El grupo, integrado por delincuentes comunes, ex militares y policías en actividad se habría fijado varias metas. Entre ellas, apoderarse de Villa 9 de Julio para usar el barrio como centro de operación de sus actividades vinculadas al tráfico y comercialización de drogas. Para ello, según consta en el expediente, estaban dispuestos a eliminar a Omar “Maxi Toro” Martínez y de allí dominar el territorio que maneja el clan liderado por su tía, Margarita Toro.
La Justicia y la Policía desarticularon el martes esta organización “polirubro”, como la bautizaron en Tribunales. Según la hipótesis oficial, primero atacaban casas de familia en las que sabían que guardaban importantes sumas de dinero. Después, fingiendo allanamientos, se presentaban en las casas de transas para despojarlos de las drogas y el dinero que recibían. El haber ingresado al oscuro mundo narco les amplió el campo de acción.
Margarita Toro
Informes precisos
En el expediente consta que los integrantes de la banda reunían información sobre la llegada de algún cargamento de droga. Cuando conseguían un dato preciso, con complicidad de policías, realizaban controles truchos para robarles los estupefacientes y el dinero que trasladaban. Luego revendía la droga en los diferentes “quioscos” de la ciudad.
Al hacerse de un importante capital, se cree que la organización dio un último salto: comenzó a dedicarse al transporte primero y al tráfico después en grandes cantidad de sustancias prohibidas. Esto, según la pesquisa desarrollada por la fiscalía que conduce Diego López Ávila y que recibió la colaboración del fiscal Pablo Camuña.
ALARMA. Una de las granadas secuestradas que generó temor en Tribunales.
Ambiciosos
La mayoría de los integrantes son oriundos de Villa 9 de Julio, o zonas cercanas como El Colmenar y la Costanera. Los investigadores sospechan que querían quedarse con el dominio territorial que ejercería desde hace mucho tiempo Margarita Toro. Para la Justicia Federal ese es un sector clave para la comercialización y distribución de drogas.
Fuentes judiciales confirmaron que el grupo tenía un plan para debilitar el grupo rival. Primero habrían pensado pagar a un reo para que asesinara a “Maxi” Toro, considerado como el brazo armado del grupo. El elegido se encontraba detenido por tentativa de homicidio en los calabozos de la ex Brigada de Investigaciones. Luego de eliminar al joven, comenzarían a atacar a los allegados y los “quioscos” de Margarita.
Los integrantes del grupo, para desatar semejante guerra, necesitaban mucho dinero. Para ello, además de seguir con el negocio de la droga, estaban planeando un secuestro extorsivo. No trascendió el nombre de la víctima, pero se trataría de un importante empresario de la provincia.
Con el efectivo que esperaban recibir por el pago de rescate, no sólo tenían pensado incrementar la cantidad de hombres para que trabajasen a sus órdenes, sino que además estaban realizando negociaciones para adquirir en el mercado negro más armas, entre ellas ametralladoras, escopetas y pistolas nueve milímetros.
El fiscal López Ávila confirmó que durante los allanamientos se secuestraron varias armas y proyectiles de fusiles FAL. “Si tenían esas municiones es porque contaban con armas de esas características”, destacó una fuente del Ministerio Público Fiscal.
También encontraron supuestas granadas antitumultos que, por recomendación de los especialistas, serían destruídas en los próximos días, ya que no pudieron determinar su peligrosidad.
La Justicia frustró el plan de la banda al ordenar el rápido traslado de “Maxi Toro” al penal de Villa Urquiza. López Ávila le comentó la novedad a su par Pedro Gallo, que entendía en la causa del detenido en la ex Brigada. Actuaron con reserva absoluta para que no trascendiera que estaban al tanto de las actividades que desarrollaba el grupo.
Sin precedentes
“No sabíamos absolutamente nada de este caso”, explicó Ricardo Fanlo, abogado de los Toro. “Obviamente que vamos a solicitar que se extremen todas las medidas de seguridad para proteger a mi defendido. Este es un tema grave y que, si no me equivoco, no tiene precedentes en la provincia”, agregó.
Pero la historia no terminó ahí. Los investigadores descubrieron que los miembros de la banda no desistieron de su plan. Buscaron otras alternativas para cumplir con su objetivo de quedarse con el dominio de Villa 9 de Julio. Según confirmaron las fuentes, tenían pensado disminuir el poder de fuego eliminando a la persona que les podría haber facilitado las armas a los Toro.
AUTOR: Gustavo Rodríguez | LA GACETA