Se abren las apuestas. ¿Cuánto pasaría a cotizar una empresa si Cristina se consagrara de nuevo presidenta? Dice uno de los integrantes de la mesa chica del Gobierno: “Sus valores caerían a la mitad o menos. El mercado amanecería patas para arriba el 28 de octubre. Los empresarios se irían a dormir con un patrimonio y se despertarían con otro”. Son conjeturas que hasta hace muy poco eran formuladas en forma retórica. Pero en las últimas semanas comenzaron a llegar como dagas a oídos del establishment. Mauricio Macri y sus principales ministros han inaugurado una etapa de mensajes beligerantes que también abarca a otros protagonistas del círculo rojo. Así piensan encarar el camino hacia octubre. A todo o nada.
Las encuestas y trabajos de focus group que va coleccionado Jaime Durán Barba contemplan por primera vez la posibilidad de que Macri tenga que dejar su cargo. El final, según el estratega ecuatoriano, es imprevisible. No es lo que ocurría hace algunos meses. Aunque la suba de precios viene de lejos y los acuerdos salariales de este y el año pasado desnudan una desigualdad, el optimismo siempre se imponía en los despachos oficialistas. El humor social fue virando al compás de la crisis y la imagen presidencial pasó a acumular valores negativos muy altos. El miedo a perder es grande. El Presidente y sus acólitos no dudan en subir la apuesta. En charlas informales hasta se permiten decir que la libertad de muchos estaría en riesgo si vence Cristina.
Creen que su regreso al poder implicaría no sólo la interrumpción del proceso judicial contra empresarios y dirigentes que hay en marcha -y que mantiene presos a Amado Boudou, Julio De Vido, José López, Lázaro Báez y Cristóbal López, entre otros- sino que podría llevar a prisión a quienes hoy no están implicados en ninguna causa por el solo hecho de pensar distinto. Esta vez sí -desafían- Cristina iría por todo. El macrismo desanda un relato basado en que una cosa son los errores de gestión de Cambiemos o las metas que no se han cumplido y otra que un cambio de gobierno abra la puerta a poner en jaque el Estado de Derecho.
No está del todo claro si las frases llegan como consejos amigables, si son simples metáforas o si en verdad creen en que Argentina podría emular a Venezuela. Lo cierto es que mientras el Gobierno estudia y negocia un paquete de medidas para dinamizar el consumo y apaciguar la inflación (¿son posibles ambas en simultáneo?) ha ido convocando a actores sociales relevantes para “concientizar” sobre lo que está en juego. Es, a la vez y aunque camuflado, un pedido de ayuda.
Se apunta a los empresarios, pero también a los sindicalistas y pensadores más cercanos y, por supuesto, a los gobernadores del PJ con mejor vínculo. A los mandatarios se les transfiere un simple interrogante: ¿Acaso creen que estarán más cómodos con Cristina?
“Colaboren con ideas”, repiten por estas horas los funcionarios. Macri machaca que la crisis económica no será superada con recetas del pasado. En las reuniones en Casa Rosada o cuando visitan ámbitos ejecutivos se exploran “salidas creativas”. Para la cima de la Rosada, en las próximas presidenciales no debería haber neutrales, es decir, meros espectadores de la realidad. Aunque más no fuera por autopreservación.
En las últimas semanas, Macri, Marcos Peña y Dante Sica han mantenido reuniones con varios de los empresarios más importantes del país. Algunos nombres: Luis Pérez Companc (Molinos), Paolo Rocca (Techint), Luis Pagani (Arcor), Eduardo Elsztain (IRSA ) y Alfredo Coto (Supermercados Coto). En carpeta están Marcos Bulgheroni -de diálogo directo con el primer mandatario- y Marcos Galperín, el dueño de Mercado Libre, quien participó en uno de los encuentros de recepción al rey de España, antes del Congreso de la Lengua. Los macristas ya simpatizaban con Galperín, pero desde ese día lo miran con mayor cariño: el empresario tuiteó una foto viajando en Metrobus porque “era la única forma de llegar”.
La cena de CIPPEC, el lunes, exhibió que los nervios electorales van en aumento. Era raro pasar por las mesas y que no se estuviera hablando de los distintos escenarios que se plantean. Allí convivieron, a solo una mesa de distancia, el Presidente y Roberto Lavagna. No hubo saludo entre ellos. El economista tampoco aplaudió el discurso. Macri abandonó el salón de La Rural antes del postre y se fue caminando junto a Horacio Rodríguez Larreta. El diálogo Macri-Larreta se ha vuelto diario.
Peña fue uno de los últimos en irse. El jefe de Gabinete comentaba a quienes se le acercaban que las elecciones provinciales han ido produciendo una dinámica similar a la de 2015. Buscaba así quitarle dramatismo a las derrotas de Cambiemos. Es cierto que la cosecha de votos macristas es muy similar. En Neuquén, el macrismo obtuvo el 20% de los sufragios en 2015 y 15,01% en 2019; en Río Negro, 3,1% en 2015 y ahora 5,6%; en Chubut, 14,8% cuatro años atrás y 14% este año; en San Juan, 12,2% en 2015 y 32,2% en las PASO del domingo pasado.
El gran dilema vuelve a ser la provincia de Buenos Aires y las penurias cotidianas que se ven en el Conurbano profundo. Por eso, María Eugenia Vidal viene pidiendo hace meses que no sólo se piense en cerrar los números para satisfacer al FMI. Le apunta al ministro Nicolás Dujovne. La gobernadora se sumó a la mesa que debatió el paquete de medidas que se anunciarán el miércoles. Aunque coincide con Macri y Peña en que no sirve sacar inspectores a la calle para congelar los precios.
Vidal, Peña, Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio se verán en los próximos días con el equipo de Durán Barba para escuchar los resultados de las encuestas cualitativas que ya fueron analizadas por el sociólogo Roberto Zapata y presentadas a Macri el martes, como adelantó Clarín. Al cónclave que viene también fue invitado Nicolás Caputo. Es todo un dato: marcaría el regreso del “hermano de la vida” de Macri a las reuniones de campaña. Habrá que ver si está en Buenos Aires.
“La elección está cien por ciento polarizada. Será blanco o será negro”, cuentan quienes hablan con Durán Barba. El asesor estrella de Macri ha recibido algunos reproches. Su entrevista en Perfil, el domingo pasado, desató un terremoto. Los radicales se sintieron ninguneados y le plantearon su queja al propio Macri. Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy, le pidió públicamente en una entrevista en TN que “se caye la boca o vaya él a las elecciones”.
Durán Barba se ha vuelto popular. En la calle algunos lo saludan con fascinación y otros le reprochan medidas de gestión, pese a que él les dice que no participa de ninguna iniciativa de gobierno. El lunes a las 3 de la tarde, Jaime fue a comprar duraznos a una verdulería que está ubicada en Libertad y Juncal. El periodista de La Nación, Francisco Jueguen, caminaba casualmente por la zona y le sacó una foto que subió a su cuenta de Twitter. “Era Durán Barba, ¿no? –preguntó un cliente-. Le iba a pedir una selfie para las redes, pero me iban a re putear”. La vida está repleta de ironías. La verdulería se llama Amor.