No fue un año fácil para nadie, mucho menos para el mercado cambiario. El Palacio de Hacienda observa con preocupación el despertar de las cotizaciones alternativas del dólar que expuso a los inversores al riesgo de una pérdida en pesos. Sin embargo, el ministro de Economía, Luis Caputo, está decidido a devolverle la calma a los operadores y, así, evitar que haya una nueva estampida con la moneda que más atesoran los argentinos.
Cuestiones internacionales y locales conspiraron para devolverle volatilidad a la variable más importante del mercado: el dólar financiero. Por un lado, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) bajó la tasa de interés, pero dio señales de que su postura será más dura que lo esperado. La entidad se concentrará en el objetivo de la inflación, no bajará tan rápidamente la tasa y ya no va a salvar a los inversores. El efecto instantáneo fue tasas para arriba, acciones para abajo, describe el último reporte de GMA Capital. Los mercados emergentes sintieron el cimbronazo. En particular, Brasil agudizó su crisis. Sufrió retrocesos, tanto en el mercado de acciones como en el de renta fija, en torno a 2,5%. El gigante latinoamericano estira una racha negativa de golpes derivados de las dudas de los inversores con respecto a la situación fiscal, la cual muestra un déficit financiero superior a 9% del Producto Bruto Interno (PBI), de acuerdo con el balance del economista Nery Persichini.
El ruido en otras latitudes y el desarme de algunas posiciones locales llevaron a que el “contado con liqui” escalara cerca de un 10% en la semana (operó en torno a $ 1.150, marcando una brecha del 12% contra el tipo de cambio oficial) y evaporara casi cuatro meses de ganancias de carry trade. Se trata de una suerte de bicicleta financiera con la que se pide dinero prestado en un lugar donde las tasas de interés son bajas y utilizarlo para invertir en otro lugar en activos que generen algún tipo de rendimiento. “Si bien la volatilidad financiera no cambia los fundamentos de nuestra economía, la fortaleza del dólar a nivel global y la crisis de nuestro principal socio comercial complejiza la situación externa de cara a 2025”, advierte GMA. Con toda la volatilidad cambiaria, el spread entre el dólar financiero y el oficial volvió a niveles de principios de noviembre. Si bien sigue sin representar un nivel elevado, como el de 55% visto en julio, lo llamativo probablemente haya sido la velocidad con que se dio tal suba. Lo cierto es que el “contado con liqui” mostró variaciones diarias de hasta 4% esta semana, las cuales no se veían desde la implementación de la Fase 2 en julio pasado, observa Persichini.
Pese a todas estas circunstancias que se han observado en el último mes del año del ajuste, no sería arriesgado asumir que el efecto es reducido en el marco de una economía local con cepo, bonos soberanos que se sostuvieron demandados y riesgo país a la baja, indica por su parte Ecolatina. En este sentido, desliza que los mercados aún evalúan con relativa calma las potenciales repercusiones negativas que tendría la situación de Brasil sobre la Argentina. Más aún, las declaraciones a la prensa tanto de Caputo como de los referentes del FMI respecto al diálogo para un nuevo programa durante el primer cuatrimestre de 2025 son señales de mayor optimismo hacia adelante, acota en su informe.
Los factores
Entonces, ¿qué hay detrás de la escalada reciente? Las exportaciones del agro, si bien levemente por debajo, se siguen sosteniendo en niveles cercanos a los U$S 100 millones diarios, al tiempo que los préstamos en dólares alcanzaron un stock récord de U$S 10.000 millones, valores similares a los de comienzos de 2020, todo lo que permitió que el BCRA sostenga la postura compradora en la semana que pasó. Es decir, no se registró un cambio sustancial en la oferta exportadora en el Mercado Único Libre de Cambios, y por lo tanto no hubo variaciones relevantes en la porción que se vuelca a los mercados financieros (dólar blend), puntualiza Ecolatina.
Varios son los factores que pueden explicar el alza. Por un lado, la consultora no descarta que parte de esta esté asociado a la dolarización de ahorros propias de esta temporada del año (aguinaldo, turismo), lo que permitiría entender porqué el alza fue traccionada por el dólar Blue que aumentó más de $100 en poco tiempo.
Por otro lado, la trayectoria previa del dólar Contado con Liquidación, alcanzando los valores más bajos desde 2017 a precios actuales, comenzaba a despertar ciertos interrogantes en torno al atractivo que representaba para los exportadores el dólar blend resultante. En este sentido, señala, se conjugó lo que parecía ser un piso en términos reales, una leve baja de tasas de interés del Central y una escalada del dólar informal que se filtró rápidamente en los dólares financieros.
Así las cosas, expresa el diagnóstico privado, emergió en la semana un trade-off. “La mayor competitividad del dólar exportador corre el riesgo de precipitar los ánimos respecto a cuál es el límite de la subida, al tiempo que la mayor volatilidad en los dólares financieros borra al poco tiempo la ganancia que permite posicionarse en estrategias de carry en dólares”, analiza. Asimismo, una brecha escalando podría filtrarse a los precios, atentando contra la estrategia del gobierno de seguir reduciendo escalones a la nominalidad de la economía. Por estas razones, es que durante la semana pasada hubo indicios de presencia del BCRA en los mercados financieros (a juzgar por los volúmenes) para contener la escalada, actuando como un seguro para aquellos posicionados en carry y conteniendo las potenciales filtraciones nominales.
En todo caso, no debe perderse de vista que la brecha está subiendo desde un piso históricamente bajo, por lo que Ecolatina no considera que sea un motivo de alarma. No obstante, la extensión en el tiempo podría disparar mayores expectativas de devaluación, desarme de posiciones de carry y filtraciones en los precios locales, e incluso una pérdida de credibilidad en la capacidad de la entidad monetaria nacional, dado la virtual presencia para la contención de las últimas ruedas.
“Contener la brecha será esencial en lo que sigue. Los ingresos por cuenta corriente tenderán a reducirse al comienzo de 2025, producto de un tipo de cambio real que ensanchará el rojo en servicios, tornará más barata las importaciones (fin de Impuesto PAIS) y exportaciones estacionalmente más bajas”, remarca. En este sentido, sería deseable que el BCRA no llegue a esa instancia en medio de una brecha y expectativas de devaluación deterioradas, finaliza.