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La justicia investigará al novio de Sarita, a dos psicólogas y a dos empleados por encubrimiento

Víctor Decataldo, ex novio de Sarita, será investigado por falso testimonio a favor del violador Alperovich

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Acceso a la Justicia

José Alperovich (69) nunca miró al frente. Presionó, con fuerza, una medalla que le regaló un rabino. Sus hijos lo secundaron todo el día, buscaron protegerlo de las cámaras, del resultado. Pero quien fuera tres veces gobernador de Tucumán se fue preso de la sala de audiencias donde el juez Juan Ramos Padilla lo condenó a 16 años de pena por nueve hechos de abuso sexual (tres en tentativa) y a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

Además, ordenó que tres testigos sean investigados por falso testimonio: para la fiscalía mintieron para proteger “a su patrón”. También enviaron a revisión del Ministerio de Salud a dos psicólogas peritos de parte, Liliana Sedler y Paula Sánchez Ayala, para que se investigue su actuación en informes realizados que tuvieron como objetivo desacreditar a la víctima y cuestionar su relato. Uno de sus informes tenía párrafos “copiados y pegados” del descargo presentado por la defensa, argumentaron en la parte acusadora.

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La espera fue de cinco años desde que se presentó la denuncia y tras cuatro meses y medio de juicio, unos 80 testigos y la clara intención de acusar a la víctima de ser parte de “un complot político para destruir la carrera de Alperovich”, también de “extorsión” y de “venganza”. Ramos Padilla ordenó la detención del legislador con la declaración más abultada del Congreso en 2021, cuando todavía era senador nacional.

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“Este veredicto significa que la justicia creyó en la denunciante y eso es suficiente para ella”, dijo Milagro Mariona, periodista y vocera de M. F. L., la víctima.

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La joven, que tenía 27 años cuando se cometieron los abusos, entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018, cumplió tareas de secretaria por 18 meses dentro del espacio de Alperovich en la campaña en la que buscaba recuperar la gobernación de Tucumán en 2019. Pero es además la sobrina del condenado, hija de un primo hermano del ahora detenido.

Más temprano, Alperovich tuvo la oportunidad de decir sus últimas palabras antes del fallo pero decidió no hacerlo. “No voy a hacer uso de la palabra, señor juez”, dijo y sorprendió al no volver a hablar en el último momento del juicio.

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“Cuando preguntaban dónde estábamos las feministas, estábamos acá, siempre acompañando a la denunciante”, aseguró Milagro Mariona a la salida. Alperovich fue trasladado a una comisaría porteña para luego ser derivado a una cárcel federal, al menos hasta que su defensa solicite la excarcelación.

La esposa de Alperovich, Beatriz Rojkés de Alperovich (68), nunca se presentó a acompañarlo en las audiencias como lo hicieron sus cuatro hijos, pero este martes se conectó por videollamada para conocer el destino de su marido.

La víctima también escuchó la decisión de Ramos Padilla desde Tucumán, donde tuvo un bebé hace poco más de dos meses.

Sus abogados, Pablo Rovatti y Carolina Cymerman, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación (DGN) emitieron un comunicado donde destacaron la condena contra Alperovich.

“Luego de cinco años desde que denunció los abusos y después de haber sufrido una campaña de deslegitimación de su palabra, pudo obtener lo que siempre ha buscado, que no es cargos, ni fama, sino su sanación a través de la Justicia, como nos dijo en la primera audiencia de este juicio donde brindó su testimonio durante horas”.

“Pero además de lo que esta sentencia significa para MFL, creemos que el mensaje que la condena expresa es importantísimo en términos más generales. Este es un hito más en la lucha de las víctimas de violencia sexual contra la impunidad de los más poderosos, y nos parece que, como tal, promueve el acceso a la justicia para muchas víctimas que callan por temor no ser creídas o porque piensan que no vale la pena denunciar. Esta condena nos recuerda que la ley se aplica para todos, que la palabra de la víctima cuenta y que la violencia de género es severamente sancionada”, destacaron.

