mes de 2021, casi en línea con la inflación. Según los datos del Indec, en el caso de Tucumán, el gasto por visita a un supermercado ascendió en abril a $ 3.073. El organismo informó que las ventas totales de las 32 bocas de expendio localizadas en la provincia llegaron a los $ 3.010 millones.

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