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La dirigencia política se preocupa por mantener el poder en medio de la crisis sanitaria, económica y social de Tucumán

Gobernador Juan Manzur - Vicegobernador Osvaldo Jaldo
Descacharreo

El nerviosismo comienza a colarse cada vez más fuerte entre la dupla que cogobierna Tucumán. Y es que las diferencias entre Manzur y Jaldo, que parecían sepultadas mientras perdurara la pandemia de coronavirus, parecen salir a flote en medio del centenar de contagios que a diario se producen en nuestra provincia. El telón de fondo, es nada más y nada menos que las aspiraciones políticas que jamás fueron dejadas de lado.

Jaldo intenta hacerse fuerte desde la Legislatura, la cual preside. Además, el poder territorial que tiene en el interior de la provincia, le hace sentir que su peso político específico es suficiente para dirimir el liderazgo del peronismo de cara a las todavía lejanas elecciones del 2023. Mientras tanto, Manzur se pasea junto con la ministra de Salud, Rossana Chahla, mostrándose activo en medio de las horas más complicadas en lo que hace al coronavirus.

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De esta manera, la provincia asiste a una suerte de guerra fría entre el gobernador y su vice. Mientras tanto, la sociedad tucumana sufre cuatro grandes males de los cuales la clase política no parece si quiera interesada por hacerse cargo. La primera de ellas, es la más urgente, ya que se trata de los casi 100 contagios que se registran a diario, lo cual representa todo un riesgo de colapso sanitario para hacerle frente a la pandemia.

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La segunda, se refiere a la otra pandemia el que afecta a los tucumanos y que desde hace tiempo venimos tratando en este medio. Y es el tema de la inseguridad, la cual se ha profundizado desde la llegada del coronavirus, junto con la instalación de la cuarentena, que en los hechos es más bien la revisión de la fase 1, teniendo en cuenta la cantidad de restricciones a distintos tipos de libertades, como ser la individual, la de movimiento y de comercio.

La tercera viene de la mano de la mencionada anteriormente. Y es que la crisis económica está directamente relacionada con la crisis sanitaria. Son cientos de establecimientos gastronómicos y comerciales que cerraron sus puertas. Muchos de los cuales no volverán a abrirse jamás, dejando en el camino cientos de puestos de trabajo, y a empleados que se quedaron sin el sustento que a diario llevaban a sus familias que dependen directamente de estos ingresos.

Finalmente la cuarta se refiere a la pobreza, la cual está por encima del promedio nacional en una provincia que ha sido gobernada mayoritariamente por el peronismo desde la vuelta de la democracia en 1983. Además, la pobreza se ha hecho carne de manera estructural en Tucumán, lo que hace todavía más difícil la tarea de poder revertir una situación que no pareciera avergonzar a la clase política en su conjunto, tanto oficialismo como oposición.

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[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Es así como la ciudadanía en su conjunto a diario pareciera asistir a la revisión de una obra trágica en Tucumán. Una obra en la que participan los mismos personajes de siempre, los que contribuyeron a generar los distintos problemas que padece la ciudadanía. Y lo lamentable de todo esto, es que para los principales dirigentes de la provincia, no son los intereses colectivos los que los ocupan, sino más bien, los intereses personales en torno al poder.[/su_note]

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