El 24 de junio de 2024, la Dirección de Patrimonio del Ente Cultural recibió una denuncia sobre el hallazgo de restos cerámicos y óseos en un terreno perteneciente a la familia Córdoba, cerca de El Chorro, en El Cadillal. En respuesta, se convocó a la Comisión de Rescate Arqueológico del Instituto de Arqueología y Museo para iniciar las tareas de intervención conforme a la normativa vigente. Debido a las intensas lluvias, las labores de rescate se pospusieron hasta el miércoles 26 de junio.
Tras una breve entrevista con los miembros de la familia Córdoba, se realizó una inspección ocular en la galería en construcción, donde se encontró una urna que contenía restos óseos. La urna ya estaba completamente expuesta y los materiales en su interior, incluidos sedimentos y restos óseos, habían sido removidos.
Después de registrar fotográficamente el hallazgo, se procedió a la extracción de la urna, la cual fue embalada con papel film y preparada para su traslado. Además, se recuperó la mayor parte del sedimento contenido en la urna, que fue colocado en bolsas dobles y rotulado. Los restos óseos fueron acondicionados en bolsas libres de ácido para su conservación.
El borde de la urna se encontró a 43 cm de profundidad respecto a la superficie del suelo. La urna, de aproximadamente 54 cm de altura, no presenta asas, apéndices ni decoración. Aunque aún no se ha realizado un análisis de laboratorio, las observaciones preliminares indican que se trata de una vasija simple de contorno inflexionado, con borde evertido y base plana, cocida en un ambiente oxidante y sin tratamiento de superficie.
Las características morfológicas de la urna y la presencia de restos de al menos un individuo adulto sugieren una relación con sitios arqueológicos tempranos cercanos, como Villa Cariño y Entrada Río Tapia (excavados por Berberian et al. en 1977) y Policlínica de Tafí Viejo (Ortiz et al. en 2019). Los análisis posteriores permitirán avanzar en la adscripción cronológica y cultural de este hallazgo.
