Sergio Massa abrió al diálogo con el kirchnerismo formalmente y con un reloj de arena en las manos. Lo hizo pocas horas después de anunciar en el Congreso Nacional del Frente Renovador que buscaría armar una coalición más amplia sin poner limitaciones en los acuerdos. Su decisión fue clara. Rompió las barreras de Alternativa Federal para intentar un acuerdo con Unidad Ciudadana y conformar un frente compacto que asegure la victoria frente a Mauricio Macri.
Siete días después del anuncio, y a una semana de la fecha límite para presentar alianzas electorales, la negociación está estancada. Por el momento no hay acuerdo en cómo llevar adelante la alianza que posibilite la inclusión del Frente Renovador dentro del espacio que tiene a Cristina Kirchner como líder indiscutida. No hay coincidencias por los lugares en los que cada uno quedará en la estructura electoral. Pero hay voluntad de ambas partes de poder concretarlo.
Si bien las conversaciones estaban latentes desde hace largos meses, la decisión de Massa de buscar un acuerdo llegó en la etapa de definiciones y cuando Unidad Ciudadana ya había anunciado las candidaturas presidenciales y para gobernador de la provincia. Ese contexto es un limitante dentro de las negociaciones que hay para acercar posiciones.
Desde el kirchnerismo le aseguraron a Infobae que el líder del Frente Renovador pide ser el candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, y que sus diputados nacionales y provinciales queden dentro del diseño en las listas de candidatos. El problema es que el casillero está ocupado. Alberto Fernández y Cristina Kirchner bendijeron la fórmula Axel Kicillof – Verónica Magario con el respaldo de los intendentes y el visto bueno de La Cámpora.
“No hay posibilidades de que Massa ocupe la gobernación. Esa fórmula está cerrada”, aseguró un dirigente de confianza de Alberto Fernández. En el búnker del candidato presidencial están convencidos de que el sillón principal de la Casa de Gobierno bonaerense no es una moneda de cambio en la negociación.
En la cúpula K respaldan la candidatura del ex ministro de Economía. Advierten que es “una cara nueva” y que la fórmula con la intendenta de La Matanza contiene al voto kirchnerista y peronista. Además, Kicillof cumple con el mayor requisito en tiempo de elecciones: mide bien en las encuestas.
La potencia de la fórmula liderada por Kicillof inquieta a María Eugenia Vidal, quien empezó a negociar con el peronismo federal la posibilidad de colgar su boleta de la candidatura que quede en pie en la tercera vía. La gobernadora apunta a lograr un acuerdo con Massa, Pichetto y Urtubey. Esa sola movida deja expuesta la preocupación que existe en el gobierno bonaerense ante un posible triunfo del economista K.
Massa descartó la posibilidad de llegar a un acuerdo con la gobernadora bonaerense.Desmintió una reunión con ella en la tarde del martes cuando habían florecido versiones de un encuentro para acordar que Vidal cuelgue la lista bonaerense de su candidatura presidencial. Pocas horas después, el líder del Frente Renovador desmintió otro encuentro. Esta vez con el presidente del PJ Nacional, José Luis Gioja. Sin embargo, dijo que trabaja para cumplir con el mandato del Frente Renovador: sellar una alianza con el kirchnerismo.
En lo que respecta a los rumores por un posible acuerdo para que Massa ocupe el lugar actual de Kicillof, si el ex ministro de Economía tuviera que correrse de la candidatura para beneficiar una estrategia aprobada por Cristina Kirchner, lo haría sin oponer resistencia. Claro está que no sería de su agrado, pero desde el inicio de la carrera electoral está dispuesto a jugar en forma orgánica.
Hasta el momento, Kicillof tiene el respaldo absoluto de la dupla Fernández, de Máximo Kirchner y de los intendentes bonaerenses. Es, frente a esos ojos, el mejor candidato para lograr el regreso del peronismo a la conducción de la provincia.
La gobernación bonaerense nunca estuvo entre las prioridades de Massa. La provincia le parece un territorio inviable para gobernar y que está supeditado al dinero que baja en cascada desde el gobierno nacional. Sin embargo, en el último tiempo entró en consideración. Ya no lo descarta como lo ha hecho siempre a lo largo de los años y cada vez que se lo vinculó con la posibilidad de competir por ese lugar.
“Se pasó 72 horas para definir”, reflexionó un dirigente cercano al ex jefe de Gabinete y actual candidato presidencial. Se refirió al tiempo de distancia que hubo entre el anuncio de la candidatura de Kicillof y el Congreso del Frente Renovador, donde Massa brindó una señal de apertura y adelantó que buscaría un acuerdo con toda la oposición.
En el kirchnerismo creen que el giro del tigrense llegó tarde y la demora complicó la negociación. Además, esperan que Massa exprese públicamente que quiere llegar a un acuerdo con ellos. El reclamo tiene que ver con los rumores que existen sobre las posibles conversaciones del ex diputado con Vidal y la desconfianza de la que está impregnada la negociación por la unidad peronista. “Basta de eufemismos. Se necesitan definiciones concretas. ¿Quiere o no un acuerdo?”, sostienen en territorio K.
En el massismo consideran que todavía hay tiempo para avanzar en acuerdos. “Con buena fe y laburo se concreta más o menos rápido. Falta mucho tiempo”, reflexionó en voz alta un dirigente de peso en la mesa de decisiones de Massa. Para avanzar hacen falta reglas de juego. Y, al día de hoy, no están escritas.
En Unidad Ciudadana apuestan a que Massa compita en unas PASO ante la dupla Fernández. Advierten que es el camino que podría tomar el ex legislador. Al tigrense le serviría para quedar dentro del espacio y para acomodar a sus legisladores e intendentes en la nueva coalición. Eventualmente, podría negociar un lugar en un futuro gobierno.
Hipótesis de este estilo se conversan con asiduidad puertas adentro del mundo K. Massa tiene la voluntad de concretar una alianza para formar una coalición amplia. El kirchnerismo cree que si suman al ex intendente, la victoria en las elecciones quedará sellada de antemano. “La pelota la tiene Massa”, afirmaron en el comando de campaña de la fórmula Fernández-Fernández. Faltan decisiones. Sobran especulaciones.