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Francia fue contundente para terminar con el sueño de Marruecos y volverá a jugar la final del Mundial

Como en Rusia 2018, el equipo de Didier Deschamps estará en el partido decisivo de la Copa del Mundo y defenderá su título ante Argentina.

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Los futbolistas franceses celebran la clasificación a la final del Mundial. (Fernando De la Orden, enviado especial)
Descacharreo

No hubo sorpresas en la gran tienda beduina del Al Bayt. Francia ganó sin problemas aún sin dominar -porque así lo quiso- la tenencia de la pelota. Fue 2-0 ante Marruecos, la revelación de este Mundial que levantaba la bandera del sueño africano después de eliminar a España y a Portugal. Pero no hubo tercer batacazo en la cálida noche del miércoles.

Los dirigidos por Didier Deschamps mostraron su oportunismo y, sin brillar y hasta pasando algunos sofocones, estarán por segunda edición consecutiva en la final, donde espera la Argentina de Lionel Messi y compañía, el domingo. Los africanos disputarán un día antes el partido por el tercer puesto con Croacia.

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No vapulea. No arrasa. Pero gana. Es efectivo y no necesita de la posesión para controlar a sus rivales. Y si no convierte Kylian Mbappé, aparecen otros para concretar en esta Francia de juego mesurado, aunque contundente. 

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Mbappé, el más peligroso de Francia. (Fernando De la Orden, enviado especial)

Cambió de esquema Walid Regragui, el entrenador marroquí. Dispuso jugarle a Francia con cinco atrás, cuatro volantes y Youssef En-Nesyri como único punta bien definido. Buscó contener al actual campeón del mundo abarcando todo el ancho del terreno. Pero el resultado no fue el esperado.

Francia tardó apenas 4 minutos en convertir. Todo nació de un rompimiento de Antoine Griezmann, que dejó en el suelo a Jawad El Yamiq tras un pase filtrado de Raphael Varane. La bola fue para Mbappé, quien remató y el rebote en Achraf Dari le quedó a la subida de Theo Hernández que levantó su pierna izquierda para rematar de arriba hacia abajo al gol.

Esa defensa de cinco africana nunca se sintió cómoda. Romain Saiss quedó pagando luego de un envío largo y el tiro de zurda de Olivier Giroud reventó el palo derecho de Bono. No había tiempo que perder para Marruecos. Su DT aprovechó que Saiss, que jugó al límite en lo físico, no aguantó más y a los 20 minutos metió a un volante, Selim Amallah, para volver al 4-1-4-1 que lo había impulsado hasta esta instancia histórica.

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Griezmann, el cerebro de Francia. (Fernando De la Orden, enviado especial)

Marruecos modificó su postura y se animó a robarles la pelota a los franceses. Tanto es así que tuvo mayor posesión en la primera parte. Y también llegó al arco de Hugo Lloris con mucho peligro. Azz-Eddine Ounahi, de elegantes movimientos, apuntó y disparó desde afuera para hacer esforzarse al arquero del Tottenham.

Tuvo trabajo Lloris. La defensa de los azules no entregó grandes garantías. Cada avance rojo terminaba en una llegada o un tiro de esquina. Hakim Ziyech no supo capitalizar un buen contragolpe comandado con un lindo control orientado de Sofiane Boufal. Y luego de un córner, una chilena de El Yamiq  pegó en el poste ante el roce en los dedos de Lloris.

A esa altura, los de Deschamps había optado por ceder el balón y contragolpear. Giroud se perdió otro gol increíble en una de esas réplicas. El delantero le dio de zurda con el arco casi vacío y la tiró afuera. La aparición de Griezmann, que arrancaba como volante interno diestro, por el espacio libre entre Dembelé y Giroud fue un problema constante para la última línea de Marruecos, con cinco o con cuatro hombres.

El público de Marruecos otra vez llenó el estadio. (Fernando De la Orden, enviado especial)

Pero Griezmann, además manejó los tiempos de su equipo. El del Atlético de Madrid aparecía por todos lados, hasta dio una mano para cerrar una pelota que quemaba en el fondo. El cerebro francés que daba indicaciones a todos y ordenaba desde adentro.

El conjunto del Norte de África tuvo su momento candente. Es un gran equipo que hace casi todo bien. Pero carece de algo imprescindible: poder de fuego dentro del área. Empujado por una marea roja que tiñó los cuatro costados de un estadio repleto con más de 68 mil personas, Marruecos presentó batalla, aunque no fue suficiente. Abderazak Hamdallah falló demasiado adentro del área. Y si se la perdona a esta Francia.

Kolo Muani define para el 2-0. (Fernando De la Orden, enviado especial)

Deschamps pobló el medio con cinco volantes y dejó a Mbappé de nueve. Kylian, que recibió un par de patadas duras, fue clave en el segundo al juntar a cuatro rivales. Ensayó un tiro al arco que se desvió y la pelota le quedó servida al ingresado Randal Kolo Muani para que la empujara y sentenciara el triunfo.

Con dos estrellas en su escudo, la última conseguida en Rusia 2018, los galos van por la tercera. Sí, igual que la Argentina.

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