Roman Abramovich, el magnate ruso que puso en venta al club Chelsea de Inglaterra y que intenta mediar en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, puso en movimiento su más nuevo y moderno yate para evitar que se lo incauten, como les pasó a otros millonarios cercanos a Vladimir Putin.
Se trata de la embarcación My Solaris, que fue construida de forma personalizada para Abramovich y que tiene en su poder desde hace menos de un año. Por él, según reportes del ambiente náutico, gastó más de 500 millones de dólares.
Según la app Marine Traffic, el yate zarpó esta mañana desde Barcelona y viaja a una velocidad de 14,6 nudos rumbo al este, con destino desconocido.
El My Solaris, construido por los astilleros Lloyd Werft de Bremerhaven, en Alemania, tiene 140 metros de largo y dispone de 48 cabinas totalmente equipadas, con capacidad para una tripulación de 60 y espacio para 36 invitados.
Solaris viene con seguridad de última generación, que incluye un sistema de detección de misiles controlado por radar, ventanas a prueba de balas y protección blindada.
Abramovich y sus invitados pueden disfrutar en él de un gimnasio, sauna, jacuzzi, un salón de belleza y pueden llegar a él en helicóptero, aterrizando en cualquiera de los dos helipuertos que tiene. Además, Solaris cuenta con un “club de playa” al aire libre en la sección de popa de la cubierta superior, además de una flota propia de motos de agua.
La movida de Abramovich tiene asidero por lo sucedido en los últimos días con las embarcaciones de otros magnates rusos. En Alemania fue secuestrado el Dilbar, un súper yate valuado en casi 600 millones de dólares, propiedad de Alisher Usmanov, uno de los tres hombres más ricos de Rusia y con fuertes vínculos con Putin.
Por su parte, la semana pasada las autoridades francesas pusieron bajo custodia temporal cuatro buques de carga y un yate de lujo vinculados a oligarcas rusos, mientras Estados Unidos y otros países aumentaban las sanciones contra los super ricos rusos vinculados a Putin.
Al menos otros cinco superyates propiedad de multimillonarios rusos estaban anclados o navegando en las Maldivas la semana pasada, una nación insular en el Océano Índico sin tratado de extradición con Estados Unidos.
Los pasos del My Solaris, además, ya venían siendo anticipados. Testigos ya habían visto mucho movimiento en la embarcación en los últimos días, lo que hacía pensar que zarparía muy pronto.
La otra embarcación de Abramovich, el Eclipse, de 163 metros de largo, también está en viaje actualmente, cerca de las Islas Vírgenes británicas. Ambas embarcaciones tienen la bandera de las Bermudas.
En Barcelona, en tanto, actualmente hay otros tres yates supuestamente vinculados a oligarcas rusos, según Marine Traffic. Uno de ellos está relacionado con Serguéi Chemezov, jefe del conglomerado aeroespacial y de defensa estatal ruso Rostec, que fue sancionado la semana pasada por Estados Unidos.
Los otros dos pertenecen a oligarcas rusos que no han sido sancionados: Andrey Molchanov, principal accionista del constructor de viviendas ruso LSR, y el magnate metalúrgico Mijaíl Projorov.
Quién es Roman Abramovich
Nacido el 24 de octubre de 1966 en Saratov, Rusia, Roman Abramovich es hoy uno de los magnates más ricos y famosos del mundo. Es dueño, al menos por ahora, del club campeón del mundo, Chelsea de Inglaterra, y tiene una fortuna que ronda los 13 mil millones de dólares.
Esa fortuna, Abramovich la amasó en negocios de petróleo y aluminio que siguieron al caos por el colapso de la Unión Soviética en 1991. Desde entonces, es uno de los oligarcas más conocidos de Rusia y eligió el Reino Unido como destino preferido para expandir sus negocios.
Sus vínculos con Vladimir Putin quedaron en evidencia en diferentes apariciones públicas y debido a eso que se lo relaciona con el presidente ruso, hoy al mando de la cruel invasión a Ucrania.
Es por eso que Abramovich teme perder parte de sus propiedades. Estados Unidos impuso sanciones económicas para los oligarcas rusos y aunque el magnate del Chelsea no está en la lista, sabe que puede aparecer en cualquier momento.
Pero sus últimas acciones quizás puedan evitar que entre en ese listado: la semana pasada, según diferentes fuentes, se presentó la semana pasada como mediador en la negociación entre Rusia y Ucrania para ponerle fin a los ataques que se iniciaron hace casi dos semanas.
Abramovich -que se casó y se separó tres veces, la última en 2017 de Daria Zhukova- fue gobernador provincial en su país y tiene doble nacionalidad rusa e israelí. De hecho, mantenerse activo dentro de la comunidad judía de la antigua Unión Soviética es algo que comparte con el productor de cine ucraniano Alexander Rodnyansky, quien lo contactó para su intermediación.
“Puedo confirmar que el bando ucraniano ha intentado encontrar a alguien en Rusia dispuesto a ayudarles a negociar la paz. Tienen una relación con él a través de la comunidad judía y le han pedido ayuda. Pese a que la influencia de Abramovich es limitada, es el único que ha respondido a sus peticiones de ayuda“, declaró Rodnyansky.
Ahora, sin que haya sido confirmado visualmente, medios israelíes afirmaron que el magnate ruso está en Bielorrusia, donde se busca la paz.
Mientras tanto, Abramovich dejó la administración del Chelsea, club que compró en 2003 y en el que invirtió más de 2.000 millones de dólares para llevarlo a la cima del fútbol mundial. Y ahora lo puso en venta y dijo que las ganancias netas de esa transacción serán donadas a las víctimas de la guerra en Ucrania.
“Durante los casi 20 años que he sido dueño del Chelsea FC, siempre he considerado mi papel como un custodio del equipo y cuya labor es asegurar que seamos tan exitosos como podamos ahora mientras construimos hacia el futuro y con un papel positivo en las comunidades”, afirmó el magnate ruso en un comunicado.
A nivel deportivo, en estas dos décadas, el club londinense vivió la mejor época de su historia: ganó dos Champions League (2012, 2021), cinco Premier League (2005, 2006, 2010, 2015 y 2017) y cinco Copas FA (2007, 2009, 2010, 2012 y 2018), entre otros títulos. A principios de febrero, además, los Blues conquistaron por primera vez el Mundial de Clubes.
Con información de agencias.
