Finalmente, estamos en la antesala de lo que será una sentencia histórica que coronaría el juicio de este personaje oscuro y nefasto que tuvo durante años la política tucumana, alguien que llegó a ser conocido como el Gildo Insfrán de Tafí del Valle. Estamos hablando de Jorge Yapura Astorga, para quien comenzó la cuenta regresiva de cara a lo que será la posible condena por delitos de corrupción en contra del clan tafinisto.
Lo cierto es que la gente espera que la Justicia local brinde su veredicto por medio de los jueces a cargo del juicio: se trata de los Dres. Gustavo Aldo Romagnoli, Fabián Adolfo Fradejas y Luis Fernando Morales Lezica. Sobre ellos estarán posados no sólo los ojos de la opinión pública en general y de la sociedad tucumana en particular, también serán los ojos de la historia los que verán el accionar de los magistrados en lo que será un antes y un después para nuestra provincia.
En ese sentido, cabe señalar que no es casualidad el momento en el que tendrá lugar la sentencia en contra de Yapura Astorga, ya que la gente “pegó un volantazo” de la mano de un cambio de época representado por la elección de Javier Milei como presidente de la Nación. Esto significa que la sociedad no está dispuesta a tolerar que los dirigentes políticos continúen en la tónica del “roban, pero hacen”.
Sobre todo, en el caso de quienes ni siquiera hicieron y que, por el contrario, dejaron tierra arrasada en aquellos distritos que debieron gobernar para la gente y no a costa de ellos llenarse los bolsillos a expensas de una sociedad asqueada de tanta corrupción. Por lo tanto, la Justicia tiene el deber de fallar en favor de una serie de pruebas que no hacen más que exponer el supuesto enriquecimiento ilícito del clan Yapura Astorga.
Lo cierto es que se trata de un verdadero parteaguas de aquí en más, es decir, un momento en el cual tendrá lugar un hecho decisivo que marcará la diferencia entre un Estado previo y otro siguiente. Al menos, eso es lo que espera la sociedad en su conjunto en lo que hace al histórico juicio llevado a cabo en contra del ex intendente oficialista de Tafí del Valle, que junto a su clan deberían pagar por la corrupción estructural que se le endilga.
Cabe señalar que fue el cambio decisivo que tomó el Poder Ejecutivo tucumano bajo la conducción del gobernador Osvaldo Jaldo en materia política lo que habría iluminado a otro poder de la República, es decir, el judicial. Y es que éste último se habría guiado por lo hecho por el ex intendente de Trancas que, una vez llegado a la Casa de Gobierno a fines del año pasado, le imprimió una impronta diferente al gobierno.
Elogiado por distintos espacios políticos, por funcionarios locales y nacionales, Jaldo goza de una consideración en la opinión pública que encumbró su actual creciente imagen. Esto se debe al hecho de que el tranqueño le imprimió una nueva modalidad a una gestión gubernamental que hacía agua en muchos aspectos, los cuales fueron revertidos desde que asumió el poder y lo llevaron a ser considerado esta semana como el mejor gobernador argentino.
De esta manera, la lógica con la que el gobernador maneja desde la economía pasando por la seguridad, le valió a Tucumán poder capear el temporal en medio del ajuste más grande de todos los tiempos. Pues bien, tal parece que será ahora la misma Justicia la que se contagiaría de la impronta jaldista y, con el juicio contra Yapura Astorga, se verá si da el paso decisivo hacia el futuro o si, por el contrario, retrocede, una vez más, hacia el pasado.
Entonces, finalmente todo pareciera indicar que, a tono con el Poder Ejecutivo, la Justicia provincial también daría los mismos pasos, es decir, pasaría a comulgar con la sociedad por medio de la posibilidad de tomar al juicio contra el clan Yapura Astorga como evidencia incontrastable de un nuevo tiempo, debido a que se espera una sentencia ejemplificadora para con todos los acusados el próximo viernes 15.
