En las últimas horas, pudo notarse que, mientras en el peronismo las aguas comienzan a calmarse luego de lo que fue el sismo durante el transcurso de la semana pasada en el marco de la elección del ombudsman, comienza a agitarse el nerviosismo en el entorno de Germán Alfaro. Y es que el intendente de San Miguel de Tucumán ve peligrar su ambición de gobernar la provincia en el 2023.
En ese sentido, cabe destacar que en la Municipalidad capitalina siguen sorprendidos por la sucesión de hechos. Y es que, mientras reflexionan en torno a lo que tuvo lugar con la elección de Eduardo “Lalo” Cobos como nuevo Defensor del Pueblo, creen que, en definitiva, lo que sucedió en el peronismo fue desmedido y que, por más que concilien, no durará. Al respecto, sostienen que Jaldo pudo imponerse, pero a un precio alto.
Pero, por otro lado, Alfaro fue testigo privilegiado de lo que desde Tucumán Despierta comunicamos el pasado lunes: la profundización de la interna radical y que sus potenciales socios para los comicios no pudieron unificar posturas. En ese sentido, desde el entorno del mandatario capitalino opinan que la vocación de poder es poca en el sector de la oposición y que no le daría la nafta para llegar a la gobernación.
Y es que todo parece indicar que la división del radicalismo entre los sectores que encabezan José Cano y Silvia Elías de Pérez, los intendentes de Yerba Buena y de Concepción, respectivamente, Mariano Campero y Roberto Sánchez, parece insalvable. Además, la posibilidad de la formación de un frente electoral que incluya al legislador Ricardo Bussi a instancias de Campero y de Sánchez, no correría finalmente.
Incluso, su antecesor en el cargo de intendente de San Miguel de Tucumán, Domingo Amaya, volvió a dejar en claro que no es viable una alianza con el líder de Fuerza Republicana. Sobre todo, luego de que Bussi sugiriera que era necesario expulsar del radicalismo a quienes votaron por Cobos, algo que evidentemente cayó pésimo hacia el interior del centenario partido de la UCR.
Pero el propio Germán Alfaro también desconfía del líder de FR ya que en el seno del Partido por la Justicia Social (PJS), descreen que los legisladores bussistas hayan actuado con autonomía. Por el contrario, están convencidos de que forma parte de una estrategia para beneficiar al jaldismo. Incluso, sostienen que no se trataría más que del hecho de la supuesta conocida funcionalidad de “Ricardito” para con el oficialismo.
En definitiva, Alfaro apostaba todo al hecho de que se uniera la oposición, aunque tuviera que tragarse el sapo de aliarse con el líder de Fuerza Republicana, a cambio de que fuera ungido como el candidato lógico de una oposición unida a la hora de ocupar la Casa de Gobierno en las elecciones del 2023. Sin embargo, la atomización de los contrincantes del peronismo local no hacen más que complicar las ambiciones del intendente capitalino.
