La quinta jornada del juicio oral contra Miguel “Miguelón” Figueroa por el doble crimen de Villa 9 de Julio, estuvo marcada por una nueva denuncia de amenazas, efectuada por una testigo, contra el hombre que el lunes se sentó en el banquillo de los acusados por primera vez, tras haber permanecido prófugo por casi dos años.
La mujer, quien actúa como querellante en la causa, se puso de pie aseguró que “Abel Figueroa nos dijo que si llegaban a condenar a su hermano habría otro 18 de diciembre de 2020”. La alusión es al día en que la calle Blas Parera al 500 presenció el ataque en el qie perdieron la vida Gabriel Amaya, Leonardo Sepúlveda y resultaron heridos un menor de 12 años, Maximiliano Limdón y Franco Galván.
La testigo, quien es además querellante y cuyo nombre se mantiene en reserva para preservar la identidad del adolescente baleado, evidenciando el miedo en sus gestos, le contó a los jueces María Alejandra Balcázar, Eduardo González y Sebastián Norniella Parache que “una persona conocida se nos acercó para contarnos lo que estaban planeando. Esto ya lo vivimos, después de que mataran a Gonzalo Figueroa, pasó lo mismo. En el barrio se decía que vendrían a buscarnos para matarnos. Y eso es lo que realmente hicieron en diciembre de 2020. Por eso tenemos miedo de que pase lo mismo”, enfatizó.
El nombre de Abel Figueroa no es desconocido. El sobreviviente Limdón lo señaló como uno de los tres acompañantes de “Miguelón” en el mortal ataque. El defensor del acusado Macario Santamarina negó esa posibilidad al asegurar que el señalado Julio Abel Figueroa estaba internado después de haber sido herido en el tiroteo en el que perdió la vida Gonzalo Figueroa y en el que, según la teoría del caso, se originó el cruento plan de venganza.
Sin embargo, en la audiencia del jueves, los familiares de la víctima advirtieron que el testigo era Sebastián Abel Figueroa, el otro hermano del acusado, que fue el señalado por realizar amenazas.
La testigo relató también, ya ante los micrófonos de la prensa, lo que sucedió a partir de ese convulsionado diciembre de 2020. “Una cosa es contarlo y otra, vivirlo. Tenemos muchísimo miedo porque sabemos que siempre pasa lo mismo. Comenzaban los rumores y luego alguien de nuestra familia se moría”, aseguró.
“Le pedí a la jueza que tuviera en cuenta esta situación. No podemos ir a hacer una denuncia porque no tenemos los elementos necesarios, pero no se puede dejar de tener en cuenta todos los antecededentes”, agregó.
“Esto es increíble. No hay ningún elemento que permita que esta denuncia sea cierta. No tengo dudas de que esa amenaza no existe”, explicó Santamarina, defensor de “Miguelón”.
Balcázar, presidente del tribunal, ordenó al fiscal Carlos Sale que tomara medidas para proteger a la mujer. “No voy a decir lo que no es: desde hace varios días que contamos con una custodia policial, pero la jueza nos prometió que se reforzaría la presencia de efectivos en nuestras casas”, señaló la querellante.
Los ataques intimidatorios fueron una constante durante todo el proceso. “Miguelón” fue apuntado como el autor de las amenazas en contra de testigos y de los fiscales Sale e Ignacio López Bustos. El Ministerio Público Fiscal solicitó la suspensión del debate, pero después de que el gobernador Osvaldo Jaldo interviniera en la polémica, el Colegio de Jueces y Juezas rechazaron el planteo al confirmar que la Policía había organizado un importante operativo de seguridad.
Figueroa es trasladado a Tribunales todos los días con una importante custodia y antes del amanecer ya se encuentra en los calabozos del edificio del fuero penal. Antes de que comience cada audiencia, personal de la Brigada de Explosivos de la Policía revisa la sala para descartar la existencia de una bomba en el lugar. Por último, al menos cinco efectivos del Servicio Penitenciario se encargan de custodiar al imputado de manera permanente.
El segundo ataque intimidatorio se conoció el jueves. Limdon, quien permanece detenido tras recibir una condena por robo, señaló que sus compañeros de calabozo le habían advertido que “Miguelón” ofrecía dinero y droga a la persona que lo apuñalaran. “Señora juez lo único que pretendo es vivir en paz. Antes no podía salir de la casa y ahora, no estoy tranquilo en el calabozo”, señaló.
“No nos quedó otra que acudir a la jueza para que nos escuche. Si llegábamos a ir a una comisaría no nos querrían tomar ninguna denuncia porque nos pedirán pruebas”, explicó la mujer.
La testigo y querellante, flanqueada por sus representantes Claudia Longo y Teresita Mendilaharzu, dijo que no le resultó sencillo estar en el juicio. “Han pasado muchas cosas en estas jornadas. Es sumamente incómodo compartir un lugar con una persona que te clava la mirada permanentemente o se ríe cada vez que escucha algo que es doloroso para nosotros. Pero no me queda otra que estar ahí para que haya Justicia”, señaló la progenitora del menor baleado en el cruento ataque.
Ella asegura que confía en que el tribunal acabara por condenar a “Miguelón”, pero siente que ni con una dura pena podrá vivir en paz. “Ahora estamos tranquilos porque tenemos custodia policial en nuestras casas. Pero sabemos que no será para siempre y tenemos miedo que busquen vengarse en algún momento”, concluyó.