En el campo tucumano los productores claman por lluvias que les permitan sembrar e iniciar de buena manera la campaña agrícola de este año. Actualmente, la escasez de precipitaciones en variadas zonas de la provincia tiene en vilo a las siembras de granos porque la falta de humedad en los suelos atenta contra la vida y la potencialidad de los productos.
Ante este escenario, Roberto Palomo, productor y dirigente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos (Apronor) reconoció que la situación es alarmante porque si bien se registraron lluvias satisfactorias en la zona pedemontana, en el resto de los campos –más cercanos al límite con Santiago del Estero- el panorama no fue igual. “No se pudo sembrar casi nada y las fechas de la ventana más óptima se nos van entonces entramos en una cuenta regresiva que nos preocupa porque lo que está sembrado queda comprometido y lo que no se pudo sembrar está pendiente sin saber si las lluvias ayudarán a completar la superficie”.
Si bien remarcó que los productores tucumanos todavía “están en carrera” para poder sembrar en las próximas semanas, el dirigente enfatizó que están “ajustados” con los tiempos. “Todo lo que son granos están comprometidos por la falta de lluvias. A medida que nos demoramos en la siembra hay una caída en el potencial de rendimiento”, enfatizó.
Como titular de la Sociedad Rural de Tucumán (SRT), Sebastián Murga, compartió estos lineamientos y destacó que las condiciones climáticas tienen “al límite” a los trabajadores rurales. “La siembra de soja está avanzada en un 90% y con el maíz se está avanzando poco porque estamos esperando lluvias que humedezcan los campos”, dijo el referente. Y agregó: “Entre las zonas cañeras también hay algunas que están mejor que otras porque están sufriendo por la falta de agua. Se dice que las lluvias pueden llegar para la segunda quincena, pero hay que ver qué pasa”.
Mirando al cielo
El pronóstico trimestral, publicado por el Servicio Meteorológico Nacional (SNM) para los meses de enero, febrero y marzo de este año indicó que a grandes rasgos podrán evidenciarse modificaciones en las condiciones, con una tendencia hacia una neutralidad en el fenómeno de La Niña, paso previo para dejar la fase de sequía que desde junio de 2019 afecta a buena parte de la Argentina.
En materia de precipitaciones, a nivel país, se observa que buena parte registrará lluvias dentro de los parámetros normales y otra con probabilidad de precipitaciones normales o por debajo de lo normal. Para Tucumán y otras provincias del Noroeste (NOA), como Jujuy, Catamarca y La Rioja, se estimaron lluvias por encima de los promedios habituales.
Por su parte, el Instituto de Clima y Agua informó que la mayoría de los modelos de pronósticos (dinámicos y estadísticos) continúan indicando la permanencia de la fase fría –La Niña- durante verano con intensidad leve a moderada. “La probabilidad de ocurrencia de esta fase es igual al 77% para el trimestre diciembre-febrero 2023, ante un 23% de probabilidad de ocurrencia de fase neutral”, precisó Natalia Gattinoni, meteoróloga del organismo. La especialista consideró además que la probabilidad de continuar con los efectos de este fenómeno (La Niña) “disminuye al 50% para finales del verano equiparando la probabilidad de una transición a la neutralidad”.
A partir del pronóstico climático trimestral por consenso elaborado por el SMN e instituciones nacionales, el Gobierno nacional detalló en su sitio oficial que en la zona noroeste las producciones se desarrollarán en un verano con altas chances de ser deficitario y estar acompañado de temperaturas medias normales. “De esta manera, haciendo hincapié de los focos de incendios que puedan generarse en este marco climático, es importante tomar medidas ya que tampoco se descarta que puedan darse periodos con elevadas temperaturas que puedan aumentar la propagación de este tipo de adversidad”, puntualizó Gattinoni.
Para las producciones regionales de NOA y Cuyo, el pronóstico climático prevé lluvias entre normales a superiores a las normales con temperaturas entre normales a más cálidas. “En cuanto a lluvias es un pronóstico más alentador ya que dichas regiones han transitado por situaciones deficitarias en particular el NOA”, expresó la referente.
Ante este escenario, el organismo sugiere continuar con los manejos y decisiones que se vienen realizando hasta el momento, sabiendo que los cultivos podrían atravesar momentos críticos. Lo mismo se desprende para la ganadería donde este panorama también requerirá las medidas en cuanto a reducir su estrés calórico de la hacienda y asegurar su alimentación.
Escenario adverso
Independientemente de lo que pueda pasar en materia meteorológica, Roberto Palomo y Sebastián Murga remarcan que las previsiones políticas y económicas tampoco generan optimismo para el sector agroproductivo.
“A pesar de no ser acompañados con políticas efectivas, el año pasado quedó demostrado, nuevamente, la necesidad que tiene el Estado sobre el sector con el dólar soja para abastecerse de recursos, y si este año nuestro sector no puede responder con producción al Gobierno se le pueden dificultar las cosas”, lanzó el directivo de Apronor. Incluso, Palomo se animó a vaticinar un 2023 más adverso que 2022 para el campo, si las condiciones climáticas no envían un guiño. “Hoy, estamos castigados y ni siquiera tenemos acceso a líneas promocionales de crédito para hacer frente a nuestra actividad”, enfatizó.
Murga también fue crítico de la realidad que les toca afrontar a los productores y remarcó la necesidad de que el Estado nacional y provincial trace líneas o programas de trabajo a largo plazo para otorgar previsibilidad a quienes apuestan por el campo. “Hay que ocuparse de este asunto porque genera ingresos y mano de obra, que es una gran necesidad en Tucumán. La Provincia y las organizaciones intermedias tienen que discutir el rumbo para dejar de implementar medidas parches y porque la actividad rural es la gran generadora de trabajo”, declaró.