Lo hizo en una ceremonia extremadamente austera en el Salón de Acuerdos de la sede de la Cámara en el Bajo porteño, en la que estuvieron presentes -además de sus dos nuevos colegas- su pareja, su hijo de su primer matrimonio y el presidente del Consejo de la Magistratura, el juez Alberto Lugones. También participaron Hernán Goncalves Figueiredo, secretario de actuación judicial – y el tercer integrante de la terna que aspiraba al cargo para el cual resultó electo Bejas-; el secretario de Actuación Electoral, Sebastián Schimmel; y la prosecretaria Elena Gómez.
No estuvo, sin embargo, la otra integrante de la terna y única mujer, Alejandra Lázzaro, pese a ser secretaria de superintendencias de la Cámara. Su ausencia no pasó desapercibida ya que era quien había quedado primera en orden de mérito, y era la candidata que el radicalismo le había pedido a Mauricio Macri que designe cuando era presidente. Desde la Cámara explicaron que está con un esguince. Tampoco estuvo en la ceremonia ningún integrante de la Corte Suprema, ni otros jueces federales como la jueza electoral de la Capital Federal, María Servini. Desde la Cámara Electoral, lo justificaron en la pandemia.
La jura fue breve y sin discurso por parte de Bejas. El nuevo camarista juró por la “patria y por el honor”, sin incluir el juramento religioso. Solo se sacó el barbijo para la foto oficial de los tres jueces de la CNE juntos. El único que habló fue Dalla Via, presidente del Tribunal, quien dijo unas palabras de recepción, destacando la “importancia institucional de que se completara el tribunal venía de muchos años de conformación incompleta”. El tercer cargo está vacante desde enero de 2016, cuando Rodolfo Munné falleció a los 87 años.
“La ceremonia fue muy sencilla, sin ningún brillo. Había cuatro sillas para los que estaban, y se habilitó un Zoom para el que quisiera seguir la ceremonia”, relataron fuentes de la CNE.
Su pliego había sido aprobado en el Senado el 5 de noviembre pasado, con el rechazo de Juntos por el Cambio que cuestionó sus “vínculos” con el peronismo. Fue elegido como el candidato para ocupar la vacante en la Cámara Electoral por el presidente Alberto Fernández. La CNE es la que define todos los planteos de los candidatos, los partidos políticos, su financiamiento y cuestionamientos sobre las elecciones, a menos de dos meses de comenzar un año electoral, donde el Gobierno define su futuro en las legislativas de medio término.
En la Cámara miran con prudencia su designación. Los otros dos integrantes lo conocen por su rol de juez federal electoral de Tucumán. “Veremos cómo actúa en los hechos. Un camarista está muy expuesto en este cargo, no puede hacer algo grosero”, deslizaron fuentes del Tribunal. “Su vínculo con el peronismo quedó muy atrás”, aseguran algunos. “Como juez electoral de varios años tuvo un buen desempeño”, deslizan otros optimistas respecto del nuevo integrante de la Cámara.
Lo cierto es que su asunción viene a “desempatar” un Tribunal que tenía solo dos miembros desde hace cuatro años, y buscó -trabajosamente en algunos casos- siempre llegar a resoluciones por consenso. “Hace 20 años que buscan llegar a acuerdos. Ya funcionaban como un viejo matrimonio que se conoce las mañas (por Dalla Via y Corcuera). Su designación va a airear la Cámara”, especulan quienes conocen la dinámica interna del máximo tribunal electoral del país, equivalente a una Cámara de Casación. “Por algo los tribunales siempre tienen miembros impares”, advierten.
Dalla Via tiene un pasado radical y Corcuera cercano al peronismo. “Hay que ver cómo juega Bejas”, admiten con alguna incertidumbre quienes conocen los entretelones del tribunal. El nuevo camarista no negó su pasado como apoderado del peronismo, pero argumentó que no afectaba su tarea como juez.
Quién es Bejas
Proveniente de una provincia conservadora como Tucumán, jugador de rugby en el Jockey Club de la capital tucumana, y amante de las motos grandes para salir a andar por la ruta, el nuevo integrante de la Cámara llegó a su cargo de juez federal por sus vínculos con el ex gobernador y actual senador justicialista José Alperovich, y su nuevo cargo de camarista, con el apoyo del actual mandatario provincial, Juan Manzur.
