Juan Grabois fue uno de los dirigentes sociales y políticos del oficialismo que alzó la voz contra el escándalo de sobreprecios en la compra de alimentos por parte del Ministerio de Desarrollo Social. Sus quejas, las denuncias públicas y los planteos de la oposición llevaron al gobierno a suspender esa licitación y a organizar la asistencia a través de otros mecanismos.
Sin embargo, el militante de la CTEP y allegado al papa Francisco asegura que hace más de un mes y medio que muchos comedores comunitarios no reciben asistencia alimentaria y eso lo adjudica en parte a la burocracia del Estado. “Antes reinaba la idea del roban pero hacen, ahora no roban y no hacen”, planteó en una extensa entrevista con Luis Novaresio en radio La Red donde también se refirió a la polémica liberación de presos y vaticinó una “tormenta perfecta” luego de la pandemia, con un país probablemente en default y 50% de pobreza.
– ¿Cómo ves el estado de ánimo y la situación en los lugares complicados?
A pesar de la precariedad de la vida de este lado de la General Paz, donde estoy yo, en la provincia, del otro lado, en Capital, y más allá en el interior, hay una formidable capacidad de resistencia comunitaria que cuando te agarra sin ahorros, sin una casa en condiciones, sin telecomunicaciones que funcionen correctamente es doblemente más difícil.
Esa capacidad de resistencia tiene que ver con la organización comunitaria, tiene que ver con darse la mano de uno a otro, son cosas que a veces en los centros urbanos, en los edificios nuevos, en los barrios de mayor poder adquisitivo son valores que se fueron perdiendo.
Por otro lado, dan ganas de llorar cuando uno ve lo mal que vive una parte considerable de nuestro pueblo. El 30%, 35%, 40%…. Más allá del porcentaje, tenemos un montón de argentinos que viven en condiciones indignas: sin agua, sin luz, sin cloacas… caen dos gotas y se embarran todas las calles porque no tienen veredas. Lugares contaminados, agua contaminada, agua sucia, agua que se corta como en la 31, que pasa también en la provincia de Buenos Aires y en el interior ni te cuento. Así no se puede seguir. No es sustentable un modelo donde un tercio de la población vive en esas condiciones, cuando tenemos un país maravilloso, con todas las riquezas posibles y el potencial para que todos vivamos bien, en felicidad.
– Uno tiene claro que en esos lugares postergados, sin changas, sólo se puede sobrevivir con la ayuda. ¿Está llegando la ayuda como debe llegar?
Hay como dos aspectos. Hay un aspecto macro: las medidas sanitarias que tomó el gobierno y yo reivindico, sobre todo haciendo la comparativa con América Latina y ni que hablar con Brasil. Hubo una orientación que fue cuidar a las personas y yo lo valoro, con la IFE, la AUH…
Después hay un aspecto que yo no puedo dejar de mencionar, se enoje quien se enoje: a los 10 mil comedores comunitarios que hay en la Argentina en gran medida no les han llegado los alimentos desde hace un mes y pico.
En el interior, en la Patagonia y al norte no les han llegado alimentos secos de la Nación en el último mes por lo menos. Cada vez que me cruzo a un funcionario de Desarrollo Social le pregunto por el tema: siempre “se está resolviendo”, pero lo que se llama las bocas, están desabastecidas. Cuando pregunto en el Ministerio, te dicen que se está resolviendo, pero cuando pregunto en las provincias las cosas no llegaron. Es una realidad y lo tengo que decir.
Yo puedo valorar un montón de aspectos del gobierno y que efectivamente se ha puesto la prioridad en los más humildes y esto con Macri sería un desastre, pero también puedo criticar algunos aspectos puntuales que son datos objetivos. Eso no es querer hacerle daño a nadie ni estar en contra de nadie, eso es tener una visión crítica de las cosas.
