Toda historia difiere según la narrativa. No es el autor, el guionista, el director, la sala, el teatro o el set, los actores, la época, la estética o el género. Es el contexto el que engloba la trama. Una misma historia puede contarse de forma policial, romántica o documental. La misma historia puede tener infinitas versiones, sesgos, ideologías o estilos artísticos. Lo único que no cambia son los datos, salvo que sean fraguados o adulterados. Es por ello que esta serie periodística denominada “Cómo se mueven los tucumanos” intenta reunir información incompleta, inconexa, desarticulada, inexistente o desactualizada, y fundirla en una misma narrativa con los datos que ya existen.
La movilidad urbana en el Gran Tucumán o Área Metropolitana de Tucumán (AMET), y en la provincia en general, tiene dos versiones (narrativas) muy distintas: la que se desea o se presume, y la real.
En el plano imaginario, la centralidad está ocupada por el transporte público (colectivos y taxis), que utiliza mayoritariamente la clase trabajadora, los estudiantes y los jóvenes, y los autos particulares, elegido principalmente por las clases media y alta, gente con más voz y voto, y por ello se constituye en el parámetro para mensurar todos los asuntos de movilidad. En el tránsito todo gira en torno a los autos, tema que abordaremos más adelante.
Un giro drástico
El último estudio exhaustivo y profundo que se realizó sobre movilidad urbana en el Gran Tucumán se publicó en 2011, durante la tercera intendencia de Domingo Amaya, en base a datos recopilados en 2010. Fue un trabajo interdisciplinario del que participó la Secretaría de Transporte de la Nación, el gobierno de la Provincia y la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, en el marco del Proyecto de Transporte Urbano para Áreas Metropolitanas (Ptuma), cofinanciado por la Nación y el Banco Mundial.
Allí se precisaba que 1,1 millones de habitantes del Área Metropolitana realizaban 1,5 millones de viajes por día. El 35% lo hacía en colectivos, el 22% a pie, el 18% en autos particulares, el 14% en motos, el 6% en taxis, remises o transportes escolares, y el 3,5% en bicicleta. Cada persona realizaba 2,5 viajes por día hábil, y 1,4 contando toda la semana.
BICIS Y MOTOS. Una postal clásica en las calles de Tucumán.
Sobre esa base siguen gestionando la Provincia, los municipios y las comunas, aunque luego de 15 años la metrópolis ha mutado drásticamente.
Hoy en el Gran Tucumán residen más de 1,4 millones de habitantes, lo que arroja 3,5 millones de viajes por día hábil y casi dos millones de viajes promediando toda la semana.
De ellos, sólo 82.000 viajes se realizan en ómnibus en la capital, y 77.000 en el área metropolitana, que sumados totalizan 160.000 boletos por día.
Del 35% de los traslados en ómnibus que se hacían en 2010 se ha reducido al 8% en el área metropolitana, según los cortes de boletos de 2024, una cifra que continúa cayendo en 2025.
En el total provincial, con dos millones de habitantes (1,8 según el censo de 2022), deben sumarse unos 140.000 viajes diarios de las denominadas “líneas rurales”.
Deberían ser 1.200
En Tucumán el transporte público de ómnibus se divide en tres segmentos: urbano, metropolitano y rural. Pronto serán dos, el de la capital (tarjetas Sube y Suben) y el metropolitano y rural, que se unificarán con la nueva tarjeta Independencia.
En la provincia existen 1.200 colectivos habilitados para transporte de pasajeros (sin contar los de larga distancia), aunque no todos están en servicio.
Más o menos se dividen en partes iguales: 400 en la capital (14 líneas), 400 en el área metropolitana (17 líneas) y 400 rurales (23 líneas). Hay en total 54 líneas, aunque varias pertenecen a una misma empresa o propietario.
ESPERA. El servicio debería ofrecer un frecuencia ideal de siete minutos.
De los 1.200 coches, poco más del 50% está prestando servicio, según la línea. Por ejemplo, de los 394 colectivos que poseen las 14 líneas de la capital, la Municipalidad estima que sólo 250 llegan a circular como máximo, y que según el día pueden ser bastante menos.
De allí que la frecuencia horaria entre un colectivo y otro puede variar entre 15 minutos y más de una hora, cuando el tiempo ideal debería ser de siete minutos.
Toda esta información será exacta cuando entren en pleno funcionamiento las nuevas tarjetas, que proporcionarán una enorme cantidad de datos que hoy no están disponibles.
Un gran avance en cuanto a datos se produjo en la capital con la puesta en marcha del Centro de Monitoreo de Movilidad Urbana, en noviembre pasado, que en base a GPS y a cámaras instaladas en las unidades se puede medir la frecuencia de los ómnibus en tiempo real, entre mucha otra información relevante.
Si hoy sólo el 8% de los viajes en el área metropolitana se realizan en ómnibus, quiere decir que hay algo que los tucumanos no estamos pensando correctamente. La centralidad en materia de movilidad ya no la tienen los colectivos, porque se ha ido desplazando hacia otros medios de transporte más económicos y eficientes, como veremos en los próximos capítulos. Sin embargo, la política sigue diseñando proyectos y realizando anuncios sobre una ciudad que ya no existe.
¿Efecto de la pandemia?: millones de boletos menos
En 2019 se realizaban 55 millones de viajes por año en colectivo en la capital, A causa de la cuarentena por la covid-19 ese número se redujo a menos de la mitad. Sin embargo, superada la pandemia, el corte de boletos siguió cayendo, ya no por la enfermedad, sino porque la gente fue encontrando otros medios de transporte más eficientes. En 2024 se registraron 30 millones de viajes en la capital, 15 millones menos que en 2019. A nivel metropolitano y pese al crecimiento demográfico, se pasó de 48 millones en 2019 a 28 millones el año pasado, 20 millones de pasajes que migraron hacia otros medios de transporte.
