La entrevistaron y los profesionales definieron que se trataba de un caso de peligrosidad media. Cinco días después fue ultimada por el hombre al que había denunciado por violencia de género.
Desde hace bastante tiempo Leal no estaba en pareja con Carlos Álvaro Gerez (45), pero seguían viviendo juntos en una vivienda de avenida Brígido Terán al 2.500. Desde hace al menos dos meses, ella habría iniciado una relación con otra persona. “Ella estaba feliz porque le iba muy bien. Él no se bancaba que ella estuviera pasando por ese buen momento”, indicó María Fernanda Heredia, vecina de la víctima.
Cuando su ex se enteró de que estaba con otra persona, la comenzó a hostigar para que se fuera de su casa. “Es cierto que la casa era de él, pero ella cuando se instaló le hizo muchos arreglos. Tampoco se podía ir porque no tenía adónde”, añadió Heredia. Por esa razón, la mujer decidió pedir ayuda.
La denunciante dijo en la OVD tener miedo y habría denunciado únicamente agresiones verbales, según explicó una fuente judicial, que aclaró que Leal no había expuesto que sufría agresiones físicas ni amenazas, sino sólo gritos de que se fuera de la vivienda junto a sus hijos. Por esa razón observaron que se trataba de un caso de peligrosidad media. No se sabe si el expediente fue enviado al Ministerio Público Fiscal o si directamente quedó en el fuero civil para que se llegara una solución alternativa.
El miércoles, cerca de las 6, Leal dejó su domicilio para ir al bar del Mercofrut donde trabajaba. Sus propietarios se comunicaron con su hija, Gianina Leal (23), para preguntarle qué sabía de ella porque no había llegado a su puesto. La joven le pidió a su hermano Diego que la fuera a buscar. El muchacho recorrió el camino y terminó encontrando el cuerpo de su madre, que había sido ultimada en un descampado del centro de compras.
Personal de la seccional 4ª realizó las primeras averiguaciones. A los pocos minutos se presentó Gerez en la escena del crimen. A los uniformados, que estuvieron dirigidos por los comisarios Guillermo del Hugo, Walter Salvatierra, Ernesto Soria y Eduardo Luna, les llamó la atención que la ex pareja de la víctima tuviera lesiones en el rostro y un golpe en el labio. Pasó a ser sospechoso cuando fue entrevistado. Por orden del fiscal Carlos Sale quedó demorado.
Luego, los investigadores de Homicidios, al mando de los comisarios Juana Estequiño, Susana Monteros, Diego Bernachi y Miguel Carabajal,, al analizar las cámaras de seguridad de la zona, descubrieron que el sospechoso siguió a la víctima una vez que salió de su casa a trabajar en el Mercofrut.
Según lo que consta en el expediente, en el trayecto Gerez habría golpeado con un objeto contundente (posiblemente una piedra) a Leal y, arrastrándola, la introdujo al interior del centro de compras. Allí, con un cuchillo, la degolló primero (el informe preliminar de la autopsia reveló que la herida mortal era de 18 centímetros de largo y tres de profundidad), y luego le aplicó varias puñaladas en la garganta y en otras partes del cuerpo. “Desde un primer momento nos llamó la saña con la que actuó el femicida”, sostuvo el fiscal Sale.
Luego, los investigadores descubrieron que el sospechoso regresó a su casa e inmediatamente se puso a lavar ropa. Los hijos de la víctima señalaron que no era común que él hiciera eso y mucho menos a las siete de la mañana. A las 8, cuando ya se sabía del femicidio de Leal, quedó registrado que el sospechoso salió de la casa cargando una bolsa rumbo a la escena del crimen, pero a ese lugar llegó sin nada.
Los de Homicidios hicieron un recorrido por la zona y observaron una bolsa plástica colgando de la rama de un árbol que estaba en un matorral. La bajaron y en su interior encontraron ropa y calzado con supuestas manchas de sangre. Al parecer, Gerez había intentado deshacerse de esos elementos, pero no pudo concretar su objetivo. Varias personas dijeron que las prendas serían del acusado. En una audiencia que se realizará hoy, la auxiliar Luz Becerra, siguiendo las instrucciones del fiscal Sale, acusará al hombre del femicidio.