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La Inflación está descontrolada

inflación
Descacharreo

El comienzo de 2021 es el más inflacionario desde 2002. Un año similar fue también 2016 cuando el IPC en cuatro meses acumuló un aumento de 16,6%. Alberto Fernández no cumplirá con la meta de inflación prevista por el ministro de Economía, Martín Guzmán, que era del 29%. Aun cuando la mayoría de los analistas económicos descuenta una desaceleración de los precios en los meses que siguen hasta fin de año.

La realidad es que la inflación en Argentina está totalmente descontrolada y sólo en abril fue del 4,1% y lo peor del caso es que ni la Jefatura de Gabinete, el Banco Central, el Ministerio de Economía o la Secretaria de Comercio, por nombrar sólo a las áreas responsables de la conducción de la política económica, ofrecen alguna explicación excepto de que la inflación es un fenómeno multicausal.

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Entre las razones que lleva al mercado a pensar en un amesetamiento de la tasa de inflación es la reacción del Gobierno, quien desplegó una batería de medidas en los últimos meses. Estas son, el Banco Central pisó el dólar. En diciembre-enero el tipo de cambio subía a un ritmo de 3,8% por mes y ahora está en 1,2%. El Tesoro, mes a mes desde enero, bajó el déficit fiscal. El ajuste es considerable si encima se tiene en cuenta que la inflación anual es de 40%.

El Banco Central contrajo la base monetaria, pasó de un ritmo de emisión de 67% anual en octubre pasado a 16% en abril, por debajo de la inflación. Esto significa una contracción en la cantidad de dinero circulando en la economía. La Secretaria de Comercio aumentó los controles. Desde mañana regirá la ley de Góndolas, la aplicación de una suerte de teoría que reza que los precios podrán subir menos según la ubicación en el espacio de los productos.

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Además, el Gobierno resolvió aumentar las tarifas y hasta la nafta por abajo del ritmo al que los otros precios de la economía suben. En los próximos meses se espera que se refuercen estos controles. Habrá más congelamientos y atrasos en los precios de los productos que el Gobierno controla (regulados). La medición de la inflación se descompone en dos, a qué ritmo suben los bienes cuyos precios controla el Gobierno (regulados) y los que no (inflación núcleo).

Los primeros en un año han subido 27,6%. Los otros al 49,8%. Medidas como el congelamiento de tarifas y naftas afectan la primera medición. Los precios regulados equivalen, como máximo, al 20% de la canasta que releva el Indec. Con lo cual la clave pasa por el resto de los precios. Para bajar la inflación núcleo Guzmán apunta a un ajuste fiscal y monetario. Pero eso tiene dos problemas, actúa con rezagos y enfría la economía.

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La inflación este año terminaría cerca de los niveles de 2018 y 2019. Rondaría el 45%. Sin embargo, la situación será más preocupante, mientras que en ese entonces se corregían precios relativos como el dólar y las tarifas, en este contexto se están acumulando atrasos. Dicho así, todas las medidas enumeradas arriba combinan una suerte de atrasos, ajustes y controles. Un enchastre macroeconómico.

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