Una de las preguntas que ninguna encuesta registra y que muchos menos se tiene en cuenta a la hora de formularla, es si la gente común cree que a los políticos tienen vergüenza de no ser tan ineficientes a la hora de solucionar las cosas en general, y en particular en Tucumán. En las últimas horas, trascendió una muestra que da cuenta de que la inseguridad es por lejos la principal de las preocupaciones de la gente.
De hecho, la sociedad tiene a la inseguridad como una amenaza superior incluso a la mismísima pandemia de coronavirus, a pesar de lo que implica. Y es que la ciudadanía no tiene un pelo de tonta y sabe perfectamente lo expuesta que está a convertirse en víctimas de delincuentes, que están jugados y que por eso no tienen problema alguno en arrebatarle la vida a personas inocentes y que están hartas de una situación que sólo empeora con el paso del tiempo.
La pregunta que cabe hacerse, es si les importará a los integrantes de la clase política, que la ciudadanía esté a merced de ladrones, violadores y asesinos. ¿Acaso es posible tener empatía con la gente, si hasta el menor de los funcionarios cuenta con protección a donde quiera que van? Al fin y al cabo, se trata de individuos que ocupan los lugares que tienen porque el voto popular los colocó allí.
Sin embargo, no pareciera que se sientan interpelados, como si no se sintieran como lo que de verdad tendrían que ser, es decir, empleados de la sociedad, la misma que les paga sus abultados sueldos, sólo para terminar vendiendo humo a una ciudadanía harta de su incompetencia, cuando no de su complicidad para con los malvivientes que ganaron las calles hace rato. ¿cómo es posible entender que Claudio Maley siga firme en su puesto?
Con una inseguridad galopante, el gobernador Manzur lo mantiene en su cargo, vaya a saber por qué incomprensibles razones. Lo que está claro es que el único lugar en el cual el ministro de Seguridad puede asegurar que no hay peligro, es en su propio hogar debido a la custodia que tiene. Aun así, a un par de cuadras asesinaron a un cura muy querido, evidenciando que la seguridad sólo es para la clase dirigente.
De esto es justamente de lo que está cansada la gente, como así también de la falta de respuestas por parte de la Justicia, cuestión que la sociedad considera como el principal causante de la inseguridad. ¿Es que acaso los funcionarios del Poder Judicial seguirán jugando a que nada malo ocurre en Tucumán? ¿Cuánta más sangre tendrá que ser derramada en las calles de nuestra provincia para que se dignen a reaccionar? La sociedad está harta y así lo ha hecho saber una y otra vez, ya sea por medio de encuestas o por marchas. Es hora de que la Justicia comience a actuar en favor del bien común de todos, en lugar de dedicarse a cuidar a los amigos del poder. De lo contrario, escenas de la mal llamada justicia por mano propia, podrían empezar a ser cada vez más frecuente y las consecuencias serían catastróficas e inmanejables para el Estado de derecho.