Y sí, la plata no alcanza, asegura una mujer que está en la fila. Entonces, agrega, si viene un vecino a ofrecer “una ayuda”, “un subsidio”, o como quieran llamarle, la gente acepta.
– ¿Para qué es esta cola, señora?
– Para la ayuda de los políticos. Para el plan de $ 3.000.
– ¿Y qué requisitos hay que cumplir para cobrar?
– Tiene que presentar el DNI nada más. Andaban anotando en el barrio.
– ¿Con quién había que anotarse?
– Con los que están en la política…
– ¿Con los “punteros”?
– Sí, eso.
– ¿Y qué piden a cambio?
– Depende… algunos el voto nomás, otros nada y otros te piden una parte de lo que cobrás.
De repente, una mujer se convierte en consultora y guía voluntaria de los curiosos que se acercaban a ver qué pasaba en la vereda de avenida Aconquija al 1.800. Palabras más, palabras menos, ese mismo diálogo entre el cronista de LA GACETA y los beneficiarios de una ayuda social de la que nadie sabía el nombre, se repite a lo largo de una fila que comenzó a armarse temprano en la mañana en la puerta del banco Macro de Yerba Buena. Un lector de esa ciudad, sorprendido, dio aviso a este diario de la situación.
En los celulares
Según los testimonios -siempre anónimos por miedo a perder el beneficio-, hace dos semanas comenzaron a “anotar” a los interesados en cobrar este subsidio. Y ayer a la mañana comenzaron a sonar los celulares: “me dijo mi cuñada que ya estaba para cobrar, así que me vine. La verdad, me ha venido de 10”, contesta un joven de veintipocos, obrero de la construcción. Pide, al igual que todos los otros consultados, que su nombre no figure en la nota. “Es que uno nunca sabe”, se justifica.
Ninguno de ellos sabía explicar en concepto de qué ni con qué criterio se seleccionaron los beneficiarios, ya que en los barrios, los “punteros” sólo les pidieron los DNI para iniciar el trámite. “Es de la política, ayuda de los políticos”, contestaban sin precisiones los interrogados por LA GACETA. Tampoco coincidían las versiones de si era un pago por única vez o si habría más cuotas. “A mí me dijeron que eran tres”, respondieron algunos en la fila, en línea con las versiones que habían llegado a este diario.
“Necesito la plata”
Los recibos de los destinatarios de las ayudas sociales revelaban que tenían relación con un régimen establecido por el Poder Ejecutivo. “Pagos decreto 125”, indican los comprobantes de los beneficiarios. El 2 de febrero de 2000, a través del decreto 125/1, el Gobierno provincial aprobó la creación de un sistema de subsidios para personas e instituciones en situación de vulnerabilidad.
“No hay lista. Tiene que hacer la fila y se entera en la caja si le corresponde cobrar”, reiteraba hasta el hartazgo un guardia que organizaba el acceso al banco. “¿Para lo del plan social?”, fue la consulta más escuchada durante la mañana. Según una mujer, ayer les estaban pagando a ciudadanos cuyos DNI terminaban en 0, 1 y 3.
“Mire, así como cobro esta plata va para pagar la luz. Trabajo en una gomería en San José; a veces estoy más de 12 horas para volver con $ 400 a la casa. No alcanza. Es hora que hagan algo por la gente. No sé de dónde viene esto pero necesito la plata”, relata un hombre, a las apuradas, mientras se coloca el casco y amasa los $ 3.000 en efectivo en su bolsillo.
AUTOR
Julio Marengo