La interpelación que tendrá lugar en la mañana de este jueves el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, en la Legislatura provincial será un momento verdaderamente histórico. Esto se debe al hecho de que será la primera vez en 15 años que un titular de alguna cartera ministerial deba concurrir al recinto parlamentario para dar explicaciones sobre su gestión, es decir, algo que no ocurría desde el año 2006.
En aquella oportunidad, el por entonces ministro de Seguridad provincial bajo la gestión gubernamental de José Alperovich, Mario López Herrera, tuvo que contestar las preguntas de los legisladores por el caso “Lebbos”. Dicha interpelación tuvo una duración de un total de 14 horas, pero la diferencia con lo que tendrá lugar hoy es que se trataba de un caso resonante a nivel nacional y se trataba de una vida humana que había sido arrebatada.
En este caso, se trata de una situación completamente diferente, debido a que el sector oficialista que representa el gobernador Juan Manzur siente que se trata de una suerte de demostración de poder de parte del jaldismo. En ese sentido, quien mejor representó este sentir fue el legislador Gabriel Yedlin. “Sentimos que su interpelación en realidad es a todos nosotros. Es lamentable que esto pase”, manifestó.
Pero principalmente la interpelación del ministro de Educación representará el quiebre final y definitivo entre el gobernador y el vicegobernador. Una especie de principio del fin para una relación política que llegó a desterrar de plano a José Alperovich. Un binomio que cimentaba su poder a partir de las relaciones nacionales de Juan Manzur y de la territorialidad de Osvaldo Jaldo en el interior de la provincia.
Pero de aquello nada queda, sobre todo, teniendo en cuenta la escalada del enfrentamiento librado entre ellos desde lo que fue la elección de Eduardo “Lalo” Cobos como Defensor del Pueblo. Incluso hacia el interior del jaldismo sienten que el titular de la Legislatura pecó de ansioso por querer dirimir la sucesión de Manzur de cara al 2023, cuando se sabe que en política ese tiempo es una eternidad.
El gobernador sintió aquello vivido en torno a la elección del ombudsman como una afrenta y desde entonces se vino librando una suerte de guerra fría entre ambos bandos en la cual, al menos al principio, no parecía que la sangre llegara al río. En realidad, más que nada referentes del manzurismo y del jaldismo fueron quienes hacían de palomas mensajeras no oficiales que se intercambiaban chicanas.
Pero todo cambió cuando en el marco de la llegada a Tucumán de tres funcionarios nacionales, aparecieron pintadas que se mofaban a modo de burla de una supuesta fórmula “Pichetto – Jaldo”. Aquello fue sentido por el vicegobernador como el blanqueamiento de una hipotética intención del manzursimo, desgastarlo al punto de obligarlo a renunciar al espacio que integra para convertirse en un opositor yendo al macrismo, es decir, igual que lo hizo Pichetto.
Esto fue lo que habría sacado de sus casillas a Osvaldo Jaldo y por primera vez fue él quien tomó el micrófono y acusó directamente al gobernador de ser el instigador de aquellas pintadas y hasta amenazó con realizar denuncias penales llevando el enfrentamiento al ámbito de los tribunales. Fue entonces que la suerte de Juan Pablo Lichtmajer habría queda echada, como una especie de cordero al que hay que sacrificar en un ritual.
Entonces lo que ocurrirá en la Cámara legislativa hoy será el paso definitivo hacia la institucionalización de la crisis en el peronismo local, porque se trata de una guerra que involucrará a las instituciones y de ese paso ya no se vuelve. Y es que las consecuencias políticas pueden llegar a ser graves, más teniendo en cuenta que ahora el jaldismo copó la Comisión de Juicio Político, con lo que puede promoverlo en contra de cualquiera.
En definitiva, el final de este conflicto no se vislumbra que pueda tener lugar en el corto plazo. Pero lo peor de todo es que no se contempla posibilidad alguna de que esta guerra tengan un final de paz ya que el máximo objetivo pasa por la toma del poder absoluto. Y todo parece indicar que nadie está dispuesto a dirimirlo en las urnas vía elecciones, sino que el bombardeo se ha iniciado y el choque de gigantes será inevitable a partir de esta mañana.
