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Escándalo por el uso de aplicaciones para citas gay entre importantes sacerdotes de El Vaticano

Un medio católico conservador, The Pillar, publicó artículos revelando que en iglesias de EEUU y en el Vaticano se utilizaban apps como Grindr. El escándalo es una nueva arma en la guerra cultural entre los simpatizantes del papa Francisco y sus críticos conservadores

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Joseph William Tobin al ser nombrado cardenal por el papa Francisco en 2013.
Descacharreo

Los informes atestaron la Iglesia católica romana en rápida sucesión: los análisis de datos de celulares obtenidos por un blog católico conservador parecían mostrar que sacerdotes de múltiples niveles de la jerarquía católica tanto en Estados Unidos como en el Vaticano usaban la aplicación de encuentros casuales entre personas de la comunidad gay Grindr.

El primer informe, publicado a finales del mes pasado, llevó a la renuncia de monseñor Jeffrey Burrill, el ex secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

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El segundo, que fue publicado online días después, hizo afirmaciones sobre el uso de Grindr por parte de personas cuyos nombres no fueron mencionados en rectorías no especificadas en la Arquidiócesis de Newark, en Nueva Jersey.

El tercero, publicado días más tarde, dice que en 2018 al menos 32 dispositivos móviles emitieron señales de datos de la aplicación desde áreas de Ciudad del Vaticano a las que no pueden acceder los turistas.

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Los informes del blog, The Pillar, han desconcertado a la cúpula de la Iglesia católica estadounidense y han agregado una nueva y posiblemente poderosa arma a la guerra cultural entre los simpatizantes del papa Francisco y sus críticos conservadores.

“Cuando hay informes como éstos que afirman exhibir las actividades de este tipo en parroquias de todo el país y también en el Vaticano, eso es una emergencia de gran escala para los altos jerarcas eclesiásticos, no hay duda alguna”, dijo John Gehring, director del programa católico en Faith in Public Life, un grupo de defensoría progresista.

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Los informes dejan a los líderes eclesiásticos en una posición incómoda: los sacerdotes asumen un voto de celibato que no es flexible y la descarga o el uso de aplicaciones de citas por parte de miembros del clero contradice ese voto.

“Si alguien que ha hecho una promesa de celibato o un voto de castidad tiene una aplicación de citas en su celular, puede meterse en problemas”, dijo Joseph W. Tobin, cardenal de Newark, durante un panel organizado a través de Zoom por la Universidad de Georgetown.

El religioso declinó ser entrevistado para este artículo.

“También diría que pienso que hay una ética muy cuestionable detrás de la recolección de este tipo de datos de personas, bajo la presunción de que tal vez no cumplieron con sus promesas”, dijo.

La única aplicación mencionada explícitamente en los informes ha sido Grindr, que es utilizada casi exclusivamente por hombres homosexuales y bisexuales, aunque The Pillar ha hecho vagas referencias a otras aplicaciones que dice que son utilizadas por heterosexuales. Solo uno de los informes vincula directamente una aplicación a una persona específica, Monseñor Burrill.

Jeffrey Burrill, el ex secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos

Los informes han sido criticados por los liberales católicos por vincular el uso general de Grindr a estudios que muestran que los menores a veces también usan la aplicación. Esa combinación de homosexualidad y pedofilia es parte de un esfuerzo de larga data de los católicos conservadores para culpar de la crisis de abuso sexual en la iglesia a la presencia de hombres homosexuales en el sacerdocio.

Los informes han planteado algunas preguntas: ¿cómo obtuvo The Pillar los datos celulares? ¿Cómo analizó los datos, que están disponibles para uso comercial de manera anónima, para identificar a usuarios individuales de la aplicación? ¿Cuán generalizado es el uso de aplicaciones de citas entre los sacerdotes católicos y qué tanto ha podido averiguar The Pillar sobre individuos específicos?

Los editores de The Pillar, J. D. Flynn y Ed Condon, se han rehusado a contestar cualquiera de esas preguntas y no respondieron a una solicitud de comentarios para este artículo. También declinaron peticiones de entrevistas de otros medios.

En un podcast, Flynn y Condon dijeron que su trabajo estaba motivado por un deseo de exponer una cultura secreta de conductas inapropiadas dentro de la Iglesia.

