Estados Unidos buscará contrarrestar la presencia de China en la región y aumentar la influencia en sectores estratégicos. El rol que tendrá la relación con Javier Milei.
Muchos analistas y expertos en Estados Unidos esperan que el segundo gobierno de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, que comenzará este lunes, tenga un fuerte impacto en América Latina y, en especial, en la Argentina de Javier Milei.
Con un “superhalcón” de origen cubano como Marco Rubio en el Departamento de Estado, la Casa Blanca tendrá una mirada directa sobre un región cada vez más dividida entre mandatarios de derecha e izquierda y que presenta una creciente presencia de China.
En ese río revuelto en el que se ha convertido América Latina, Milei aspira a convertirse en el principal aliado estratégico de Trump. Está convencido de que puede ser una pieza vital en un triángulo de poder con vértices en Washington, Roma y Buenos Aires.
“Ambos líderes mostraron un alineamiento que presenta una buena oportunidad para continuar profundizando la relación bilateral, aunque también se requerirá de esfuerzos, sobre todo del lado argentino, para construir sobre esa oportunidad una relación aún más resiliente y cercana que brinde mayores beneficios para ambas naciones”, analizó ante TN Ignacio Albe, miembro del influyente think tank Atlantic Council.
El eje Trump-Milei-Meloni
A lo largo de su primer año de gestión Milei ha profundizado la estrecha relación con Trump y con la jefa de gobierno italiano, Giorgia Meloni, con quien se ha reunido seis veces a lo largo del año pasado.
La idea, según dijo a este medio recientemente el analista italiano Federico Castiglioni, investigador del programa “UE, política e instituciones” del think tank Istituto Affari Internazionali (IAI) de Roma, es conformar una alianza ideológica que reúna a los tres pilares de Occidente: Estados Unidos, Europa y Sudamérica.
“Los tres están alineados políticamente. Es una derecha muy fuerte que busca reformar las instituciones multilaterales y globales a través de este laboratorio político”, dijo.
El gobierno de Milei quiere sacar provecho de su alineamiento absoluto con Trump. Se prepara para ser la espada ideológica del futuro presidente estadounidense en la región. Inclusive, tras el triunfo del republicano en las elecciones, distintos funcionarios de la Casa Rosada han esgrimido en privado este pretexto para justificar algunas de las posiciones de la Argentina en materia de política exterior que resultaron controvertidas para los socios occidentales.
“Milei se considera un aliado estratégico de los Estados Unidos y parte de la coalición ideológica de Trump. Lo ve como un referente a pesar de que ambos son muy distintos: Trump es proteccionista y Milei está inclinado al libre comercio”, dijo a TN el analista internacional Juan Negri.
Para el experto, “Trump valora ese vínculo” con el mandatario argentino. “Ha hablado bien de él, lo ha recibido. Hay un vínculo ideológico y de alineamiento claro”, afirmó.
“Cuando hay afinidad, eso simplifica las cosas. Para bien o para mal, el gobierno de Mauricio Macri, que también tenía a Trump como aliado, recibió ayuda del FMI. Tener un aliado en Washington es importante. Argentina tiene una revisión pendiente con el Fondo y de alguna manera esto puede ser positivo o negativo, según la visión de cada uno”, indicó Negri.
En ese nuevo escenario, el vínculo con la Argentina puede ser fluido pero a la vez complejo. No se puede dejar de lado que Trump es proteccionista. En su primer gobierno subió los aranceles de los biocombustibles y le dio un duro golpe al entonces gobierno macrista.
Algunos analistas, como Negri, entienden que “para la Argentina que haya un proteccionista en La Casa Blanca no es una buena noticia”. Aunque, cautos por las medidas arancelarias que el republicano pueda tomar, otros expertos como Albe hacen foco en “la profundización de la relación comercial mediante acuerdos de facilitación de comercio e inversión, mayor integración y cooperación en las cadenas de suministro de minerales críticos, cooperación en materia de ciberseguridad, mayores intercambios en las áreas de defensa y seguridad”.
Hay una coincidencia en el círculo de poder de Washington de que Trump puede representar un fuerte respaldo político a la Argentina en el board del Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr la liberación de nuevos recursos financieros es una.
Javier Milei y Gerardo Werthein buscarán capitalizar estos nuevos aires para atraer la mayor cantidad de inversiones norteamericanas posibles. Aunque el alineamiento de Milei a Estados Unidos es total desde su llegada al Gobierno, ahora la Cancillería argentina sabe que la relación se profundizará todavía más.
Allí apuntarán los principales esfuerzos diplomáticos y políticos en los próximos años. Tal es la importancia, que Werthein impulsó los cambios en las representaciones en Estados Unidos para tener a funcionarios de confianza y de fluido diálogo en la embajada en Washington, en la representación permanente en las Naciones Unidas y en el Consulado General de Nueva York.
La agenda latinoamericana de Donald Trump
Trump tendrá en Milei a su principal espada en el Cono Sur en su plan de ejercer la máxima presión contra los gobiernos de izquierda en el área. Desde la Casa Rosada entienden que esto ya ha quedado a la vista con las repetidas invitaciones del republicano a los más exclusivos eventos y encuentros que organiza.
El nombramiento de Rubio en el Departamento de Estado, que debe aún ser ratificado en el Senado, fue la primera señal por parte de los norteamericanos. La segunda fue la designación de Mauricio Claver-Carone, también de origen cubano, como enviado especial para América Latina.
Pero este último nombramiento no cayó bien en Buenos Aires. Se trata del expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID y un veterano halcón de la política exterior conocido por sus posturas de línea dura respecto a Cuba. Pero en agosto pasado, Claver-Carone cuestionó el rumbo económico de la Argentina. “Estuvo gobernando con políticas peronistas, es más de lo mismo”, dijo.
Pero hubo más críticas. “Milei en el exterior habla extraordinario, en las conferencias internacionales habla como un verdadero liberal ortodoxo. Pero domésticamente tiene un equipo que está gobernando como los peronistas. Lleva a cabo políticas peronistas, como reforzar el peso, en vez de ir por la liberalización de la que tanto habló en las elecciones. La política de ganar tiempo pensando que con Trump va a conseguir más dinero del Fondo es una ilusión, es ilógica y va a llevar al fracaso”, alertó.
Claver-Carone es un personaje polémico. En 2021 fue destituido de su cargo en el BID tras una investigación ética por haber mantenido un romance con una subordinada, a la que le aumentó el sueldo.
Con la dupla Rubio-Carone, Trump busca presionar al máximo a Cuba, Nicaragua y Venezuela, la trilogía de izquierda en la región, pero también enfrentar la creciente presencia de China en el área. “La gran preocupación de Trump en América Latina es contener la influencia de Beijing. Ahí Argentina no tiene grandes problemas”, dijo Negri.