Este miércoles en Bolivia fue detenido uno de los tucumanos prófugos más famosos: Luis Rafael Piccinetti. En las próximas horas será traído a Tucumán.
El masajista Piccinetti escapó en 2011 cuando iba a ser sentenciado por el crimen, en 2007, del agricultor José Luis Salas, esposo de su amante Silvia Raquel Lai.
Trascendió en fuentes policiales que Piccinetti administraba dos gimnasios con un nombre falso en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, junto a una bella mujer de alto poder adquisitivo que había conquistado.
Un dato certero brindado a la policía por alguien permitió la captura del prófugo. El Ministerio de Seguridad de la Nación ofrecía una recompensa de 500 mil pesos para poder hallar al hombre de 47 años.
Piccinetti y Lai eran amantes. Salas, según esta versión, los descubrió y tuvo una fuerte discusión con Piccinetti, que en aquel entonces era dueño de un gimnasio. Días después, los acusados mataron al agricultor en 2007.
La víctima fue encontrada en su dormitorio. Había recibido varios golpes en la cabeza con un objeto metálico y pesado.
Un día después del homicidio del agricultor, la Policía secuestró en el gym de Piccinetti un pantalón, una campera y un par de zapatillas del acusado. Las prendas habían sido lavadas y tenían manchas de sangre pertenecientes a la víctima.
“Me gustan las mujeres más que comer a las 12” o “soy incapaz de matar un pajarito”, fueron algunas de las frases que Piccinetti decía en 2007, cuando fue detenido por primera vez en la comisaría de Tafí Viejo.
Psicologos del poder judicial lo calificaron de esta manera: “(Tiene) marcados rasgos histéricos y narcisistas”. “Respecto de su sexualidad, se puede decir que su elemento fundamental es la seducción con una mayor actitud para agradar y captar la sensibilidad femenina”. Y hubo más: “muestra indicadores de un fuerte vacío afectivo que le genera obnubilación y fascinación”.
Piccinetti habló en más de una oportunidad durante el juicio. Pero una frase quedó grabada: “Me acosté con la mitad de las mujeres de Trancas”, dijo. Manuel Pedernera, que defendió a Silvia Raquel Lai, la viuda de la víctima, dijo: “Fueron tan explosivas esas declaraciones que en cuestión de semanas nos enteramos que se habían iniciado una treintena de pedidos de divorcios en esos tiempos”, recordó.