Mientras tanto, en Tucumán tampoco pasó desapercibida la marcha nacional que ayer tuvo lugar en contra del Gobierno nacional. Y es que se trata de una administración aliada del peronismo local, el cual, se vio sorprendido, no sólo por las imágenes que mostraban los canales de noticias de Buenos Aires. Sino, sobre todo, por la cantidad de personas que se dieron cita en San Miguel de Tucumán, especialmente, en el principal paseo de la provincia: la plaza Independencia.
A tal punto llegó la sorpresa de parte de los gobernantes provinciales, que rápidamente intentaron bajarle el precio a la movilización de ayer. En ese sentido, acordaron llamar a la marcha de ayer como irresponsable, considerando el contexto que vive Tucumán, en donde la semana pasada se declaró la circulación comunitaria del coronavirus. Sin embargo, a todas luces está claro que no es eso lo que molestó a las autoridades tucumanas.
Algo no reflejado por los medios locales, y que se esconden en el corazón del oficialismo local, es la posibilidad de que una movilización así, pero que ataña solamente al territorio tucumano, se replique y ocurra en estas tierras. Y es que razones no le faltan a la sociedad tucumana para protestar en contra del gobierno local, pero también contra la Justicia representada por la Corte Suprema de Tucumán que incurrió en sendos casos de nepotismo en el último tiempo.
Y es que las autoridades temen que el desencanto de la población traspase las redes sociales y que se vuelque a las calles, para encontrar una válvula de escape a tanta bronca contenida de buena parte de la opinión pública local. Es por eso que, ni lento ni perezoso, desde el oficialismo salieron a atacar a la movilización nacional de ayer, y no en vano fueron las principales voces del gobierno local las que se cuidaron de no criticar las razones de la marcha, sino el momento.
Y es por ello que se hace hincapié, desde hace tanto tiempo, en la necesidad de que la gente se quede en sus casas y que no salga. Es decir, elimina toda posibilidad de que las personas puedan encontrarse en la calle mediante consejos sanitarios e inoculación del miedo al contagio que podría producirse en caso de que mucha gente saliera al mismo tiempo. No se trata más que de una estrategia gubernamental disuasiva de todo tipo de protesta.
El fantasma de la emergencia sanitaria se agita sin pudor por parte de las autoridades provinciales, y de paso, apuntan contra los opositores convocantes a este tipo de marchas, a los que tildan de irresponsables. Un mensaje para los dirigentes contrarios a la administración gubernamental de Tucumán. Incluso, hay quienes acusaron a las personas de violar el Código Penal, en un claro gesto autoritario, al tiempo que amenazante de las libertades ciudadanas.
Por último, cabría preguntarse por qué los medios gráficos y audiovisuales locales no registraron de forma contundente lo que pasaba en Tucumán durante la movilización y prefirieron, por el contrario, enfocarse en lo que sucedía en el obelisco porteño. De haberlo exhibido, la sociedad entera podría haber comprobado que lo sucedido en el principal paseo provincial, nada tenía que envidiarle a lo que acontecía en Capital Federal.