En las últimas horas, se conoció la noticia de qué Black Rock y sus aliados han instado al gobierno argentino a sentarse a negociar si tienen la intención real de evitar caer en default. Se trata de los fondos de inversión de mayor peso en Wall Street, que le enviaron una carta al ministro de Economía, Martín Guzmán, para hacerle sentir la presión de que cuentan con la mayoría necesaria para bloquear la última propuesta realizada.
El objetivo de estos grupos es que se abra una nueva instancia de diálogo cuando restan escasos días para que se cumpla el vencimiento del plazo formal de negociación. Según trascendió, desde la propia quinta de Olivos no existe intención de mejorar la oferta a favor de los bonistas. En esa línea, aseguraron que lo ofertado no se volverá a tocar y que se hizo lo necesario para demostrar la buena fe de parte del Gobierno. Pero esto no conforma los acreedores internacionales.
De esta manera, un panorama incierto se abre en el horizonte de las negociaciones en torno de la reestructuración de la deuda externa en lo que hace a los bonistas internacionales. Y es que, si es cierto que Black Rock y sus aliados cuentan con la mayoría necesaria para bloquear cualquier acuerdo posible, Argentina no podrá hacerse con la cantidad de bonistas necesaria para evitar que la negociación realizada por Martín Guzmán fracase y deja el país en default.
A pesar de esto, tanto en la quinta de Olivos como en el Palacio de Hacienda, anotaron el gesto de abrir un nuevo canal de diálogo formal de parte de los bonistas, como una señal de que todavía hay margen para evitar el default. Cabe recordar que el próximo 4 de agosto es la fecha prevista para que cierre el plazo formal para alcanzar un acuerdo que todavía no existe. Por otra parte, el Gobierno se encuentra estudiando los cambios legales que han propuesto los acreedores.
En ese marco es que se inscribe una posible prórroga del plazo de negociación. De hecho, desde el Ministerio de Economía se está planteando la posibilidad de extender 12 semanas más el plazo de negociación con el objetivo de ganar tiempo. En pos de ello y para ganar algo de aire, lanzaría el canje de deuda emitida bajo ley argentina a partir de esta semana para que tenga tratamiento parlamentario en el Congreso de la Nación.
“La Argentina desea contribuir y contribuirá a la elaboración de instrumentos contractuales que mejoren el éxito de las iniciativas de reestructuración de deuda soberana cuando los deudores tengan apoyo significativo de los acreedores. Los ajustes a los modelos de contrato elaborados por el International Capital Markets Association (ICMA), que fueron adoptados por Argentina en 2016, en la medida en que gocen de un apoyo generalizado, también serán apoyados por Argentina”. Ese fue el comunicado que el propio Gobierno dio a conocer a la opinión pública durante el transcurso del fin de semana pasado. Es hora de que las autoridades locales se den cuenta de lo tremendamente negativo que resultará para el sector productivo caer nuevamente en default. La imposibilidad de poder tomar crédito de afuera, sería el último y devastador golpe que necesita nuestra economía para terminar de hundirse en el fondo del abismo.
