Las últimas semanas se pudo observar descolocado al Presidente de la Nación. ¿Alberto Fernández tiene real dimensión de la magnitud de la crisis? Le toca conducir una coyuntura que parece la tormenta perfecta mientras los casos de coronavirus no paran de aumentar a diario y la recesión económica se profundiza al tiempo que la tan temible devaluación cada vez parece más a la vuelta de la esquina como lo advirtiera este medio desde hace tiempo.
En ese marco, observar cómo se toman las medidas para evitar un problema mayor resulta imprescindible. Y es que cabe preguntarse quién define cómo se hace para evitar una crisis mayor y que la dinámica termine acelerándose y acabe en una devaluación. Cabe recordar que los analistas financieros advierten que en las crisis económicas uno ve el iceberg allá adelante. Lo que no sabe es la velocidad en la que termina chocando.
En ese sentido, como si se tratase de una epifanía, el gobierno tuvo una señal y por eso las medidas desesperadas del Banco Central de la semana pasada. En ese contexto sólo es posible entender la desesperada implementación de un cepo cambiario más restrictivo todavía de lo que venía siendo. Al respecto, cabe preguntarse por el papel que cumple dentro del Gobierno nacional el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Para muchos economistas, el funcionario no parece ser una voz oficial que sea potenciada respecto a las cosas que dice. De hecho, su última frase no tiene doble lectura, cuando declaró que “la brecha cambiaria es un problema. Buscamos reducirla sin una devaluación”. El asunto es que la distancia entre la cotización oficial y el valor que exhiben el dólar blue y los dólares financieros no parecería cerrar de ningún modo sin recurrir a una devaluación del peso.
En ese marco, Alberto Fernández expresó que “tenemos que acostumbrarnos a ahorrar en pesos y dejar los dólares para la producción”. Como si se tratara de un paracaidista noruego que recién arriba a la Argentina, pareciera desconocer algo tan elemental en nuestra historia reciente como el hecho de que los habitantes de este país se refugian en el dólar porque el peso no cumple con la función de ser reserva de valor.
Teniendo en cuenta esta realidad, alguien le debería transmitir al Presidente que hay USD 17.000 millones depositados en el sistema financiero. Esto significa que no es momento para empezar a filosofar en qué tenemos que ahorrar los argentinos. Ahora es necesario preservar lo que todavía queda de los ahorros dolarizados en las arcas de las entidades bancarias, para que por lo menos, los que ahorran en dólares en los bancos no tengan miedo y se vayan.
En este sentido, cobra vital importancia saber si acaso Alberto Fernández tiene real dimensión de la magnitud de la crisis, así como de la velocidad o de las dinámicas que puede tomar la crisis económica en el caso de que no se apliquen medidas planificadas, con tiempo, pensando a dónde se va, en lugar de implementar estrategias espasmódicas más propias de alguien que parece estar al borde de tirar la toalla cuando aún no se cumplió el primer año de mandato.
