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¡La culpa es de la garrafa!… Germán “pilato” Alfaro se lava las manos

El intendente capitalino no se cansa de jamás hacerse cargo de los “accidentes” ocurridos durante su gestión, en los cuales tiene una clara responsabilidad. Sin embargo, elige mirar para el costado y sacarse de encima los asuntos que sólo por poco no se convierten en tragedias.

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Descacharreo

Germán Alfaro no da la cara. Una vez más más. Sin importar cuándo el lector vea estas líneas, la información siempre estará actualizada porque se trata de un vicio compulsivo de parte del intendente de San Miguel de Tucumán. Así como en su momento fueron los interminables paros de colectivos durante el 2020, la caída de árboles a fines del 2021, ahora el incendio en la ex Terminal de Ómnibus en el 2022 sigue el mismo patrón de conducta.

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Y es que el mandatario municipal continúa sin hacerse cargo. Este Poncio Pilato moderno no hace más que seguir “lavándose las manos”. Innumerables fueron las veces que desde Tucumán Despierta dimos cuenta acerca del abandono que existe en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Infinidad de veces hicimos hincapié sobre el abandono y la falta de mantenimiento de varias zonas de la capital.

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En ese marco, ahora le tocó al espacio que ocupa la ex Terminal de Ómnibus. Sin embargo, pareciera ser que al intendente Germán Alfaro poco y nada le importa el estado en el que se encuentra. Y es que, luego de la tragedia que significó para los puesteros el hecho de que se les haya quemado todo el material con el que a diario luchan en la vida para tratar de llevar algo de dinero a sus hogares.

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Es por ello que cabe preguntarse: ¿Quién fue el que habilitó todos esos locales en esa zona? Y es que ya no vale escudarse en el hecho de que, en su momento, recibiera la autorización del intendente bussista Oscar Paz. Y es que no fue él quien permitió el copamiento de un espacio público, ya que era una plaza, por parte de la venta ilegal de mercadería. Esto último ocurrió luego con la llegada del peronismo al poder.

Pero esto no lo reconoce el secretario de gobierno de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Rodolfo Ocaranza. Y es que se trata de uno de los “guardianes” de Germán Alfaro, de esos que ladran pero que no muerden. ¿Quién controló que los locales de la ex Terminal de Ómnibus estén debidamente habilitados durante el transcurso de los últimos seis largos años que lleva la pésima gestión alfarista?

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PÉRDIDA TOTAL. Seis locales quedaron totalmente destruidos.

¿Cuántos puestos tienen la habilitación? ¿Qué esperan? ¿El colapso como con el Mercado del Norte? De más está decir que las instalaciones en la ex Terminal de Ómnibus no están aptas para muchas actividades que se desarrollan en el lugar, hay sobrepoblación de puestos y fleteros en triple fila. Donde había autorizados 170 lugares hay más de 500. ¿Acaso Germán Alfaro desconoce todo esto?

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De más está decir que Germán Alfaro es responsable, como cabeza visible del Ejecutivo municipal de lo que ocurrió. La falta de control es la causante de que una simple garrafa que se utilizaba para cocinar explotara y generara un incendio que se observaba a varias cuadras del lugar. No murió alguien sólo de casualidad, lo que hubiera implicado una tragedia de proporciones dignas de ameritar un juicio político en contra del intendente.

Pero si de controles hablamos, es justamente eso lo que le falta a la administración oficialista de la capital cuando se observa el desastroso estado de las calles y avenidas de San Miguel de Tucumán, sin importar de qué zona se trate. Sin embargo, pareciera ser que al intendente Germán Alfaro poco y nada le importa el estado en el que se encuentran, ya sea que se traten de calles, árboles viejos ubicados en paseos públicos o locales de la ex Terminal de Ómnibus.

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El nivel de deterioro llega a tal punto de que la desgracia se ubica a la vuelta de la esquina en lo que hace a la capital que (no) dirige Germán Alfaro. Y esta desidia tiene una sencilla, aunque contundente razón. Y es que la gestión capitalina tiene desprecio por la vida humana. Y es que luego de lo ocurrido en el Parque Avellaneda, cuando una pequeña niña todavía lucha por su vida, quedó claro que a lo que apunta es a no dar la cara.

Y es que no sólo le falta compromiso y eficacia a la gestión alfarista. Además, carece de lo necesario para estar a la altura de las circunstancias. Siempre. Es decir, no les bastó culpar a la “naturaleza”, sino que, además, le echaron la culpa al emprendimiento gastronómico al que la propia municipalidad les otorgó la concesión del lugar cuando ocurrió la tragedia del Parque Avellaneda.

“¡Ahora es culpa de la garrafa! Recuerden que tenemos todavía una niña hospitalizada por la falta de control de arbolado público. Irrisorio que donde funcionan Defensa Civil y Transporte Municipal, la zona es un caos”, reprochó el edil Eduardo Verón Guerra de Fuerza Republicana, endilgándole toda la responsabilidad de lo ocurrido a la intendencia de la capital.


Se trata de un hecho verdaderamente insólito y desalmado de parte de Germán Alfaro. De esta forma, la gestión deficiente del alfarismo queda al descubierto. Es por ello que cabe preguntarse:

¿Qué más va a destruir esta gestión municipal?

Ya perdimos edificios emblemáticos, plazas, puentes. La capital tucumana, donde todo es decidía y negligencia.

Donde la única gran preocupación sólo es la publicidad electoral.

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