Una lectura urgente en el Gobierno de las consecuencias que podría tener para la economía argentina la guerra en Ucrania marca dos elementos de alarma: por un lado, que una suba en el precio de los commodities agrícolas pueda tener un impacto adicional sobre la inflación local en un contexto de índices ya elevados, y por otro, una necesidad mayor de dólares para importar energía y abastecer la demanda de los meses más fríos del año.
Así lo aseguraron a Infobae distintas fuentes del Poder Ejecutivo que orbitan las decisiones de política económica. La duración y el alcance del conflicto armado en Europa del Este delimitarán la influencia que podría tener en algunas variables decisivas en la actividad económica, aseguran. Y eso, en medio de la negociación argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se encuentra en estos días en zona de definición.
La primera reacción en el Gobierno por la guerra en Ucrania y sus consecuencias en la macro local fue plantearlo en términos de corto, mediano y largo plazo. Por tratarse de un conflicto que estalló recientemente y sin horizonte claro sobre cuánto tiempo podría perdurar la crisis bélica, las fuentes oficiales dan por el momento más relevancia al impacto más inmediato.
Para el Gobierno la guerra en Ucrania implicará una suba en el precio de los commodities agrícolas y una mayor inflación local, y por otro, una necesidad mayor de dólares para importar energía.
Dos fuentes del Poder Ejecutivo coincidieron en que el primer impacto para la economía argentina llegaría por el lado de los precios internacionales agrícolas. Sucede que Ucrania es el primer productor mundial de girasol, quinto productor de maíz y noveno de soja en granos, según datos de la FAO de Naciones Unidas. Un enfrentamiento armado en ese país implicaría un shock de precios en el cortísimo plazo, que ya este jueves se explicitó con un incremento en sus cotizaciones.
“Ucrania tiene el efecto de subir precios de materia prima y generar más inflación”, analizaban desde un despacho oficial pasado el mediodía. El Poder Ejecutivo asegura que ya el año pasado los incrementos en los precios globales de los alimentos implicaron una presión adicional a la inflación, que escaló desde 36% en 2020 a 50,9% en 2021. La previsión de reducción de ese índice era cercana al 40% para el equipo económico, aunque el FMI plantea una proyección más cercana a las expectativas del sector privado.
“Por un lado los precios altos te benefician por los ingresos de divisas y de impuestos por las exportaciones pero por otro pueden acarrear un alza en los precios finales”, reconocían en otra oficina. En un sector del Gobierno creen que las liquidaciones agrícolas están demoradas por el reclamo que sostiene la Sociedad Rural para evitar el cobro de retenciones, que considera que el marco legal que les daba sustento no rige más. “En algún momento van a liquidar la cosecha para aprovechar estos precios históricos”, aseguran.
La hipótesis que sobrevuela de una presión inflacionaria mayor por la guerra en Ucrania no tiene en el equipo económico por el momento un impacto mensurable en las expectativas oficiales de precios, que siguen en torno del 40 por ciento. De todas formas, el programa económico plurianual que saldrá de la negociación con el FMI establecerá una estimación más alta de precios, según estiman en algunos despachos oficiales. El punto de compromiso estaría en una zona intermedia entre las posturas de Buenos Aires y de Washington, es decir más cerca del 45 por ciento.
El otro impacto del conflicto armado en el este europeo llegará por el lado del costo de la energía. Este jueves el secretario de Energía Darío Martínez anticipó que el conflicto bélico en Ucrania provocará un aumento en el costo de importar gas natural licuado (GNL) durante el próximo invierno. “El valor estaba en USD 25 y con el conflicto vaya a saber en cuánto puede terminar”, señaló este jueves en declaraciones a Radio 10.
El otro impacto del conflicto armado en el este europeo llegará por el lado del costo de la energía. Este invierno se va a requerir de la importación de unos 69 buques de GNL por un costo estimado de USD 3.860 millones. Ese costo podría entonces ser incluso mayor.
Sucede que en los próximos meses fríos aumentará la demanda de gas para abastecer de energía a todo el país. Una parte relevante de ese suministro se consigue en el exterior, principalmente a través de la importación de GNL vía los puertos de Escobar y Bahía Blanca. Este invierno se va a requerir de la importación de unos 69 buques de GNL por un costo estimado de USD 3.860 millones, tal como informó Infobae. Ese costo podría entonces ser incluso mayor.
