Ayer jueves, el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, mantuvo un encuentro con la ministra de Salud Pública de la provincia, Rossana Chahla, ante el incremento de casos de Coronavirus en la provincia y la Capital y ante la implementación de nuevas restricciones desde las 00:00 de este viernes, tal como anunció ayer el presidente Alberto Fernández. Sin embargo, la noticia es otra.
Y es que el ineficiente mandatario capitalino hizo gala de su inclinación por la mala gestión y admitió que siempre tuvo conocimiento acerca de que “el Modo Bar tiene que ser eliminado, fue una mentira, eran fiestas multitudinarias”. En ese marco, cabe preguntarse: ¿Y ahora lo dice? Además, ¿Cómo es posible que supiera esto y jamás accionara al respecto? ¿Acaso no es su deber como funcionario público?
De hecho, Germán Alfaro podría y debería ser llamado por la Justicia para que dé cuenta de sus dichos. Y es que debió haber actuado como corresponde, es decir, o bien clausuraba los locales sobre los que tenía conocimiento acerca de que funcionaban de manera ilegal y rompiendo los protocolos en el marco de la pandemia, o directamente realizaba la pertinente denuncia necesaria.
Sin embargo, nada de esto hizo el intendente capitalino, por el contrario, una vez más y fiel a su estilo, no hizo nada o, lo que es peor, dejó hacer. Alfaro insistió en que “los bares y restaurantes tienen que cumplir el protocolo que ellos mismos han establecido, sabrán ellos porque dicen que no son centros de proliferación o de contagio”. Y alertó que “hay cervecerías que es de público conocimiento que se transforman en boliches”.
Lo dijo antes de anunciar medidas drásticas, las cuales serán más fáciles de aplicar recién ahora, bajo la seguridad que el brinda el paraguas del decreto presidencial del presidente Fernández, que aplicó nuevas restricciones en todo el país, sobre todo, en lo que hace a la movida nocturna. “Tenemos una cervecería en avenida Sarmiento que se la clausuró 12 veces, las 12 veces han pagado la multa, pero ya he tomado la decisión de quitarle la habilitación”, sentenció.
“El boliche de calle Junín no va a funcionar más en ese lugar”, añadió, y admitió que las autoridades “tenemos que ser más rigurosos”. Una vez más, es tarde ahora que la segunda ola de coronavirus llegó a la Argentina. ¿Cuántas denuncias realizaron los vecinos que sabían de antemano cómo se promocionaban las fiestas clandestinas en un local tan céntrico como el que funcionaba en calle Junín?
A su modo y de forma indirecta, Germán Alfaro sería cómplice de que se haya expandido de una forma tremenda la cantidad de contagios en Tucumán. Sin embargo, ahora el alcalde capitalino, admitió que le “preocupa el tema gastronómico, el tema bar, es una actividad productiva que ayuda al crecimiento de la ciudad y al funcionamiento mismo de la ciudad”. Debió de haberlo pensado antes de hacer la vista gorda a lo que sabía que estaba mal y que jamás denunció.