”No es de izquierda ni kirchnerista, es peronista, de familia. Y como tal, le va a responder al peronismo, o mejor dicho, a quien maneje el poder en el peronismo”. Así lo definen quienes conocen desde hace más de dos décadas al juez federal de Tucumán Daniel Bejas.
Antes de llegar a juez, Bejas fue apoderado del Partido Justicialista local entre 1984 y 1996. Llegó a ese rol de la mano de la ex senadora y diputada nacional y provincial Olijela del Valle Rivas. También fue asesor legal de las empresas del matrimonio integrado por el gobernador y actual senador del PJ José Alperovich y la ex senadora Beatriz Rojkés, entre 2003 y 2005.
Este antecedente laboral sería clave luego para llegar al Juzgado Federal Nro. 1 de Tucumán, con competencia electoral en toda la provincia. Primero como subrogante desde 2007 – tras dos años de haber subrogado el Tribunal Oral en lo Criminal de Tucumán-, hasta que en 2011 fue nombrado como titular durante el mandato de Cristina Kirchner. Logró esa designación con el aval explícito del entonces gobernador Alperovich, entonces hombre fuerte del peronismo tucumano, y uno de los mandatarios “favoritos” en ese momento de la ex presidenta.
“Todos los gobernadores buscan que se designe a alguien que les responda en el juzgado que define las cuestiones electorales en su provincia”, advirtió un ex senador del interior que integró la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta y conoce muy bien la “rosca política” cuando se tratan los pliegos de los futuros jueces.
Alperovich perdió el poder en 2015 a manos de su entonces vicegobernador y actual mandatario tucumano, Juan Manzur, quien fue reelecto el año pasado. El ex gobernador fue electo ese año para ocupar una banca en el Senado de la Nación pero desde en noviembre del año pasado pidió licencia luego de ser acusado por su sobrina de abuso sexual. Pidió prorrogarla a finales de agosto pasado para “dejar actuar a la Justicia”. Quienes conocen a Bejas, aseguran que el nuevo camarista electoral -a quien la senadora radical Silvia Elías de Pérez tildaba de “socio político y de garante de la impunidad” del peronismo y “empleado” de Alperovich- “se desentendió de la suerte de quien fue su mentor”, el hoy senador caído en desgracia.
Segundo en la terna
De 65 años y reacio a hablar con la prensa, Bejas estaba segundo en la terna elevada por el Consejo de la Magistratura al Poder Ejecutivo Nacional en 2018. Esa terna estaba integrada en primer lugar con Lázzaro, cercana al radicalismo, y en el tercero, por Goncalves Figueiredo, secretario de actuación judicial de ese tribunal y apoyado por un sector de la llamada “mesa judicial” de Mauricio Macri. Los dos eran candidatos de extensa carrera dentro de la Cámara y, según Juntos por el Cambio, “mucho mejor candidatos que Bejas”, a quien le cuestionan su simpatía con el peronismo.
Lázzaro, Bejas y Goncalves Figueiredo, los tres integrantes de la terna elevada por el Consejo de la Magistratura al Ejecutivo.
En medio de una disputa entre el PRO y la UCR, que buscaba que Macri designe a la que sería la primera mujer en ocupar un lugar en la Cámara Electoral, el entonces presidente no eligió a ningún candidato para enviar al Senado y terminó su mandato sin cubrir esa vacante clave en el Tribunal que supervisa el proceso de elección de los representantes en el Ejecutivo y el Legislativo.
La cercanía de Manzur con Alberto Fernández –fue el primer gobernador que hizo explícito su apoyo al actual mandatario durante la campaña cuando todavía había cierto recelo por su sorpresiva designación por parte de Cristina Kirchner- inclinó la balanza a favor de Bejas. “Manzur fue quien destrabó que fuera el elegido”, aseguró una fuente consultada por Infobae que conoce cómo los caminos de la Justicia y la política se cruzan en Tucumán.
En su defensa por su pasado como apoderado del PJ tucumano, Bejas argumentó que esa tarea no figuraba como impedimento en ninguna norma para ser camarista electoral. “No puede haber sido autoridad partidaria, pero sí apoderado”, enfatizó.
En su exposición durante la audiencia en la Comisión de Acuerdos del Senado, el magistrado replicó a los cuestionamientos sobre su supuesta parcialidad: “Es difícil hablar de antecedentes cuando uno ha ejercido la función de magistrado y abogado”. Y agregó :”¿De dónde venimos los jueces, venimos de la estratósfera? No tenemos absoluta neutralidad, todos tenemos identidad. Todos tenemos ideología, no existe un hombre sin ideología”. Sin embargo, advirtió: “Hay un solo partido que debe tomar el juez cuando dicta sus sentencias, y debe estar siempre del lado del justo”.
