Por el impacto de la inflación, los gremios comenzaron a revisar las paritarias ya pactadas y a pedir adelantos de cara al 2022. De esa, manera buscan recomponer los salarios después de un año en el que la suba de precios alcanzó el 50,9%, la segunda más alta desde principios de los ´90, y a la vez se anticipan a un nuevo período de discusiones rodeado de incertidumbre en el marco del acuerdo que se negocia con el FMI.
En ese marco, los bancarios acordaron con las cámaras de la actividad una suma puente de entre $10.000 y $30.000 en enero y febrero. La suba de entre el 8 y 12% es un “anticipo” de las paritarias de este año, cuyo inicio está previsto para la segunda quincena de marzo. Con ese ajuste, el sueldo mínimo bancario pasará a $ 133.368,38, más $3.436,11 de participación en las ganancias (R.O.E), ascendiendo a un total de $136.804,49.
El gremio bancario cerró el año pasado con un aumento del 51%, empatando la inflación del período luego de dos revisiones. Ese mecanismo se generalizó a partir de junio en casi todas las actividades en vista de una inflación que al mes siguiente superó la meta del 29% prevista para todo el 2021. Para este año, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, prevé una pauta inflacionaria del 40%, 15 abajo de las expectativas de mercado relevadas en enero por el Banco Central.
En la CGT consideran que la vara oficial es “muy baja”. Mientras tanto, los petroleros, tanto de base como jerárquicos, iniciaron el lunes un paro general en Vaca Muerta en reclamo de que se adelante a marzo el 10% de aumento previsto para mayo, junto con una recomposición a las obras sociales. La medida se frenó al mediodía cuando Trabajo dictó conciliación obligatoria y convocó a una audiencia en Buenos Aires para este jueves.
Otro sector que revisó los salarios en los últimos días fueron los empleados de comercio. Con 1,2 millones de trabajadores, el sindicato liderado por Armando Cavalieri acordó la semana pasada una suma no remunerativa en febrero y marzo, equivalente al 13%, por lo que la suba acumulada entre abril del año pasado y marzo de este año será del 54%, según la organización. Así, el salario básico de convenio pasará de $ 74.733 a $ 84.448,29 en marzo.
Por otra parte, los sindicatos estatales UPCN y ATE convinieron la semana pasada un aumento salarial adicional del 14% en dos tramos del 7% cada uno, que se abonarán en febrero y abril, lo que totalizó una mejora anual del 54% en siete cuotas. Así, en mayo la categoría testigo del convenio más abarcativo dentro de los empleados públicos de la administración nacional (SINEP) alcanzará una cifra cercana a los $ 56.000.
Pese a las múltiples revisiones, las paritarias de 2021 no lograron revertir la pérdida de poder adquisitivo en los últimos años. En algunos casos, los salarios son inferiores a la canasta familiar de pobreza que mide el INDEC -en diciembre, $ 76.146,13-, pero además los aumentos obtenidos en muchas actividades recién empataron la inflación en el último tramo, sin recuperar el terreno perdido en los meses previos.
Este fenómeno se reflejó en la remuneración promedio sujeta a aportes previsionales que perciben los trabajadores registrados declarados en forma continua durante los últimos 13 meses. El índice, denominado RIPTE, aumentó 53,4% interanual en diciembre, un valor por encima de la inflación del año pasado, mientras que si se mide su evolución en todo el año arroja un retroceso del 3,2% en relación a los precios, según datos de la CTA Autónoma.
“Si bien el salario termina el año por encima de los valores de un año atrás, la masa salarial se redujo por cuarto año consecutivo. Si consideramos la masa salarial anual (y no solo el valor de diciembre) en 2021 se registró el cuarto año consecutivo de retroceso. Ello se explica porque recién a partir de noviembre las variaciones interanuales fueron positivas”, explicó Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma.
Con el último dato del RIPTE, las remuneraciones acumulan una caída real del 21% desde diciembre de 2015. “Más allá de las pequeñas variaciones, la tendencia de los últimos años es clara y distingue tres fases: una primera caída entre fines de 2015 y principios de 2018; una debacle entre 2018 y 2019; y una estabilización desde entonces en los valores más bajos de la última década“, señaló Campos.