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LA NUEVA GRIETA: CRISTINA VA POR EL PERONISMO DURO

Las internas entre el peronismo duro y el kirchnerismo están al rojo vivo

Cristina Y Máximo Kirchner
Cristina y Máximo Kirchner
Descacharreo

Dicen que la clave del burro a la hora de lograr su cometido pasa por insistir. Es ese sabio refrán popular del que se vale Cristina Kirchner para lograr de una vez consagrar su famoso “vamos por todo” en este 2021, un año clave por lo que se juega a nivel electoral. En ese marco, a la vicepresidenta le preocupa lo que pueda hacer la oposición, pero también le ocupa lo que pueda hacer el peronismo duro y tradicional para resistir el embiste del kirchnerismo.

En este escenario, una cosa es segura: más tarde o más temprano, Máximo Kirchner será ungido presidente del peronismo bonaerense. Y no se dará por una pelea interna real para conseguirlo, más allá de que fue evidente el malestar de un puñado de intendentes del conurbano que son los conductores tradicionales del partido en esa provincia. Esto significa que se trata de una nueva capitulación de los intendentes peronistas ante el kirchnerismo.

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Y es que a nadie le sorprende que tanto Cristina Kirchner como su hijo, han renegado históricamente en privado del peronismo tradicional, del que han amenazado distanciarse mil veces, pero frente al que terminan, siempre, rendidos y uniéndose. Pero esta vez, el kirchnerismo pretende ser el vencedor de esta interna informal y Máximo Kirchner claramente tomó nota de aquel escenario.

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Es por ello que propone ahora un auto giro político avanzando en persona hacia el control del PJ provincial. Y el peronismo duro que intentó en un principio resistirse, parece que terminará agachando la cabeza para entregarse mansamente al kirchnerismo, ya que hay que pensar con la lógica municipalista de los intendentes para entender el actual respaldo forzado al hijo de la vicepresidenta de parte de la mayoría de ellos.

Cálculos políticos de pago chico suelen guiar sus decisiones estratégicas. La eterna amenaza kirchnerista de armar listas contrarias a los oficialismos peronistas locales funciona con éxito. Un jefe comunal hace lo posible, siempre, para mantener números cómodos en el concejo deliberante de la ciudad que gobierna. Y es que la apuesta de Máximo Kirchner sería erigirse como el ganador de las próximas elecciones.

En definitiva, Máximo parece tener un objetivo estratégico y generacional, es decir, jubilar a los actuales caciques del peronismo provincial. Todo el tironeo, en definitiva, es por la confección de las listas de candidatos de este año: legisladores provinciales, nacionales, concejales, es por ello que él quiere ser el dueño de la lapicera. Hasta se especula con que renuncie a su banca de diputado y se presente encabezando la lista del peronismo bonaerense.

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Pero las internas no se limitan sólo a la provincia de Buenos Aires. Y es que por primera vez los gobernadores han dejado aislado al presidente Alberto Fernández. Esto quedó en evidencia luego de que el mandatario amagara con implementar un toque de queda nocturno ante la suba de contagios por coronavirus. Pero, ¿Por qué de la noche a la mañana esa posibilidad se desvaneció como si nunca hubiera estado en consideración?

Resulta que el presidente intentó restablecer la cuarentena en su formato más severo. Pero un coro de jefes provinciales le contestó: “Si querés cancelar actividades y encerrar de nuevo a la gente, mandá vos las fuerzas federales. Nosotros no podemos”. En realidad, el verdadero malestar pasa porque Alberto Fernández no logró cumplir una promesa no escrita a los gobernadores peronistas cuando ganó las elecciones: desembarazarse de Cristina Kirchner.

Uno de los que creyó esto posible fue el propio Juan Manzur, quien fue uno de los que más fuerza hizo al respecto y que por eso ahora está en la mira de Cristina Kirchner a la hora del armado de las listas de candidatos oficialistas a competir en las legislativas de este año. Es por ello que desde este medio anticipamos que el deseo de la vicepresidenta es que Beatriz Alperovich encabece la lista de senadores nacionales por Tucumán.

No es casualidad que Manzur haya comenzado una guerra fría con Osvaldo Jaldo por el poder, luego de que vio frustrarse la posibilidad de que se creara a nivel nacional el “albertismo”. Y es que el gobernador soñaba con ocupar un cargo importante luego de dejar el poder en el 2023. Visto y considerando que Fernández no podrá jamás desligarse de Cristina, es que decidió luchar por seguir en el Poder Ejecutivo de Tucumán “a como dé lugar”.

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