Asimismo, destacó su desempeño como magistrado con competencia electoral: “Desde 2007 manejé siete elecciones nacionales, las atravesé sin ningún problema y sin ningún tipo de objeciones”.
Lo cierto es que como juez electoral en Tucumán “no tuvo ningún fallo vidrioso en esa materia”, admiten aún quienes no comulgan en el peronismo. Aunque advierten que “el PJ ganó cómodo históricamente, nunca tuvo que resolver ninguna disputa política compleja”.
El argumento de su desempeño como juez electoral fue el utilizado por el Gobierno para defender su elección, aún al costo de recibir una andanada las críticas por no haber tenido perspectiva de género en la elección del candidato para cubrir la vacante en la Cámara Electoral.
La foto oficial de los tres integrantes de la Cámara Electoral, ahora completa desde 2016. Fue el único momento en que se sacaron los barbijos.
Su actuación como juez federal
Sin embargo, su actuación judicial como magistrado federal en varias causas de personajes vinculados al poder, y más específicamente al kirchnerismo, es evaluada críticamente tanto desde algunos actores de la Justicia Federal tucumana como desde la oposición política. “Fue clave para taponar causas emblemáticas vinculadas al kirchnerismo”, coinciden sus detractores en Tucumán sobre este magistrado encolumnado en el “ala garantista” del Poder Judicial.
Una de ellas fue la investigación contra el ex jefe del Ejército durante la presidencia de Cristina Kirchner, César Milani, por la desaparición del conscripto Alberto Ledo. Otra, el sobreseimiento en 2014 al actual gobernador Manzur, denunciado por presunto enriquecimiento ilícito cuando todavía era ministro de Salud de la actual vicepresidenta y justo antes de que lanzara su candidatura a gobernador. La tercera, y menos conocida, fue la tramitación de la causa por el mal manejo de fondos públicos destinados a la construcción de jardines de infantes por parte de Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, desaparecida luego de haber sido víctima de trata.
“En todos estos casos, hizo los deberes para quedar bien con el kirchnerismo y llegar hoy a donde llegó”, le dijo a Infobae un funcionario de la Justicia tucumana que conoció de cerca estas causas.
El lugar que Bejas deja vacante el Juzgado Federal Nro 1 con competencia electoral es un puesto codiciado para el que el justicialismo local mueva sus fichas. El actual gobernador Manzur – quien tiene una alianza estratégica con Alberto Fernández- suma así otra oportunidad a su favor con el ascenso del juez federal que lo sobreseyó en la investigación por enriquecimiento ilícito.
La investigación contra Manzur
En la causa donde se investigaba el aumento patrimonial entre 2019 y 2010 del entonces ministro de Salud de la Nación y actual gobernador, Bejas ni siquiera accedió al pedido del fiscal Carlos Brito de citarlo a indagatoria.
En cambio, el juez resolvió retener la investigación y lo sobreseyó en 2014 en base a un peritaje del contador de la Corte Suprema Héctor Roccatagliata hecho en Buenos Aires, cuestionado por su “falta de fundamento” ni cruzado información para corroborar lo declarado por Manzur. Ese análisis pasó por alto numerosas inconsistencias detectadas en el patrimonio del ex ministro y detalladas en la denuncia del abogado Oscar López, quien a su vez denunció a Roccatagliata. Esas inconsistencias en sus declaraciones juradas patrimoniales como ministro fueron reveladas en la exhaustiva investigación sobre su crecimiento patrimonial realizado por los periodistas tucumanos Fernando Stanich, Irene Benito e Indalecio Sánchez “A su salud. La historia de Juan Luis Manzur, el ministro más rico de la era kirchnerista”, publicado en 2015.
El fiscal Brito apeló ese sobreseimiento, pero la Cámara lo confirmó a principios de 2015 y Manzur fue electo gobernador por primera vez en septiembre de ese año. Gracias a esa decisión de Bejas, el mandatario nunca tuvo que explicar el origen de su patrimonio ni cómo se convirtió en el ministro más rico del Gabinete de Cristina Kirchner, pese a provenir de una familia de origen humilde, ser médico y haber trabajado en el Estado la mayor parte de su vida.
