La Justicia Federal de Santiago del Estero, con otra investigación, volvió a tirar por tierra la idea de que la provincia sólo es lugar de paso. Una organización liderada por un empresario de la noche, que según los pesquisas trasladaba hasta 10 kilos de cocaína por semana, fue desbaratada el último fin de semana. El grupo fue acusado de traer droga desde Salta para distribuirla en Tucumán y en Santiago del Estero.
Sábado por la tarde. Las nubes color plomo le daban otro color al cielo de la localidad de Yuto Yacu, al norte de Termas de Río Hondo. Mientras el ruido del MotoGP se llevaba todas las miradas, personal de Policía Federal de la vecina provincia esperaba pacientemente el paso de dos vehículos. Cerca de las 19, detuvieron a los dos autos. En uno, escondidos en un gabinete preparado en el tanque de combustibles, encontraron cuatro kilos de cocaína.
Ese fue el cierre de una investigación que se inició el año pasado. Los pesquisas santiagueños habían puesto su atención a una organización familiar. Así cayeron Víctor Hugo Díaz, su hijo Martín y otras dos personas que conducían el vehículo en el que se transportaba la droga y cuyos nombres no habían sido proporcionados.
En 2018, también en tierras santiagueñas, había sido detenido otro integrante del grupo. Juan Carlos Díaz fue procesado por trasladar más de 100 kilos de marihuana. La sustancia, de acuerdo a las sospechas en esos momentos, la traían a Tucumán. (ver “Envuelto …”)
Según consta en el expediente judicial que tramita el fiscal federal Pedro Simón, supervisado por el juez Guillermo Molinari, se trata de una organización que tenía mecanismos bien aceitados para realizar la actividad ilícita. Habrían recurrido a proveedores de las localidades salteñas de Orán (allí también se detuvo a una persona el sábado) y en Hipólito Yrigoyen, ciudades que limitan con Bolivia.
El transporte
De allí, trasladaban la mercancía vía automovilística con el sistema “punteros”. Los traficantes utilizaban dos autos para realizar esta tarea. Uno iba “abriendo” transitando adelante para observar si había controles. Se comunicaba con los ocupantes del otro vehículo que llevaba la droga, con el fin de transmitirles las novedades que pudieran presentarse. A veces, participaba un tercer vehículo cuya función era brindar asistencia mecánica y, fundamentalmente, de seguridad.
En este tipo de mecanismo, son los jefes o responsables de la organización los que tienen la función de avisar y los empleados, los que cargan las sustancias.
Siempre según los datos que aportaron fuentes judiciales, el grupo traía la cocaína a la provincia y la tenían ocultas en diferentes viviendas hasta que conseguían compradores. Ellos habrían sido proveedores de droga a organizaciones de narcomenudeo -los que montan los quioscos de venta de drogas en los barrios- de la provincia y de Santiago. No se confirmó aún si ellos realizaban tareas de estiramiento.
Los federales, de manera paralela, realizaron allanamientos en Salta, Tucumán y Santiago. En el límite de la provincia, concretaron la detención de uno de los proveedores. En estas tierras, en casas de Villa Carmela, capital y El Chañar incautaron armas de fuego, $ 105.000, escasa cantidad de droga y documentación valiosa para la causa. En tanto, en La Banda santiagueña incautaron más de medio kilo de marihuana.
Volumen y algo más
Los volúmenes que manejaba esta organización son importantes. Los investigadores sostienen que eran al menos 10 kilos por semana, es decir, unos 40 mensuales. Esa cantidad, en las calles podrían equivaler a más de 65 kilos, si es que la estiraran a un 60%. En las calles, ese volumen se transformaría en 65.000 dosis.
Si bien es cierto que los sospechados están vinculados a la noche tucumana (ver nota aparte), los pesquisas creen que utilizaban esa actividad como pantalla, ya que los números que se manejan en estos momentos son astronómicos. Siempre de acuerdo con las cifras que manejan las fuerzas federales, el kilo de cocaína en la frontera oscila entre los U$S 3.000 y U$S 3.500, según la calidad. En esta provincia, el kilo de la más económica se la consigue a U$S 4.000 y, en Santiago, a U$S 5.000. Su valor se incrementa cuando se aleja a más del sur.
De acuerdo a las estimaciones de los pesquisas, el grupo desarticulado podría haber comprado droga hasta por U$S 30.000 (más de $ 1,3 millón, al tipo de cambio de ayer), que representan unos 10 kilos. Si la comercializaban en la provincia, tenían una ganancia de U$S 40.000 ($ 1,75 millón), pero si la comercializaban en Santiago, U$S 50.000 ($ 2,1 millones).
AUTOR
Gustavo Rodríguez
LA GACETA