Como si no fuera suficiente con la inseguridad de cada día, ahora la Policía de Tucumán no puede garantizar siquiera que los delincuentes que logra detener permanezcan tras las rejas. Lo que ayer sucedió en Los Aguirre fue un episodio bochornoso más que se enmarca dentro de una deficiente tarea de seguridad llevada a cabo por Claudio Maley al frente de un ministerio que no pareciera estar más que apenas dibujado.
Que solamente haya quedado un guardia para custodiar a cuatro detenidos parece una invitación a que los delincuentes hicieran un poco de fuerza que prácticamente tendrían garantizada su fuga. Incluso, hasta se robaron dos escopetas, por lo que tal parece que pasaron por la comisaría tan solo para cargarse de municiones como si se tratara de un supermercado antes que de un lugar de reclusión.
Uno de los detenidos evadidos afronta una causa por homicidio, ¿Cómo puede ser que alguien de semejante peligrosidad pueda estar detenido en una comisaría y dejen a solo un guardia para custodiarlo habiendo tres delincuentes más? Esta fuga puso en evidencia el preocupante estado de situación en los arrestos de las dependencias policiales. La forma en que escaparon los malvivientes lo dice todo.
Los delincuentes tan solo necesitaron violentar los barrotes para que salir del calabozo. ¿En qué estado se encuentran las comisarían en Tucumán que los presos están conscientes de que pueden escapar solamente con mover un poco las rejas del calabozo? ¿Por qué no se invierte lo suficiente como para asegurar que alguien acusado de ser un homicida pueda permanecer tras las rejas por el bien y la tranquilidad de la sociedad?
El gobierno provincial se jacta de supuestamente trabajar duro y parejo en materia de seguridad. Sin embargo, no logra siquiera que los calabozos de las comisarías cuenten con barrotes dignos que no se doblen como papel ante el primer intento de escape de los presos. ¿Acaso cree el gobernador que la gente le cree cuando dice que les importa la seguridad y que trabajan para ello?
Un párrafo aparte merece la Justicia, que no es capaz de actuar con la rapidez necesaria para que delincuentes con semejante grado de peligrosidad sean rápidamente condenados y trasladados a la cárcel de Villa Urquiza. Es que no parecieran comprender el nivel de exposición al que someten a la sociedad en general cuando no juzgan de manera oportuna y rápida a quienes cometen delitos.
En primer lugar, está en juego la vida de los guardias que muchas veces son personas jóvenes sin experiencia que se quedan solos junto con cuatro delincuentes o más. Pero también existe el riesgo para el resto de la sociedad. Los malvivientes que escaparon ayer, lo hicieron a las 4 de la mañana. ¿Qué hubiera pasado si la fuga hubiera ocurrido en otro horario en el que hubiera más gente en la calle?