Bejas tiene otra investigación “caliente” sin resolver sobre el enriquecimiento de Manzur, hecha por el mismo abogado López, pero que abarca el período 2011-2015 y que está a cargo del fiscal federal Pablo Camuña. “Esta es si se quiere más importante porque se refiere a los años en que como ministro de Salud empezó a blanquear sus bienes en las declaraciones juradas que tenía que presentar como funcionario nacional ante la Oficina Anticorrupción. Por ejemplo, tuvo que informar la compra de la aceitunera Nucete”, advirtió otra fuente judicial. Tras dejar su cargo como ministro de Cristina Kirchner en febrero de 2015, el año en que sería elegido gobernador por primera vez, nunca más hizo públicas sus DDJJ patrimoniales.
Su rol en el caso Milani
Con un pasado reconocido en causas de delitos de lesa humanidad, Bejas dio un giro de 180 grados y sorprendió a los propios organismos de derechos humanos, cuando decidió archivar la primera denuncia contra Milani que realizó Gerardo Morales.
En la segunda, tuvo el expediente paralizado durante casi tres años durante los cuales nunca accedió a citar a indagatoria al entonces poderoso jefe del Ejército de Cristina Kirchner -y a cargo de un abultado presupuesto para inteligencia dentro de esa fuerza-, pese a los pedidos en ese sentido del fiscal federal Brito. Este funcionario judicial lo había acusado de haber falsificado el acta de deserción de Ledo con la supuesta intención de encubrir su desaparición forzada, en junio de 1976, cuando cumplía el servicio militar en Tucumán.
El representante del Ministerio Público y la querella llevada adelante por su familia apeló, y la Cámara de Tucumán le ordenó a Bejas rever su decisión. Bejas argumentó “violencia moral”, se excusó y le envió el expediente al otro juez federal que hay en la provincia, Fernando Luis Paviño. Este magistrado sí lo citó a indagatoria, lo procesó y lo llevó a juicio. Milani finalmente resultó absuelto en esa causa a finales del año pasado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, que sólo condenó al ex capitán Esteban Sanguinetti por las violaciones de derechos humanos perpetrados contra Ledo. El fallo en favor de Milani que fue apelado por la familia de Ledo y hoy el expediente está en la Cámara de Casación.
La investigación contra Trimarco
Su estrategia de “pisar” causas sensibles para el kirchnerismo o personaje vinculados a este espacio quedó nuevamente expuesta cuando se demoró al extremo el llamado a indagatoria de la dirigente social antitrata Trimarco. Desoyó una vez más el pedido del fiscal Brito en la investigación por irregularidades en el manejo de fondos que el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido había entregado a su Fundación María de los Ángeles a fines de 2015, poco antes del cambio de gobierno, para la construcción de un jardín de infantes.
Según fuentes judiciales consultada por Infobae, Trimarco terminó reconociendo durante la gestión de Macri que no lo había construido y pidió un plazo para la devolución del dinero. La causa penal sigue abierta, y tras una serie de planteos presentados por los abogados defensores, Bejas no resolvió aún su situación procesal, pese a los pedidos en ese sentido del fiscal. En cambio, accedió a una ampliación de su indagatoria el próximo 17 de noviembre. “Probablemente ya no esté en esa fecha a cargo del Juzgado, así que no tendrá que resolver su situación procesal”, especuló una fuente con acceso al expediente.
Amante de las motos
De perfil bajo y trato agradable, Bejas tiene un hobby personal poco conocido: su pasión por las motos de gran envergadura. “Es un enfermo de esas motos grandes para salir en la ruta. Suele tomar licencia para pasear por el país y el continente en una de esas”, lo describió ante Infobae alguien que conoce de su hobby. El otro deporte que practicó de joven fue el rugby, en el tradicional Jockey Club de San Miguel de Tucumán.
Para su nuevo rol de camarista, Bejas debe mudarse a Buenos Aires, donde vive su hijo fotógrafo. “No va a ser fácil para un juez federal electoral de una provincia, donde tiene mucho poder y roce con la política, venir a la Capital, donde no lo conocen. Ya un cuerpo donde hay tres integrantes, y las decisiones se tienen que consensuar. Por algo Servini nunca quiso ser camarista y prefirió seguir siendo jueza electoral de primera instancia”, advirtió un viejo conocedor de los pasillos judiciales.