Nada menos que en el día del inocente y a la velocidad de la luz, gran parte de los legisladores bonaerenses de Juntos por el Cambio traicionaron el contrato electoral. Mayoritariamente los legisladores del PRO y los radicales, aprovecharon una fecha en la que los ciudadanos están con la guardia baja, entre la Navidad y Año Nuevo, para violar un valor republicano que habían convertido en bandera.
Entre gallos y medianoche, sobre tablas y sin debate en comisión, aprobaron que los intendentes tengan la posibilidad de presentarse a la reelección aunque cumplan dos mandatos en el 2023. Los intendentes que se perpetúan en sus cargos son uno de los motivos de la “degradación de la democracia” que venimos padeciendo desde hace años. Hay diez distritos del Conurbano que solamente han tenido intendentes peronistas desde 1983.
Por varios motivos, Es muy grave lo que hicieron los legisladores radicales y del PRO. Primero, por el resultado concreto. Barones del conurbano, reyezuelos de la pobreza y la marginalidad, con empleo público y planes sociales van a intentar quedarse hasta el 2027. Segundo porque Juntos por el Cambio prometió combatir estas formas del autoritarismo populista y, sin embargo, votó con entusiasmo para mantener semejante enfermedad institucional.
Tercero porque se igualaron con los kirchneristas a los que decían combatir políticamente. Acá no hubo grieta. Cristina, Axel y Máximo se anotaron un triunfo político espectacular porque demostraron que “todos son lo mismo”, concepto peligroso que dinamita la calidad del sistema y la confianza del ciudadano. Anoche, indignado, el senador Luis Juez, con la boca cargada de insultos y verdades dijo que en el barro, nada luce.
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— Baby (@babyaetchecopar) December 29, 2021
Y eso es lo que logró el kirchnerismo. Que Juntos por el Cambio fuera al barro en el que ellos se mueven muy bien desde siempre. Y el cuarto motivo, es la exhibición obscena de falta de conducción, la anarquía que exhibió Juntos por el Cambio. Más que una coalición opositora, parecieron un grupo de cuentapropistas ocupados y preocupados por defender sus privilegios y su quintita.
Hay autoridades que avalaron y fogonearon esta traición y esta defección que deben explicar este grave daño simbólico, tal es el caso de la inescrupulosa de Patricia Bullrich, quienes apoyaron la reelección. Se abrió una grieta profunda en la oposición. La falta de liderazgos fuertes en la coalición y en los partidos que la integran, es demoledora y pone entre signos de pregunta su propia subsistencia.
No se puede ocultar que Juntos por el Cambio nunca estuvo tan cerca de la fractura y de desnudar la debilidad de sus conducciones. La política se conduce con ideas, coraje y con el ejemplo de poner el cuerpo en el territorio. El presidente del radicalismo bonaerense, el joven e inteligente Maxi Abad, prometió renovación, pero el resultado de anoche demuestra que volvieron a las viejas prácticas del radicalismo del chiquitaje y del sistema del toma y daca que instaló el peronismo.
La gran figura taquillera del “nuevo” radicalismo, el doctor Facundo Manes, casi no jugó ningún papel. No se expidió al respecto. Así tampoco se construye liderazgo. No solo en campaña hay que marcar rumbos. Nada peor le puede ocurrir a Juntos por el Cambio que comportarse de la misma manera que el peronismo que hundió a la provincia en cifras sociales aterradoras y prácticas corruptas.
Porque acá viene el otro tema, tal vez el más grave. Por ahora es una pregunta, pero puede ser una investigación. ¿Qué negoció la UCR y el PRO bonaerense con los kirchneristas? ¿Cargos, subsidios, ayudas económicas a distritos o cosas que no se pueden probar por ahora? La oposición estaba jugando con fuego. Jugar con fuego es demasiado peligroso. Se pueden quemar. Y eso es lo que ocurrió ayer con la traición de Juntos por el Cargo.
Si no están dispuestos a cuidar ese voto quienes asumieron esta inmensa responsabilidad el 10 de diciembre, entonces sean honestos y den un paso al costado para que alguien más cumpla cabalmente con esa responsabilidad. La política tiene un desafío en estas horas y debe aceptar el reto. De lo contrario la ciudadanía, como lo hace siempre, pondrá las cosas en su lugar y los mandará de una sola patada a sus casas.
En el peronismo la perpetuación en el poder suele ser aplaudida y si se cambian las normas para obtenerla importa poco. Pero, supuestamente, Juntos por el Cambio era una fuerza que se construyó gracias a una sociedad que le puso el cuerpo a la defensa de la república. Pero el espectáculo infausto que acaban de ofrecer entre gallos y medianoche sólo puede llamarse traición.
Claramente no entendieron nada de nada el mensaje de las urnas. Claramente, no entendieron nada de nada lo que se juega en un país asediado por un populismo empobrecedor, claramente no entendieron que es en la defensa de las instituciones donde la república se hace fuerte, y se la jugaron en una timba sin escrúpulos, que solo le da la razón a quienes señalan a la casta política como una elite de privilegios inmerecidos, que no ve en el poder servicio sino un coto de caza personal.
Probablemente, aunque la decepción haya caído como sal en la herida, y la traición haya corroído la confianza, es mejor que finalmente hayan mostrado sus caras como son. Porque quienes depositaron su voto en ellos repararán el error y no se correrán ni un centímetro de sus convicciones, pero sabrán quienes se disfrazan de principios pero sólo tienen fines. Con este voto, quienes alzaron la mano por las reelecciones de los intendentes, no sólo defraudaron a sus electorados, sino que hirieron a la mismísima democracia y su virtud de alternancia.