WASHINGTON.- Hechos, no palabras. Lejos de bajar la tensión y tomar los anuncios de un repliegue de tropas del presidente ruso, Vladimir Putin, como un paso para distender la crisis en Ucrania, Estados Unidos y sus aliados europeos insistieron en que aún deben ver evidencias nítidas de una desescalada y volvieron a poner en duda las promesas rusas al afirmar que, de hecho, han visto movimientos en la dirección opuesta.
“Está lo que Rusia dice y luego está lo que Rusia hace. No hemos visto ningún repliegue aún”, dijo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en una entrevista con el canal ABC. “Y lo que estamos viendo no es un retroceso significativo. Por el contrario, seguimos viendo fuerzas, especialmente fuerzas que estarían a la vanguardia de cualquier agresión contra Ucrania, que continúan en la frontera, que se concentran en la frontera”, remarcó el jefe diplomático norteamericano.
Desde Bruselas, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stonbelger, se acopló al mismo mensaje al afirmar a la prensa que Rusia todavía debía aportar evidencias de un repliegue sobre la frontera con Ucrania y Bielorrusia, y que veían una ampliación de la amenaza militar rusa.
“Lo que vemos es que han aumentado el número de tropas y hay más tropas en camino”, dijo Stoltenberg a los periodistas al comienzo de una reunión de ministros de defensa de la OTAN de dos días de duración en Bruselas. “Si realmente comienzan a retirar fuerzas, eso es algo que agradeceremos. Siempre han movido las fuerzas de un lado a otro, por lo que el simple hecho de que veamos un movimiento de fuerzas, de tanques de batalla, no confirma una retirada real”, agregó.
La OTAN prevé reforzar su presencia militar en el este de Europa para responder a la amenaza rusa, que se ha convertido en “la nueva normalidad” del continente, afirmó Stoltenberg. ”Hemos aumentado […] nuestra presencia en el este y contemplamos aumentarla todavía más. Rumania está dispuesta a acoger a un agrupamiento táctico, Francia está dispuesta a dirigirlo, y varios aliados desean participar en esta fuerza multinacional, pero no se ha tomado ninguna decisión definitiva”, precisó el funcionario tras una reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, en Bruselas.
En tanto, el mismo mensaje llegó desde Ucrania. El presidente Volodimir Zelenski dijo que los ucranianos harán frente a cualquier agresión rusa, que se defenderán y que no le temían a nadie. Al igual que Stoltenberg, Zelenski dijo que veían que las tropas rusas estaban rotando, pero rechazó que esos movimientos apuntaran a un repliegue.
“Estamos viendo pequeñas rotaciones. No llamaría a estas rotaciones el repliegue de fuerzas de Rusia. No podemos decir eso”, dijo el mandatario ucraniano. “No vemos un cambio”, remarcó.
Los mensajes de Occidente pusieron paños fríos a la expectativa de una desescalada franca que permita desactivar la crisis desatada en Ucrania y despejar de una vez por todas el temor a una nueva guerra en Europa. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que Rusia tenía hasta 150.000 soldados rodeando a Ucrania, el número más alto de tropas que ha dado Washington desde que se desató la crisis.
Putin dijo el martes desde el Kremlin que estaba listo para continuar las negociaciones con Occidente en busca de una solución diplomática y que había decidido “retirar parcialmente” las tropas apostadas en la frontera con Ucrania, un supuesto ramo de olivo a Washington y sus aliados de la alianza transatlántica de la OTAN, con quienes Putin está montado desde hace semanas en un juego de ajedrez geopolítico en el este de Europa. Pero el gesto del líder ruso fue recibido con desconfianza y un profundo escepticismo por los líderes occidentales, quienes, de todos modos, se preocuparon por dejar la puerta abierta a un acuerdo que desactive las tensiones, y sepulte el temor a un nuevo conflicto. Putin insistió en que no busca una guerra.
Encuentro con Bolsonaro
El presidente ruso el miércoles recibió a su par brasileño, Jair Bolsonaro, la tercera visita de alto nivel que monta el Kremlin en las últimas semanas. Antes de Bolsonaro se reunieron con Putin el presidente, Alberto Fernández, y el canciller alemán, Olaf Scholz.
Bolsonaro realizó su primer viaje a Rusia en momentos de gran tensión entre Moscú y las potencias occidentales generada por el temor de que Rusia planea invadir Ucrania, y lo hizo a pesar de que funcionarios brasileños y estadounidenses expresaron dudas acercade si era oportuno. Bolsonaro mantiene una relación distante con la Casa Blanca de Joe Biden, cuyo gobierno ya expresó su malestar por las declaraciones de Alberto Fernández sobre la ayuda de Estados Unidos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Kremlin también insistió en su mensaje. El vocero del gobierno ruso, Dimitri Peskov, desestimó la evaluación de la OTAN sobre los niveles de tropas y dijo que la alianza no había hecho “una evaluación sobria” de la situación en el terreno.
El Ministerio de Defensa de Rusia anunció más retiros de tropas y dijo que un tren cargado con tanques, vehículos blindados y obuses rusos salió de Crimea y regresaría a sus bases después de concluir los ejercicios militares. Un video del ministerio mostró un tren cargado con vehículos blindados cruzando a Rusia continental desde Crimea, viajando a través de un gran puente construido para unir Crimea y Rusia después de que anexó la península de Ucrania en 2014.