– Como debe ser, porque si vos decís algo crítico no estás siendo destituyente
Te digo más: yo apoyo al Gobierno. Yo soy oficialista por primera vez en muchos años de mi vida, después de sufrirlo a Macri, aunque no estoy de acuerdo con todo y aunque pienso que faltan un montón de cosas.
– Vos te calentaste con razón cuando hubo sobreprecios en el Ministerio de Desarrollo. Salieron algunos funcionarios. ¿Se están haciendo las cosas como se tienen que hacer o todavía no?
Yo creo que no porque hay temas estructurales. Termina ganando esa idea del roban pero hacen, como si la eficiencia y la transparencia fueran dicotómicas. Porque efectivamente hay una organización burocrática del Estado, hay capas estamentales en las instituciones que impiden que se pueda comprar fideos, arroz y aceite de una manera razonable
Aunque se haya mejorado el procedimiento, sigue siendo un procedimiento donde vos podés tener todos los papeles perfectos, todos los pasos administrativos perfectos, y hacer un tremendo choreo. Es decir, es un sistema donde no aplica el principio de realidad y eso no pasa solo en la compra de alimentos, pasa en la obra pública, en la construcción de viviendas, en la urbanización de barrios, en la aplicación de ayuda para agricultores. Hay una lógica del papelito: el papelito es fácil de truchar, lo que es difícil de truchar es la realidad. Si no hay una transformación hacia una nueva institucionalidad, que te saquen de la bobera de un Estado que no puede comprar fideos, o que no puede comprar un lote de 10 hectáreas de tierra para ponerle servicios y que la gente hacinada de Villa fiorito pueda ir a Cañuelas a armar su casa, estamos jorobados.
– ¿Sigue rigiendo el roban pero hacen?
Ahora no roban y no hacen. En este momento, al menos, eso sucede con los alimentos. El problema es cuando vos no podés resolver los problemas de la realidad de manera eficiente con la celeridad que requieren. Eso no es culpa de Arroyo, ni de Alberto, ni de Macri, ni de Cristina… ¡Es culpa de toda esta sociedad! Todos: políticos, empresarios… Es una sociedad recontra hipócrita. Si el procedimiento se hace mal, te cortan la cabeza. Si el procedimiento se hace bien y hay un curro, te cortan la cabeza. Pero cuando querés ir a un procedimiento más rápido, aparece la idea de que si es rápido no es transparente.
Hay un problema de que nos estamos pisando el poncho y trabando mutuamente y eso impide que las cosas sucedan en la realidad. Yo veo cada vez con más desesperación cómo se deteriora la vida a niveles infernales de hombres y mujeres de este país en los conurbanos de Córdoba, de Rosario, de la Ciudad… y la incapacidad o la falta de planificación de los sucesivos gobiernos de resolver eso de una manera razonable. ¿Cómo puede ser que en Argentina una pareja joven de trabajadores no pueda acceder a un lote cuando vos vas a San Vicente, Ezeiza, Cañuelas y hay lotes por todos lados?
– Si hoy no chorean ni hacen, seguimos empantanados
Es un pantano. Y después está la cultura del espectáculo. Yo entiendo que la política tiene mucho de comunicación. Es así, son las reglas del juego. Ahora, cuando la comunicación tapa un aspecto de la realidad estamos jodidos. Cuando garpa más ser una persona que cumpla bien su papel en la representación teatral que te pone la vida enfrente que hacer las cosas bien en la realidad y en el territorio, también es un problema estructural. Y el problema también está en la sociedad, que compramos más a un buen charlista que a alguien que sea eficiente. Son cosas que nos van a llevar puestos, más ahora que hay que reconstruir todo esto.
¿Viste que siempre hablan de la grieta y de las políticas de Estado? Son cosas de sentido común. Que la gente tenga un terreno para construir su casa…. Te dan ganas de llorar. A mí me da mucha impotencia cuando veo que la comida no llega a donde tiene que llegar, me da mucha bronca.
– De acuerdo a tu olfato, ¿hay chances de flexibilizar la cuarentena?
