Vacunación Dengue

Háganse cargo!!

Liberaron todo para ganar las elecciones, pero las perdieron. Hoy se les fue de la mano el control de los contagios. Un gobierno paralizado y sin reacción ante el avance del Covid-19

alberto fernández covid19
Alberto Fernández - Coronavirus
Vacunación Dengue

La nueva escalada de la pandemia está sembrando de pánico, otra vez, al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Regresan los recuerdos sombríos del 2020 y sus consecuencias verificadas este año, la doble derrota electoral, en las PASO y noviembre. En ese sentido, la primera reacción del Presidente permitiría asegurar que hubo un mínimo aprendizaje sobre el pasado.

Después de un informe de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, descartó la posibilidad de volver a las medidas restrictivas. La extensa cuarentena del 2020 produjo una implosión social. Nada puede, sin embargo, considerarse definitivo, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, se vio forzado a restaurar limitaciones colectivas. Esa provincia es el epicentro de la tercera ola acicateada por la variante Ómicron.

Fumigación y Limpieza

Tal vez Alberto Fernández cometa el error de suponer que aquel encierro fue la razón excluyente del malestar social. Hubo una estrategia general equivocada que incluyó la mala negociación por las vacunas, el escándalo del Vacunatorio VIP, la ausencia de una conducción en la política sanitaria y una comunicación siempre contradictoria y confusa. La fotografía del Olivosgate pareció un moño para tantos desaciertos.

Movilidad Urbana

Frente al panorama que anticipa Europa, el Gobierno parece estar en una actitud pasiva. No tiene margen para nuevas imposiciones. Demuestra en dos aspectos fundamentales una incoherencia que no atina a subsanar. En 2020 fueron los problemas para comprar vacunas. Llama la atención ahora la falta de celeridad con la vacunación. El monitor oficial registra una brecha de alrededor de 15 millones de dosis entre las que figuran en stock y aquellas que fueron aplicadas.

Difícil de entender frente a la opinión de los expertos que señalan una sola dosis (5 millones de personas en la Argentina) no sirve para proteger de contagios serios ante el avance de la Ómicron. Lo imprescindible serían tres dosis, que posee solo el 10% de los ciudadanos. Las vacunas sobran. ¿Por qué razón, entonces, el ritmo de la inoculación es tan lento? ¿Por qué no se vacuna las 24 horas como se hizo en Europa y Estados Unidos en los momentos críticos?

¿Por qué declina tanto el ritmo los fines de semana? ¿Por qué no se habilitan para la tarea las farmacias o centros de salud privados? Los interrogantes son innumerables. Otro aspecto tiene que ver con la comunicación. Las autoridades hacen hincapié en la reticencia de los sectores más jóvenes para explicar el panorama dispar de vacunación. La reticencia podría tener múltiples motivos. Pero el ejemplo y los gestos públicos suelen resultar determinantes.

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El Gobierno relajó todos los cuidados en las vísperas de las primeras elecciones. Sigue sin reconsiderar ahora mismo la conducta. ¿Cómo puede explicarse, por ejemplo, esa celebración de la semana pasada, con bailes, brindis y sin barbijos de la cual participó en primera fila Cristina Kirchner? Machacar con la necesidad de los cuidados evitaría al Gobierno, tal vez, hallarse dentro de algunas semanas frente al dilema de tener que adoptar medidas mucho más ingratas.

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