Por fin quedará claro que los fondos públicos son el dinero que aporta cada uno de los ciudadanos al Estado para que se resuelvan las necesidades que tiene la sociedad en su conjunto. Pero que, tal y como habría quedado demostrado en el juicio, el mal uso de los mismos por parte del clan Yapura Astorga obedeció a su sed de poder que evidentemente no pudo saciar ni siquiera con los actos de corrupción que se le endilgan.
Y si de historia grande hablamos, el informe técnico contable basado en las pruebas del expediente de parte de la contadora Patricia Ladetto, resultaron lapidarios para el clan Yapura Astorga. Y es que la auditora puesta por la Corte Suprema de Justicia, determinó que fueron varios los factores que contribuyeron a que la semana que comienza mañana sea decisiva para los imputados.
“Fueron los denunciantes los que aportaron pruebas como declaraciones juradas de Nerina, pruebas del banco Macro, los recibos de sueldo de la Legislatura y resúmenes de cuenta además de documentación por la compra de vehículos y de terrenos”. “No había pedido de compras que las avalaran, sólo el procedimiento de pago”, afirmó. Y aclaró: “ni se establecía la cantidad que se compraba. Se dice sólo el precio”.
“El patrimonio de Jorge, de su hijo y de Nerina desde 2011 hasta 2014 tuvo un incremento patrimonial no justificado”, dijo y explicó que por ejemplo “nunca se hicieron declaraciones juradas que manifestaran que los vehículos y los terrenos habían sido adquiridos”. “Arribé a la conclusión de que eran maniobras violatorias de todas las normativas, ya que no hay ordenanzas que las avalen. Se pedía por una cosa y se pagaba por otra”, expresó durante el juicio.
Según Ladetto, la Municipalidad incluso no habría podido realizar compras en el negocio Floppy III ya que “tampoco tenía libre deuda de rentas”. “No se puede contratar a alguien que le está debiendo al Estado. Tampoco el Estado puede comprarse a sí mismo. Si soy intendente y mi concubina tiene un negocio no puedo contratarme a mí mismo. Es violatorio de todas las normativas de la ley de administración financiera”, aseveró.
En este marco, cabe preguntarse entonces si existe la mínima posibilidad de que los jueces fallen de un modo distinto a lo que las pruebas señalan. La opinión pública tiene la mirada puesta en el Poder Judicial, el peor visto por la inmensa mayoría de la población argentina de acuerdo a todos los sondeos. Lo cierto es que el viernes de la semana que comienza mañana, será la oportunidad para que la Justicia se coloque del lado correcto de la historia.
¿Se empezará a terminar con la corrupción y la impunidad? ¿O será todo lo contrario? ¿Estará dispuesto el Poder Judicial, con lo desacreditado que está, a darle la espalda a la sociedad que espera una condena ejemplar? Cabe recordar que todavía está fresco en la mente de la gente la investigación realizada por Tucumán Despierta acerca de la compra por la cifra escandalosa de 700 millones de pesos en vehículos por parte de Yapura Astorga y de su ex concubina, Nerina Julieta Mustafá.
De más está decir que tomó relevancia nacional la espuria adquisición realizada, para colmo, luego de la denuncia por la que hoy enfrentan una causa por enriquecimiento ilícito, malversación de fondos públicos y asociación ilícita, entre otros delitos, de los cuales sería virtualmente imposible escapar a una condena tan previsible como esperada por toda la sociedad tucumana.
Se viven horas de definiciones en la justicia provincial a causa de que, por medio del juicio que se lleva a cabo contra el ex intendente de Tafí del Valle, se logró abrir una brecha en la impunidad en torno a casos de corrupción con el dinero público, que habrían sido mal manejados por parte del Clan Yapura Astorga, tal y como quedó evidenciado en las audiencias que una a una fue formando los eslabones.
Unos eslabones que contribuyeron a no minimizar actos de corrupción y espurio manejo de las arcas públicas como aconteció durante mucho tiempo en Tafí del Valle por parte del ex intendente oficialista. Fueron formando una suerte de asociación ilícita al servicio de poder enriquecerse y que ahora, Justicia de por medio, podría el viernes de esta semana comenzar a vivir el principio del fin de la corrupción y la impunidad.
¿Será justicia en Tucumán alguna vez y para siempre?