Horacio Rodríguez Larreta jamás dijo nada acerca del municipio capitalino que gobierna Germán Alfaro, al que el jefe de Gobierno porteño respalda a pesar del desastre en el que está hundido San Miguel de Tucumán. Luego del intento de quebrar Juntos por el Cambio de las últimas horas las piezas comienzan a encajar: y es que tanto Larreta como Alfaro sólo privilegian sus espurias ambiciones personales de poder.
Es por ello que cabía preguntarse entonces cómo es posible que el alcalde porteño que conduce el distrito más importante de la Argentina, el cual se destaca por el manejo de la administración, pudiera apoyar la postulación a gobernador de un intendente como Germán Alfaro que sumió en el desastre a la quinta ciudad más importante del país. La respuesta es simple, sólo les importa seguir en el poder a toda costa.
Lo cierto es que esta vez a Larreta se le fue más bien la mano con la jugada para subir a Schiaretti y su peronismo del medio en Cambiemos, a dos semanas de que Cambiemos enfrente a Schiaretti en Córdoba. Armó un flor de lío. Larreta subordina todo a su candidatura presidencial. Las encuestas le dan la excusa: dicen que pierde la interna cordobesa frente a Bullrich y se ilusiona con dar vuelta el resultado si pone a Schiaretti de vice.
¿Quién gana con esta crisis en Cambiemos? No haría falta decirlo, pero lo diremos. Ganan Cristina y gana Milei. Y gana Schiaretti, porque mete confusión al por mayor entre los votantes de Cambiemos de Córdoba y sube las chances de su candidato a gobernador, Martín Llaryora, que ya va adelante en las encuestas. Larreta está convencido, o lo han convencido, para el caso es igual, que no tiene casi votos para pescar dentro del Pro, donde las preferencias son para Bullrich.
“No nos quieren”, confiesa su jefe de campaña Straface. Creen que su suerte depende del votante radical, históricamente reacio a votar a un peronista y, también, de los peronistas de esa imaginaria avenida del medio que años atrás patentó Massa como propia. Todos sabemos con qué resultados. Pero el argumento de expandirse para gobernar, incorporando terceros, tiene un problema que lo ven hasta los principiantes: el peligro de fractura.
Y si eso ocurre, pierden todos. Juntos exige unanimidad, es decir, no bolilla negra de los socios actuales para incorporar uno nuevo. Schiaretti, un maestro en subirse el precio en un año electoral, acompañó desde 2019 en todo al kirchnerismo en el Congreso. Fue un socio clave para sacar leyes clave: desde la escandalosa moratoria para el evasor serial Cristóbal López, que recuperó así sus empresas, hasta la quita de fondos al mismo Larreta.
Larreta quizás intente repetir la famosa pregunta de Keynes: “Cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Y usted señor?”. Es una decisión que cocinó a fuego lento y anticipó, no por una cuestión de principios sino de conveniencia, y sin discutirla en su partido. El objetivo: ganar la interna. Lo cierto es que todo pareciera indicar que Horacio Rodríguez Larreta más bien responde a Sergio Massa.
Horacio Rodríguez Larreta quedó unido discursivamente a Sergio Massa al plantear que Juntos por el Cambio debería incorporar al gobernador de Córdoba y precandidato a presidente, Juan Schiaretti, a la alianza electoral. Como el ministro de Economía en 2019, sostuvo la decisión sobre la necesidad de construir una “nueva mayoría”. El factor común que los enlaza a nivel comunicacional es Guillermo Seita.
Se trata de un histórico consultor político del peronismo no kirchnerista que estuvo detrás de esta última jugada del jefe de gobierno porteño y que es, también, un hombre cercano al gobernador cordobés. El 30 de mayo de 2019, dos semanas antes de anunciar formalmente su sociedad política con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Massa había utilizado la referencia a la “nueva mayoría” que antes de ayer reeditó Rodríguez Larreta.
“Una nueva mayoría”, tituló el líder del Frente Renovador su mensaje de mayo de 2019. Tres meses y medio antes, Massa también había echado mano al concepto de “nueva mayoría”, cuando compartía espacio con el mismo protagonista que por estas horas agita la interna de Juntos por el Cambio, Schiaretti. En un mensaje que hizo público el 12 de febrero de 2019 y que ilustró con una foto compartida con el gobernador cordobés.
Entonces subrayó: “Seguimos construyendo una nueva mayoría, plural, una Alternativa Federal. Me alegra verte tan bien y con tanta fuerza, Juan Schiaretti. Gracias por recibirme”. Larreta, Massa y Schiaretti comparten vínculos con el consultor político Guillermo Seita, que suele ser uno de los impulsores del peronismo no kirchnerista. Con el jefe de gobierno porteño lo une una relación de amistad de años.
A Sergio Massa también supo asesorarlo, y con Juan Schiaretti mantiene un vínculo histórico. Seta cuenta con una variada gama de clientes de todo el arco político. Es socio de consultoras como Management and Fit y Off&On, y de Ejes, una firma que monitorea medios de comunicación. “Guillermo contesta las preguntas que le hacen”, sostienen en el entorno del consultor.
En definitiva, lo cierto es que desde hace tiempo se veía venir cuando en Tucumán Larreta apoyó al traidor de Juntos por el Cambio, es decir, tanto Germán Alfaro como Beatriz Ávila. Y es que, en su momento, ni lerdo ni perezoso, Germán Alfaro le pidió a Larreta el apoyo del PRO de Tucumán. Y es que, ante el temor de quedarse con cada vez menos apoyo dentro e Juntos por el Cambio, el intendente capitalino le pidió al jefe de Gobierno porteño “una ayuda”.
Lo cierto es que ahora, tanto Germán Alfaro como Horacio Rodríguez Larreta ven peligrar su ambición de quedarse sin la posibilidad de conservar la municipalidad en el caso del tucumano y sin la victoria en las PASO en el caso del alcalde porteño. Algo que no estarían dispuestos a ceder por nada y van por todo como alguna vez lo hicieron Néstor y Cristina Kirchner. A no olvidar los errores del pasado.