“El comportamiento sexual inmoral e ilícito por parte de los clérigos que están obligados a cumplir con el celibato, pero también por parte de otros líderes de la Iglesia, podría generar un sentido amplio de tolerancia para cualquier cantidad o tipos de pecados sexuales”, dijo Flynn en el podcast.

Dijeron que Newark fue la única diócesis estadounidense sobre la que escribieron porque alguna vez fue liderada por el ex cardenal Theodore McCarrick, quien fue expulsado del sacerdocio en 2019 y el mes pasado fue acusado de abusar sexualmente de un menor en Massachusetts en 1974.

El Cardenal Theodore E. McCarrick durante una misa en la catedral de Newark en 2014

No obstante, su decisión de investigar el uso de una aplicación de citas para personas homosexuales en los suburbios de Nueva Jersey, en lugar de una ciudad con una gran población gay, ha levantado sospechas sobre que su verdadero objetivo pudo haber sido dañar a Tobin, un aliado del papa Francisco.

La ex empleadora de Flynn y Condon, la conservadora Agencia Católica de Informaciones, publicó un informe el día previo a la primera publicación en The Pillar en el que declaró que había sido contactada en 2018 por “una persona preocupada por reformar el clero católico”.

Esa persona les ofreció datos celulares similares y también brindó información específica sobre un sacerdote destacado en el ámbito nacional que no era Burrill, dijo el editor ejecutivo de la agencia, Alejandro Bermúdez.

En aquel momento, Flynn y Condon eran ambos editores en la agencia, pero Bermúdez dijo que no habló del ofrecimiento con ellos.

Bermúdez mencionó que pensó que los datos eran fiables, pero al final se rehusó a aceptarlos porque consideró que habían sido recolectados de una manera “sospechosa”. También dijo que consideró que usarlos para exponer la vida privada de los sacerdotes no sería una forma efectiva ni ética de reformar la Iglesia.

Los informes de The Pillar se han basado en lo que describe como “un conjunto de datos muy grande” derivado de señales de datos de múltiples aplicaciones de teléfonos inteligentes que se recopilaron durante dos períodos de 26 semanas, uno en 2018 y otro a fines de 2019 y principios de 2020.

Hasta 2020, Grindr proporcionó de forma rutinaria datos en línea libres de ubicación de los usuarios a intercambios publicitarios, donde los intermediarios de datos podrían recopilarlos.

Los datos de las aplicaciones para teléfonos móviles a menudo los compran a los intermediarios de datos corporaciones y grupos políticos que los analizan para determinar patrones de comportamiento. También pueden usar filtros de ubicación para encontrar usuarios de una aplicación determinada en una ubicación determinada, como los usuarios de Grindr dentro de los límites compactos de la Ciudad del Vaticano.

Algunas empresas se especializan en eliminar el anonimato de los datos de los teléfonos móviles, y la identidad de un usuario a veces se puede determinar siguiendo sus movimientos, dijo Soltani. Así puede ser como The Pillar identificó a monseñor Burrill, a quien el blog dijo que rastreó a su casa y oficina, así como a bares gay y baños.

“Esta es una industria artesanal y todo este material está realmente disponible”, dijo Soltani. “Existe un riesgo para cualquiera que use estas aplicaciones. Esto podría sucederle a cualquiera”.

Los informes han puesto a la Iglesia católica al límite.

Matteo Bruni, un portavoz del Vaticano, dijo que los funcionarios del Vaticano, incluido el poderoso secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, se reunieron con “representantes de The Pilar” el 17 de junio.

Pero dijo que el Vaticano había decidido no responder al informe y no dijo si planeaba investigar las acusaciones. No está claro cómo los funcionarios de la iglesia podrían castigar el uso de una aplicación de teléfono celular, si se confirmaran los informes de The Pillar.

El Secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin

En Newark, los funcionarios de la iglesia instruyeron a los sacerdotes para que no hablaran con los periodistas. Varios de los que hablaron, bajo condición de anonimato, expresaron consternación por el uso de datos de teléfonos celulares para rastrear sacerdotes. Incluso los líderes laicos se mostraron reacios a discutir la controversia oficialmente, aunque no muchos feligreses parecen estar al tanto de ello.

The Pillar no ha dicho si planea publicar más informes utilizando datos de teléfonos celulares, pero los sacerdotes de otras diócesis han esperado ansiosamente para ver si publicaría algo sobre sus comunidades.

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