Pareciera mentira pero no lo es. Luego de que desde Tucumán Despierta analizáramos lo que fue una semana de terror para la Justicia tucumana, la Corte Suprema de Justicia Tucumán (CSJT) decidió sacar la Acordada N°74/20, mediante la cual dispuso aprobar un sistema de ingreso democrático diferenciado, destinado a la inserción laboral para personas trans mayores de 18 años.
Con esta medida, la Justicia tucumana intenta darse un baño de pureza con la intención de dejar atrás un historial oscuro por donde se lo mire, cuando el fantasma de la intervención debería comenzar a pasear de forma amenazante por los pasillos de tribunales. Y es que la Corte Suprema local cree que por el hecho de convertirse en la primera de nuestro país en aceptar a una comunidad que estaba excluida, se borran los pecados anteriores.
Apenas dos meses después de la finalización del Concurso Democrático Diferenciado para el ingreso de personas pertenecientes al colectivo travesti, transexual y transgénero, cuatro de las personas ubicadas en los primeros puestos de ese concurso ingresaron a trabajar en el Poder Judicial de la Provincia. Es decir, rápidamente resolvió la Justicia en este caso cuando en otros demora una eternidad.
Con la efectivización de estos ingresos, la Corte Suprema de Justicia Tucumán (CSJT) se convierte no solo en la primera de nuestro país en implementar un programa de este tipo, sino también en la provincia pionera en incorporar personas que se encontraban históricamente relegadas. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿No se puede tener la misma celeridad en otros asuntos en los que se involucra a gente de poder?
El ingreso de estos nuevos cuatro empleados, que ya se encuentran en funciones en los centros judiciales de Capital y del Este, ha sido posible en el marco de una política pública de la Corte para garantizar la igualdad de oportunidades. Al menos, eso es lo que quiere mostrar el máximo tribunal local de cara a una sociedad que sabe que no se trata más que de venderle espejitos de colores.
Y es que la igualdad de oportunidades que ahora declama brindar el Poder Judicial no es más que una máscara que oculta el verdadero rostro de una Justicia que debería estar intervenida desde hace tiempo. Sin embargo, esta posibilidad brilla por su ausencia debido a que se trata de un poder servil del poder político de turno y tan solo piensa en maquillar sus profundos defectos estructurales.
Pero una acordada no cambia la historia reciente de un Poder Judicial que cada vez que trasciende las fronteras no es más que para captar la atención de los medios nacionales por cuestiones de escándalos de parte de sus jueces o fiscales. En ese marco, la Corte Suprema, es la principal responsable de semejante decadencia y la primera en no mover un dedo en pos de cambiar en algo esta penosa realidad.