Una fuente del sector energético reflexionaba este jueves sobre el impacto que tendrá la guerra en Ucrania en ese sector y lo diferenciaba en dos elementos por separado. “Una cosa es el petróleo y otra el gas. Son dos mundos distintos. Para nosotros el pico del invierno va a ser un problema. El consumo en Argentina es de 80 millones de metros cúbicos pero en el pico de meses fríos supera los 100 millones y eso hay que abastecerlo”, explicaba.
“El precio internacional del gas ya venía inflado por la crisis de suministro durante el último invierno en Europa. Ya sin conflicto en Ucrania eso representaba un problema, ahora esto se agrava”, advirtieron desde una importante compañía del sector hidrocarburífero. “Eso va a requerir más dinero ya no para subsidiar sino para garantizar el abastecimiento. No es una discusión de quién paga el costo sino que para prender la hornalla vas a necesitar un combustible que ahora es más caro”, continuaron.
El secretario de Energía, por su parte, mencionó que “lo que que va a bajar en la Argentina el esquema del costo de la energía es la conexión del gasoducto Néstor Kirchner; esto va a tener un impacto muy positivo en bajar el costo energético. La mayoría de la energía del país se genera en función del gas. Si ese gas se trae a través de un barco cuyo precio está esta al triple de lo que nos costó el año pasado hay una incidencia negativa”, dijo Martínez.
“Si ese gas lo vas a producir en la Argentina a un pecio mucho más bajo es una incidencia directa. También tenemos todas las represas con muy poca agua y el contrato con Bolivia nos prové cada vez menos gas. Son todas circunstancias atípicas que se están dando”, agregó. Y destacó que el 40% del gas que consume Europa proviene de Rusia. En tanto Rusia no provea de gas natural por gasoducto otros países, esos mercados van a requerir importaciones a través de GNL, lo que impulsará los precios globales.
Ese elemento es el que señalaban fuentes oficiales como una contrapartida al shock de corto plazo en el gas y una necesidad mayor de dólares: que las inversiones a mediano y largo plazo en un sector como Vaca Muerta o -en un horizonte aún más amplio- las explotaciones off shore, en el gasoducto para evacuar el gas desde la Patagonia e incluso la construcción de una planta de licuefacción que permita transformar ese insumo en GNL exportable, se convierten en proyectos más atractivos para los inversores.
Como contrapartida, en el Gobierno aseguran que las inversiones en Vaca Muerta, en el gasoducto Néstor Kirchner y en una planta de licuefacción para poder exportar gas son más atractivas con precios internacionales más altos.
“En el corto plazo tenés costos, pero al menos esto deja en claro que van a seguir habiendo inversiones en el mediano y largo plazo en este sector”, resumió otra fuente oficial. Otro coletazo lateral: una presión mayor para aumentar los costos internos de los combustibles. La brecha entre el precio internacional y el local que regula la Secretaría de Energía es cada vez mayor y las empresas ya se lo hicieron saber al Gobierno en las últimas horas. “Las empresas van a plantear que afuera les pagan 100 dólares por barril y acá solo 60 dólares, y van a buscar poder exportar más o compensar esa pérdida de otra manera”, indicaron fuentes del sector. A principios de febrero YPF aumentó los valores en los surtidores en un 9 por ciento.
En el Poder Ejecutivo desestimaban, por el momento, que la tensión mundial por la guerra en Ucrania implique un factor adicional de demora en el acuerdo con el Fondo Monetario por el hecho de que las potencias mundiales, principales accionistas en el directorio del organismo, puedan dejar de priorizar una resolución de la negociación argentina. “Estamos cerca de la firma, falta resolver la cuestión de los subsidios, pero no debería ser un problema”, consideraron desde un despacho oficial.
Este jueves el mismo FMI planteó su preocupación por la guerra en el este europeo. “Estoy profundamente preocupada por lo que está sucediendo en Ucrania y, ante todo, por el impacto en personas inocentes. Esto agrega un riesgo económico significativo para la región y el mundo. Estamos evaluando las implicaciones y estamos listos para apoyar a nuestros miembros según sea necesario”, escribió la directora gerente del Fondo Monetario Kristalina Georgieva.