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Guerra Rusia-Ucrania. China recalcula: Xi calibra el apoyo a Putin en la ofensiva militar

Tras desestimar reiteradamente el riesgo de una invasión, ahora Pekín llama a Moscú a negociar con Kiev; el régimen comunista se encuentra atrapado en una difícil situación diplomática que opaca sus ambiciones de liderazgo global

el presidente de rusia vladimir putin y su par chino xi jinping en beijing
Xi Jinping y Vladimir Putin, durante un cumbre entre los presidentes de China y Rusia.
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NUEVA YORK.– El líder chino, Xi Jinping, instó el viernes al presidente ruso, Vladimir Putin, a negociar con Ucrania, un gesto que implica una nueva “ecualización” de la cercanía de Pekín con Moscú.

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El gobierno de Pekín tiene problemas para reajustar su postura frente a la situación en Ucrania desde que Xi firmó una extraordinaria declaración de solidaridad con Putin, a principios de mes, una decisión influenciada por el establishment diplomático chino, empecinado en que Putin no tenía intenciones de ir a la guerra.

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Según la prensa china, Xi llamó por teléfono a Putin para manifestarle que “China apoya a Rusia y Ucrania en la resolución de sus conflictos a través de la negociación”, siempre salvaguardando el sistema internacional con centro en las Naciones Unidas. Por su parte, Putin le habría respondido que “sobre la base de señales recién llegadas desde Kiev”, Rusia estaba dispuesta a dialogar con Ucrania, según informó el Kremlin.

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Anteayer, China se abstuvo de votar un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas redactado por Estados Unidos que reclamaba el cese inmediato de las hostilidades.

El gobierno de Pekín desestimó durante semanas las reiteradas advertencias de Estados Unidos y sus aliados europeos sobre el inminente ataque ruso, y hasta culpó a Washington de agitar el fantasma de la invasión.

El presidente chino, Xi Jinping, observa la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en Pekín, el 4 de febrero de 2022. (AP Foto/Jae C. Hong)
El presidente chino, Xi Jinping, observa la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en Pekín, el 4 de febrero de 2022. (AP Foto/Jae C. Hong)

Pero China tuvo que recalcular, y llegó a la conclusión de que esa postura podía debilitar seriamente el lugar de líder global y defensor de las naciones en desarrollo que viene intentando cimentar desde hace años.

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Hasta esta misma semana, cuando había señales evidentes de una invasión en ciernes, un reconocido y muy conectado académico chino de política exterior dio una charla para un grupo de preocupados inversores y analistas, y a su disertación le puso como título Una guerra que nunca ocurrirá.

“Hay muy pocas chances de que Rusia entre unilateralmente en guerra con Ucrania”, dijo Shen Yi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Fudan de Shanghai y asesor del gobierno chino, en la teleconferencia organizada por una firma de inversiones, según personas que participaron de ese encuentro.

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Menos de 48 horas después, Putin había lanzado un ataque total sobre Ucrania.

La estrategia multilateral de China de los últimos años, destinada a atraer a más países a su órbita de influencia económica, incluye el financiamiento de proyectos tanto en Rusia como en Ucrania como parte de la Nueva Ruta de la Seda.

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Pekín también ha intensificado su cooperación con las organizaciones internacionales, como la Organización Mundial del Comercio y la ONU, y ha donado vacunas contra el Covid-19 a países de África y el sudeste asiático para posicionarse como una superpotencia benefactora a nivel global.

Pero al inclinarse por Rusia durante la crisis de Ucrania China se ha mostrado a sí misma como la garante de un país ahora condenado universalmente.

China quedó atrapada en una situación diplomática muy difícil desde que el primer tanque ruso cruzó la frontera de Ucrania. Por un lado debe honrar su alianza con Rusia –que “no tiene límites”, según dijeron ambas partes hace apenas unas semanas–, pero sin abandonar su compromiso con el principio de “no injerencia” en materia de política exterior, lo que la obligaría a condenar inequívocamente el ataque ruso.

A ese número de equilibrio habría que sumarle el deseo de Pekín de no enemistarse por completo con Estados Unidos y Europa.

“Están muy apretados, porque tanto en el discurso como en los hechos tienen que equilibrar esos objetivos que en definitiva son irreconciliables”, dice Evan Feigenbaum, vicepresidente de investigaciones de Fondo Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington.

Pekín no ha calificado públicamente el ataque de Rusia contra Ucrania como una invasión.

La orientación de política exterior centrada en Estados Unidos que estableció Xi hace una década ahora ha sido reemplazada por una centrada en confrontar con Estados Unidos, y que encuentra impulso porque es una agenda compartida con Putin.

Lo que Putin logró sacar de esa relación es al menos la apariencia de que en China tiene un poderoso aliado.

Beneficios opacos

Para China, hasta ahora, los beneficios son más opacos. El líder ruso, a quien muchos en China apodan “Putin el Grande”, ayudó a China a salvar las apariencias en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín.

Con las principales potencias occidentales organizando un boicot a los Juegos, Putin fue el único verdadero invitado vip del que pudo jactarse Xi.

Luego, los líderes emitieron una extraordinaria declaración conjunta que llevó la relación entre China y Rusia a su punto más cercano desde los primeros años de la Guerra Fría. Presentando un frente unido contra Occidente liderado por Estados Unidos, la declaración no mencionaba a Ucrania. Cuando Putin se fue, los líderes máximos de China se encerraron durante días para tratar de elaborar una respuesta a la crisis que se estaba gestando con Ucrania.

Y en estos últimos días la respuesta de Pekín ha oscilado entre oponerse más claramente a una invasión y brindar apoyo moral a los reclamos de seguridad de Moscú, mientras sigue culpando a Estados Unidos y sus aliados por exagerar la amenaza que representa Rusia.

Lingling Wei

The Wall Street Journal

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