La reacción de los manifestantes fue empezar a tirar piedrazos y bombas molotov contra los agentes de seguridad y derribar una parte del vallado, lo cual derivo en momentos de extrema tensión en la plaza del Congreso.
Inmediatamente después, dieron vuelta un auto de Cadena 3, emisora radial con base en Córdoba y lo prendieron fuego sobre la calle Hipólito Irigoyen.
El primer pico de tensión se vivió pasadas las 13.30. En un primer intento infructuoso por despejar la intersección de Callao y Rivadavia, una fila de uniformados avanzó unos metros y, a fuerza de gases lacrimógenos, logró desplazar al grueso de manifestantes por tan solo unos minutos. La policía ganó terreno, plantó una hilera de contención, pero los manifestantes volvieron a poblar la esquina. Volaron botellas, los insultos se amplificaron y hubo algunas personas tendidas en el piso producto de los efectos del gas. Las más comprometidas recibieron el auxilio de un grupo de trabajadores y estudiantes de la salud ligado al Partido de los Trabajadores Socialistas que buscaba neutralizar los efectos del gas aplicándoles leche a los heridos.
La escalada se aplacó, pero tanto la avenida Rivadavia, como Entre Ríos y Callao (su continuación) siguieron bloqueadas al tránsito. En medio de la tensión, se lo vio al diputado de Unión por la Patria Germán Martínez tratando de aquietar las aguas. Entre los que sufrieron los efectos del gas pimienta estuvieron sus compañeros de bloque Carlos Castagneto, Eduardo Valdés y Leopoldo Moreau.
Finalmente, a ritmo sostenido, dos líneas de uniformados avanzaron sobre Callao desplazando a la totalidad de los manifestantes hasta Bartolomé Mitre. La escalada de tensión se estancó nuevamente, pero el clima en los alrededores del Congreso quedó enrarecido.
Los manifestantes habían empezado a llegar cerca de las 9. Los esperaba un muy fuerte operativo de seguridad, que incluye a la Policía Federal y la Gendarmería, para custodiar el edificio del Congreso y sus alrededores. Este miércoles, en una muy reñida y ajustada votación, podría definirse la suerte de la Ley Bases.
Con focos de concentración que se fueron nutriendo con el correr de la mañana, esta muy amplia muestra de organizaciones y figuras opositoras se distribuye por la Plaza de los Dos Congresos, a lo largo de casi dos cuadras.
Camioneros -que aporta un gran número de manifestantes-, Suteba, la Asociación de Personal Legislativo (APL), la Central de Trabajadores Autónomas y la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera) son algunos de los muchos sindicatos que plantaron sus banderas de protesta a metros de un Congreso cercado por vallas que fueron colocadas ayer por la noche. Es que el protocolo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se activó desde temprano. Tanto como las primeras expresiones de rechazo: por la madrugada, con Gabriel Katopodis a la cabeza, dirigentes de Unión por la Patria emprendieron una vigilia bajo la consigna “frenemos la ley”.
“Pacíficamente, hay laburantes, compañeros, militantes, que vienen a expresar con mucha tranquilidad que no es esta la ley que necesita la Argentina”, dijo Katopodis, ministro de Obras Públicas de Axel Kicillof y jefe político del municipio San Martín. “Desde muy temprano militarizaron el Congreso”, añadió.
También estuvo presente el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, y el exministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta. “No estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que propone este proyecto de Ley. No soluciona los problemas de la gente que está en los barrios, los sectores medios, los comerciantes, las pymes, ni ninguno de los problemas estructurales que tenemos en nuestro país”, indicó Gray.
“La masividad es clave”, declaró por la mañana el secretario general de ATE, Oscar de Isasi, en alusión al rol que, entiende, juega la calle en una votación signada por la paridad. El líder de camioneros, Pablo Moyano, hoy distanciado de sus pares cegetistas, encabezó la columna de su gremio y llegó a la plaza pasado el mediodía, arropado en su propio operativo de seguridad. “Hablamos después que salga. Hoy está empatado”, dijo Moyano ante la consulta sobre el resultado de la votación de la Ley Bases. “Tengo la esperanza de que se rechace. Hay dos o tres senadores y senadoras que están dudando. Hay que decirles que llegaron a su banca con los votos de trabajadores y trabajadoras”, amplió.
A un lado de los sindicatos, en la primera línea de la manifestación, se ubica la izquierda. El Partido Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), el Nuevo Más, el Partido de los Trabajados Socialista (PTS), entre otros, se recuestan sobre la avenida Rivadavia –que permanece bloqueada al igual que Hipólito Yrigoyen– y se enfrentan cara a cara con un ágil pero aplomado cordón de la Policía Federal que procuró -sin éxito- resguardar la circulación vehicular sobre Callao.
Promediando la tarde, dirigentes políticos de uno de estos partidos, recargaron fuerzas con un avocado toast y unos huevos revueltos en un famoso local de café sobre la avenida Callao.
En las inmediaciones del Congreso se vieron desplazamientos y vehículos de distintas fuerzas, Gendarmería, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Prefectura Naval, entre otras. La Policía de la Ciudad, con 500 efectivos, también participa del operativo.Las organizaciones sociales también dieron el presente en las afueras del Congreso. En una plaza blanquecina, teñida por la niebla, algún fuego artificial y el humo de varias decenas de parrillas, el Polo Obrero, Libres del Sur y el Movimiento Evita, entre muchas otras agrupaciones, llegaron temprano para presionar sobre un recinto que hoy podría definir el largo y sinuoso camino de la Ley Bases.
Una atmosfera más festiva se vive 50 metros por detrás de la primera línea de banderas, donde unos parlantes ubicados en andamios, junto a unas batucadas, le ponen música a una jornada que se anticipa larga. Mates, cerveza y algún bailoteo aislado marcan el tono en el corazón de la Plaza Congreso. /La Nación