Yo creo que hay que taparse la nariz en este momento y no oler. Hay que escuchar a la ciencia, hay que escuchar a los epidemiólogos, porque vos podés tener mucha preocupación por la situación económica de los sectores medios, de los empresarios o de los más pobres, pero si hacés algo que epidemiológicamente está mal, después va a ser mucho peor el remedio que la enfermedad.
Yo veo lo mal que están los compañeros que no pueden changuear… pero no me gusta que usen ese sufrimiento para acelerar la apertura de determinadas industrias o determinadas actividades económicas. El criterio que tiene que regir tiene que ser estrictamente sanitario. En ese sentido, tiene que haber firmeza en las políticas.
– ¿Qué opinás de la polémica por la liberación de presos?
A mí me parece que uno de los factores de atraso de este país es que los jueces no son jueces. No se rigen por la ley, se rigen por los medios de comunicación, por el dinero, por la política o por el clamor social. Y un juez se tiene que regir por la ley. Ahí tenemos un elemento de factor de atraso, sobre todo cuando quienes se rigen por los medios son como las veletas: un día dicen una cosa y al otro día dicen otra. Un día liberan a uno y al día siguiente lo vuelven a meter preso. Ni la primera decisión estuvo bien ni la segunda.
– Boudou estuvo mal detenido y defenderlo me da dolor de hígado… y lo liberaron porque cambió el aire político. Llevado eso al tema de los presos, ¿cómo lo vivís?
Son esas peleas que ya las perdiste antes de empezar. Ya se logró generar una pedagogía de la crueldad y del ensañamiento y la racionalidad de los argumentos se vuelve muy difícil. Entre liberar violadores y dejar las cosas como están, hay un montón de caminos intermedios que pueden ser razonables, que tiene que ver con delitos leves, con gente que está por terminar la pena, con un criterio científico para realizar las cosas.. pero se está perdiendo esa oportunidad porque ahora nadie quiere involucrarse en el tema.
Cuando de repente los temas se vuelven como una papa que quema, ya nadie se quiere meter y nadie quiere decir nada porque el que dice algo queda identificado como un pro violador, un pro chorro, un pro asesino… bueno…
– Del otro lado también, porque si decís lo contrario le querés sacar el respirador a la abuelita… Las chicanas son todas, eh.
Hoy tenés 85% de un lado y 15% del otro, y ahí se pone más peligroso. Cuando ya quedás totalmente marginado por plantear una cosa que en una conversación, lo sacás del amarillismo, de la violación, y lo razonás como debieran hacer los comunicadores y los políticos y evitás el achatamiento intelectual de la sociedad… ese 85% va a estar de acuerdo en la solución más razonable.
– ¿Qué opinás del impuesto a la riqueza?
Debería ser un impuesto permanente. En Francia, Canadá, los países que reivindican muchos acá, ni que hablar los países nórdicos, la participación del impuesto sobre el patrimonio en la recaudación general es mucho más alta que en la Argentina. En Francia por lo menos son unas 6 o 7 veces más que la Argentina. Yo lo estuve estudiando el tema: en los países latinoamericanos los impuestos sobre el patrimonio son bajos por el contubernio que hay entre las elites económicas, los políticos y los jueces que después te sacan un amparo que dice “señor, usted no tiene que pagar el impuesto”.
Algo para cambiar el sistema regresivo que tenemos, es que tenemos que gravar más el patrimonio, menos el consumo y menos el flujo, me refiero a la actividad empresaria.
– ¿Creés que sale el impuesto?
Yo creo que sale porque no hay plata. Hay que pagarle el sueldo a los médicos, a los maestros… Ahora vamos a tener la tormenta perfecta: default, pandemia y el 50% de pobreza. Hay que prepararse. Entre la herencia y las circunstancias sanitarias, es la situación a la que nos vamos a enfrentar. Tenemos que tener una estrategia y un proyecto hacia adelante.