Quienes habitan en la ciudad asociaron tradicionalmente al campo como un lugar de paz, naturaleza, aire puro, lejano al ruido y el humo de los grandes centros urbanos. Pero hace ya tiempo que esa mentada tranquilidad parece haberse perdido en el área rural. La constancia de delitos mayormente contra la propiedad se convirtió en un serio problema del sector agropecuario, que hace ya años pide a las autoridades una solución que no llega.
Estos hechos hechos delictivos no tienen la asiduidad ni la violencia de los que se dan en las urbes -con excepciones como la que hace un mes ocurrió en Pergamino, donde un trabajador rural recibió un disparo en un asalto-, pero la inseguridad rural se convirtió en un problema de difícil resolución, por la dinámica de los crímenes, los lugares en que se llevan a cabo y la falta de recursos de las fuerzas de seguridad.
Algunos delitos son clásicos, casi tan viejos como la actividad agropecuaria. Otros tienen un par de décadas.
Abigeato, robo de producción, sustracción de herramientas o maquinarias, toma de campos, vandalismo y rotura de silobolsas son los más comunes. Cuando estos delitos se cometen de manera recurrente en un corto lapso de tiempo, ganan exposición mediática, como sucedió con la ola de rotura de silobolsas a mediados del año pasado y obligó a los ministros de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, y de Seguridad, Sabrina Frederic, a tomar cartas en el asunto. O el caso de la toma del campo del ex ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere por parte de su hermana Dolores y de la organización social que conduce Juan Grabois, que tuvo una alta repercusión a nivel nacional .Luis Miguel Etchevehere en la entrada al campo que fue tomado por su hermana y militantes de Juan Grabois. (Franco Fafasuli)
Un estudio realizado por el ingeniero agrónomo y responsable del Departamento de Análisis Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Matías Lestani, aporta datos sobre esta realidad. Por ejemplo, las provincias más afectadas son Buenos Aires y Santa Fe. Concentran, cada una, el 37% de los hechos. El podio lo completa Córdoba con el 22%. Otro dato sobresaliente es que a la fecha ya fueron vandalizados 60 silobolsas, mientras en la actividad pecuaria el robo de animales se centra en las zonas periurbanas o en los últimos cordones de los conurbanos.
Además, Lestani señaló que estos hechos tienden a ser más recurrentes en el último trimestre del año. “La seguidilla de vandalismos contra la propiedad privada de los productores, y sus silobolsas parece no tener una solución de continuidad. Los ataques se repiten variando su intensidad y su frecuencia, pero siguen estando presentes y en este un año eleccionario es posible que la virulencia aumente en comparación con 2020, que fue un año récord en esta lamentable estadística”, marcó Lestani en su trabajo.
Según el especialista, las “roturas, cortes, punzados, incendios, abigeatos y robos se repiten constantemente en el corazón productivo del país” y que esto “lo vienen sufriendo tanto empresas internacionales y grandes, medianos y pequeños productores familiares; agrícolas y pecuarios. Los ataques son sobre ingredientes esenciales en la cadena de valor para la transformación en harinas, aceites, biocombustibles, burlandas, y sobre todo proteína de origen animal; carnes vacunas, avícolas, porcinas, ovinas y leche”.
Como un virus
Lestani subrayó que “el vandalismo se comporta como un virus que se expande, sin dirección, sin discernimiento, con la sola premisa de dañar por dañar, con total ignorancia, sin hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, y justamente ahí está su ceguera intelectual”.
En diálogo con Infobae, el vicepresidente de CRA, Gabriel de Raedemaeker, al que en 2020 le incendiaron su campo en Córdoba, indicó que hoy los delitos rurales consisten mayormente en vandalismo de silobolsas y abigeato, pero consideró necesario que desde el Gobierno nacional se los condene, para desincentivarlos.
“Nosotros tenemos un reclamo desde CRA de vieja data al Gobierno para que, por un lado, se tipifiquen estos actos vandálicos como delitos pero, también, para que se condenen desde los discursivo, porque a veces se confunden algunas acciones o mensajes tergiversados desde la política que pueden hacer creer que existe un enfrentamiento y que ese tipo de acciones son reivindicativas para esa división”, comentó el dirigente.
En este sentido, De Raedemaeker entiende que “lo que ocurre es que son daños muchas veces, en el caso de los silobolsas, no relacionados con robos, sino daños por sí mismos, lo que habla de un ataque cargado de ideología o prejuicios hacia el sector. Son mucho más graves cuando están seguidos de robo, pero, al mismo tiempo, son mucho más entendibles. Estos otros tienen una cuota de fanatismo”.El año pasado el vicepresidente de CRA fue víctima de un incendio intencional en su campo.
El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), Horacio Salaverri, coincidió en que los delitos más comunes son el robo de animales y la destrucción de silobolsas. “El abigeato se ha dado muy puntualmente en algunos lados en esta zona, pero parece estar bastante controlado y después, ocasionalmente pero de forma persistente, se da la rotura de silobolsas”, dijo a Infobae. Pero también mencionó como factor de preocupación la caza furtiva e ilegal en los campos de los productores y dijo esa clase de delitos “aparecen esporádicamente, pero se mantiene esa actitud”, aunque dijo no tener elementos que indiquen que ese vandalismo tenga connotaciones política. “Pero que dudamos, dudamos al respecto. En otros casos, también se puede dar por cuestiones de un malintencionado”, agregó.
Acciones
Como también sucede en las ciudades, la seguridad rural es una competencia provincial, por lo cual Nación no tiene injerencia en las políticas para resolver el problema. Es por esto que las entidades zonales participan con las autoridades del diseño de planes de acción para controlar o disminuir la delincuencia en el ambiente agropecuario. “En Córdoba se viene trabajando hace tiempo desde las entidades agropecuarias con el gobierno provincial, en una acción público-privada, en una idea de fortalecer el sistema de patrullas rurales”, indicó De Raedemaeker.
En este sentido, detalló que “se creó una división específica para eso, separada en diferentes jurisdicciones se las han nutrido con personal entrenado y patrullas equipadas para el entorno. Asimismo, se está trabajando en sistemas para poder ir monitoreando y cubrir a través de antenas la provincia para tener ante la factibilidad de un ataque una alarma inmediata y accesible para los productores” y aseguró que “cuando están presentes y se conoce la eficacia de la patrulla, tiene un efecto importante de disuasión y el delito va migrando para las zonas desprotegidas, por lo que es creciente la demanda por incrementar este sistema de patrullajes en las distintas localidades”.La última reunión del gobernador de Buenos Aires con la dirigencia de CARBAP.
Por su parte, Salaverri indicó que CARBAP mantuvo reuniones con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y su ministro de Seguridad, Sergio Berni, respecto a la promesa del mandatario de dotar de móviles a la patrulla rural para fortalecer la seguridad. “Ha habido un compromiso de 100 patrulleros, pero cuando estuvimos con el Gobernador nos dijo que el proveedor no los había tratado bien, o sea, no le había provisto la mercadería que ellos le habían encargado, y que por eso tenían un problema con eso”.
“Por el momento los patrulleros no aparecen. Los vehículos, en muchos casos, son patrulleros con más de 800.000 kilómetros. Eso indica que tienen un deterioro progresivo para el cumplimiento de la función y eso reciente el tema de la seguridad, porque una de las cuestiones más sustanciales de la patrulla rural es el recorrido, el patrullaje de la misma con motivos disuasorios. En caso de que no se pueden hacer porque el material rodante no está en condiciones, agrava la cuestión de la seguridad”, concluyó.