En una jornada marcada por un frágil equilibrio entre el cese de hostilidades y la tensión persistente en la región, el gobierno de Israel anunció su aceptación del alto al fuego bilateral propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El anuncio fue oficializado por las autoridades israelíes pocas horas después de la entrada en vigor de la tregua, que había sido comunicada por el propio mandatario estadounidense a través de la red Truth Social. Sin embargo, acusaron a Irán de lanzar otro ataque horas más tarde.
“Logramos todos nuestros objetivos en la guerra contra Irán”, señaló el comunicado difundido por el gobierno de Israel, en el que además aseguró que el país logró neutralizar “la amenaza nuclear y balística” proveniente del régimen iraní. Según esa evaluación, “la amenaza existencial inmediata” fue desactivada tras una serie de operaciones militares, que incluyeron ataques contra instalaciones nucleares iraníes durante el pasado fin de semana.
El acuerdo, anunciado públicamente por Trump el lunes por la noche, contemplaba un “alto al fuego total y completo” activado por fases: primero, el cese de operaciones por parte de Irán, seguido, doce horas después, por el fin de las acciones israelíes. La tregua comenzó a regir a las 04.00 GMT del martes.
El contexto en el que se selló el pacto no podría haber sido más tenso. Minutos antes del inicio del alto al fuego, Irán lanzó misiles sobre territorio israelí, lo que provocó la activación de sirenas de alerta en Tel Aviv, así como en el norte y sur del país. Uno de los proyectiles impactó en un edificio residencial en Beerseva, causando la muerte de cuatro personas, según informó el Magen David Adom, equivalente israelí de la Cruz Roja. De forma simultánea, Israel bombardeó varias zonas del norte de Irán, provocando al menos nueve muertes.
A pesar de la tregua, la calma no fue total. Agencias internacionales de noticias reportaron que, poco después de activado el alto al fuego, el ejército israelí detectó un nuevo ataque con misiles provenientes de Irán, lo que derivó en la activación de sirenas en el norte de Israel y en una respuesta inmediata de las defensas aéreas. El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó “responder con fuerza” a este nuevo episodio de agresión, lo que evidencia la volatilidad del acuerdo.
El conflicto tuvo su origen en una ofensiva israelí dirigida a frenar lo que Tel Aviv calificó como el desarrollo de armamento nuclear por parte de Irán, una acusación que el régimen de Teherán niega rotundamente. Como parte de su intervención directa, Trump autorizó bombardeos sobre tres instalaciones clave del programa nuclear iraní: Fordo, Isfahán y Natanz. El Pentágono describió los ataques como “devastadores” para las capacidades nucleares iraníes.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que aún no puede verificar el alcance de los daños y solicitó acceso a las instalaciones. Algunos analistas sugieren que Irán podría haber retirado previamente el material más delicado, mientras que el gobierno iraní insiste en que todavía conserva reservas de uranio enriquecido.
En represalia, Irán lanzó seis misiles contra la base militar estadounidense de Al Udeid, en Qatar, considerada la más importante del Pentágono en Medio Oriente. Según el gobierno qatarí, todos los proyectiles fueron interceptados sin que se registraran daños materiales ni víctimas.
Aunque la tregua ha sido formalmente aceptada, Israel advirtió que responderá con contundencia ante cualquier nueva violación del acuerdo. “Reaccionará con fuerza” si Irán retoma sus operaciones ofensivas, señaló el gobierno en su comunicado oficial.
El saldo del conflicto iniciado el 13 de junio deja un escenario devastador: más de 400 muertos y 3.000 heridos en Irán, en su mayoría civiles, según cifras difundidas por Teherán. En Israel, los ataques iraníes provocaron 28 víctimas fatales, de acuerdo con el reporte oficial del gobierno.