Recién el 16 de agosto estarán disponibles los fundamentos del veredicto de Ramos Padilla y sus defensores, Agusto Garrido -del estudio del ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona, que renunció a la defensa de Alperovich al asumir en diciembre de 2023- y Mercedes Rodríguez Goyena, podrán apelar a la Cámara de Casación.

Cuatro años y medio pasaron desde que el caso irrumpió en la política nacional. Con un mensaje desgarrador, una mujer hacía una acusación gravísima: había sido víctima -contaba- de múltiples abusos sexuales en Tucumán y Buenos Aires.

El ahora condenado para ese entonces era senador y nunca renunció a su cargo ni su espacio político se lo exigió. Cumplió sus cuatro años de mandato popular para hacer uso de sus fueros e intentó por todos los medios que la causa tramitara en Tucumán, cuna de su poder.

De acuerdo a la denuncia que ahora la Justicia convalidó, los abusos ocurrieron en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires, cuando Alperovich y la víctima, de la que se preserva su identidad para resguardarla, viajaban para cumplir sus labores en el Congreso Nacional.

Por eso, con la intervención de la Fiscalía Especializada en Violencia contra las Mujeres, a cargo de Mariela Labozzetta, y el fiscal Santiago Vismara, la causa pudo salir de la provincia y se desarrolló en la Justicia nacional.

El juicio empezó el 5 de febrero y pasaron docenas de testigos en audiencias semanales. Declaró Alperovich, durante más de ocho horas, también su hija Sara y todo el equipo de campaña que estaba en la “mesa chica” de la que participaba la denunciante y el imputado.

“Yo no abusé de ella, eso es una mentira. Yo soy un hombre de 70 años”, sostuvo sobre la denuncia de la mujer, que es hija de un primo hermano suyo. “Son títulos que se ponen, dicen que es mi sobrina pero ella nunca me dijo tío y yo nunca le dije sobrina”, añadió.

El fiscal Abraldes había pedido la pena de 16 años y 6 meses de prisión para Alperovich al considerarlo autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual -tres de ellos en grado de tentativa y seis sucesos de violencia sexual agravada-.

La querella reclamó 22 años de cárcel para Alperovich y que, en caso de ser condenado, se vaya detenido del Tribunal Oral N° 29, en la calle Paraguay al 1500, sin esperar que la condena quede firme.

Abraldes coincidió en este pedido y fue por más: solicitó la prisión preventiva y custodia policial para evitar riesgo de fuga, al considerar que Alperovich tiene el dinero, el poder y los recursos para fugarse y evadir la condena. Ramos Padilla accedió a la custodia policial, que lo acompañó hasta este martes. Ahora, directamente quedó preso.

El ex gobernador siguió el juicio por videollamada. Sólo se presentó al inicio -el 5 de febrero- y a las últimas audiencias.

Se conectó desde su casa, donde fumaba, conversaba con personas detrás de la cámara, tomaba café y evitaba hacer gestos.

Su defensa fue contundente: durante el alegato de cierre, en el que pidió la absolución, ocupó gran parte de las nueve horas en “denostar a la víctima”, en palabras de los querellantes.

Garrido planteó la idea de un complot en contra de su defendido, de una venganza porque la denunciante no había tenido un lugar en la lista de candidatos, de una extorsión millonaria y hasta deslizó la idea de que tuvieron relaciones consentidas, algo que Alperovich negó rotundamente.

Ninguna de esas especulaciones quedó clara o probada durante el juicio y, aunque Alperovich no tenía obligación de hacerlo, basó en eso su defensa.

Ahora la Justicia deberá investigar por falso testimonio a Manuel Frías, mozo de Alperovich durante la campaña electoral de 2017-2019, periodo durante el cual una joven de entonces 27 años denunció que ocurrían los abusos sexuales.

Lo mismo ocurrió con Víctor Hugo Decataldo, un empresario de transportes que terminó en pareja con Sara, la hija de Alperovich, y con David Cayatta, ex custodio y chofer de Alperovich.

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