En medio del escándalo en Capital Humano, Milei se juega la aprobación de la Ley Bases para atraer inversiones

Seis meses es más que suficiente para que el gobierno de Javier Milei empiece a resolver temas cruciales de su administración. El tiempo de las excusas parece acabarse.

En junio, deberá resolverse el destino de la Ley Bases y la reforma fiscal; se conocerá la inflación de mayo y la tendencia para el mes, y la quita de subsidios volverá a disparar los aumentos de luz y gas.

Además, Javier Milei irá por nuevas promesas de inversiones y se sabrá si la corrupción se enquistó en algunos sectores del Ministerio de Capital Humano con la contratación de personal o la distribución de alimentos.

Pero también junio encontrará al presidente fuera del país por un tiempo prolongado. Entre el 13 y el 15, estará en la cumbre del G7 en Italia. Un día después, irá a Suiza por la Conferencia de Paz por Ucrania. El 19, se encontrará en París con el jefe de gobierno francés, Emmanuel Macron, y el 21 volverá a España para recibir un premio liberal.

A Milei parece no molestarle que algunas cuestiones de su administración se definan, para bien o para mal, cuando está en el exterior. El escándalo de miles de toneladas de alimentos sin repartir es el mejor ejemplo.

El Presidente puso a salvo de cualquier responsabilidad a su ministra preferida, después del jefe de Economía, Luis Caputo.

Sandra Pettovello fue puesta al frente de un superministerio que, a contramano del manual de cualquier gobierno, engloba a la asistencia social, la educación, la salud, el trabajo y otras áreas más.

Capital Humano está al frente de los ministerios que más funcionarios echaron o renunciaron. Superan la docena.

“Es la mejor ministra”, dijo Milei desde San Francisco. Tanto él, como su hermana Karina, siguieron paso a paso el escándalo en línea directa con Pettovello.

Desde allí vino el visto bueno para el despido de Pablo De la Torre como secretario de la Niñez y Familia.

Es hermano de Joaquín de la Torre, histórico dirigente del peronismo y uno de los barones del conurbano, que fue intendente de San Miguel y exministro de Producción y Gobierno de la provincia, y supo tejer una alianza con Mauricio Macri y hasta estos días con Milei.

El escándalo tuvo su efecto directo en la Legislatura bonaerense, donde provocó un sismo en la flamante unión de la Libertad Avanza con el macrismo y otros aliados.

¿Es Pablo de la Torre el pato de la boda o un eslabón más de corrupción o ineptitud en la compra y distribución de alimentos y en la contratación de personal?

Por lo pronto, la ministra dio órdenes para que se denunciara a De la Torre y otros funcionarios ante la Justicia y la Oficina Anticorrupción y lo despidió con un duro comunicado. Lo mínimo de lo que se lo culpa es de falta de transparencia.

Hay dos cuestiones que se cruzan. La utilización de contratos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que habrían servido para pagar sueldos y financiar la política y el pésimo manejo de miles y miles de toneladas de alimentos que se vencieron o están por vencer.

A la luz de los principios de Milei, este escándalo sería típico de “la casta” a la que combate. Pero ocurrió en su gobierno y en el ministerio más poderoso.

Pero no solo en Capital Humano están las renuncias y los despidos a la orden del día. Desde que La Libertad Avanza llegó a la Casa Rosada, alrededor de medio centenar de funcionarios fueron eyectados de sus cargos, comenzando por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, un viejo conocido de Milei.

Posse perdió la confianza del Presidente, pero también de “El Jefe”, la poderosa hermana de Milei, Karina. Y tuvo un fuerte enfrentamiento con Pettovello. En el medio, sospechas de escuchas y seguimientos por parte de los servicios de inteligencia (AFI), que dependían de la jefatura de Gabinete.

El exministro del Interior, Guillermo Francos, reemplazó a Posse y se devaluó esa cartera política a Secretaría, algo inédito en la historia argentina. Pero eso, a Milei poco, le importa.

Francos tiene la musculatura política que no posee Posse y eso le sirvió para negociar con “la casta” de diputados, senadores y gobernadores para que tengan dictamen la Ley Bases y el paquete fiscal.

Tiene 11 días para asegurar los votos en el Senado que permitan la aprobación en general, en principio, el 12 de junio, y evitar una sangría cuando se traten en particular.

Es un hecho que volverán con modificaciones a la Cámara de Diputados y nadie puede asegurar qué ocurrirá en ese escenario.

Milei tiene una mezcla de ansiedad y furia con estas leyes. Necesita dar en el exterior señales de gobernabilidad y de que están dadas las condiciones para que lleguen las esperadas inversiones. Porque, por ahora, son todas promesas.