En las últimas horas, una serie de homicidios callejeros bañaron de sangre las calles de Tucumán. Sobre todo, las de la ciudad capital. ¿Qué es lo que sucede en una provincia cada vez más violenta? Las causas son variables y están enraizadas en profundos años de desigualdad económica y falta de oportunidades genuinas para buena parte de la población. Pero ¿qué es lo que hacen los funcionarios públicos a todo esto?
Cobran abultados sueldos del Estado, los cuales paga cada contribuyente para recibir los servicios básicos que funcionan en cualquier lugar del mundo, menos aquí. ¿Cómo exigirles a efectivos de la Policía recién egresados de no más de 21 años que hagan lo que el ministro de Seguridad no hace? Claudio Maley no da la cara mientras los delincuentes hacen a sus anchas lo que quieren con la vida de los ciudadanos.
Verdaderas bandas delictivas compiten por apoderarse del control de territorio en algunos barrios como si fuera la época del far west. Se baten a duelo en sangrientos tiroteos a unos pocos kilómetros de la Casa de Gobierno y a nadie parece llamarle la atención siquiera. Incluido el poder político, que solo atina a mirar a otro lado cuando el reflejo del día a día le resulta insoportable ante tanta violencia creciente.
Imágenes y videos de hechos de inseguridad se vuelven tan virales como la misma pandemia. Pero no la del coronavirus, sino la de los continuos hechos delictivos. En las últimas horas, se pudo observar cómo las motos siguen siendo el objeto preferido por los amigos de lo ajeno cuando entre dos malhechores quisieron robarle el rodado a un hombre que se trasladaba en una calle de la zona sur de San Miguel de Tucumán.
Uno de ellos tenía apenas 15 años pero estaba armado con un revólver y no dudó en efectuar tiros ante la resistencia que produjo el dueño de la moto. Luego, el menor de edad fue devuelto a los padres y nadie se hará cargo de este hecho hasta que vuelva a reincidir en lo que seguramente considera una salida laboral. Y es que es un trabajo para los delincuentes que saben que pueden obtener un buen botín.
En ese sentido, la ley antimotochorros no sirvió de nada ni desalentó la práctica de robar montados en este tipo de vehículos. Además, todavía está en debate la posibilidad de que sea inconstitucional. Desde la agrupación Moteros de Tucumán presentaron un recurso de amparo simple y colectivo en la Cámara en lo Contencioso Administrativo y en contra de una acción de inconstitucionalidad con medida de no innovar.
Además, en el mundo motoquero se acusa a la ley de tener fines meramente recaudatorios y por esa razón, hoy a las 15 horas se reunirán en la plaza Urquiza para manifestarse en forma de protesta por esta polémica normativa. Una que no vino a zanjar el problema de la inseguridad que sigue paseándose por las calles de Tucumán, ensangrentándolas ante la pasividad de los funcionarios y de todo el arco político.
